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Israel acelera la construcción de vallas de seguridad para aislar las zonas palestinas

El primer ministro impulsa una barrera con Jordania. Herzog pide el cierre del muro en Cisjordania

Juan Carlos Sanz
Benjamín Netanyahu visita la nueva valla en la frontera con Jordania
Benjamín Netanyahu visita la nueva valla en la frontera con Jordania Marc Israel Sellem (AP)

Muros y vallas forman parte del paisaje que divide a israelíes y palestinos en Cisjordania y Gaza, incluso en Jerusalén. Ahora se cercará también todo el territorio nacional. El primer ministro, Benjamín Netanyahu, visitó el martes las obras de una cerca con Jordania, única frontera pendiente de sellar tras las de Líbano, Siria o Egipto. “Es para defendernos de depredadores”, dijo. El líder de la oposición, el laborista Isaac Herzog, abogó este miércoles ante la prensa internacional por “completar lo antes posible las barreras de separación con los palestinos”.

Después de cuatro meses de violencia —“una Intifada”, según el dirigente socialdemócrata— que se han cobrado cerca de 200 muertos —166 palestinos (dos terceras partes considerados atacantes), 26 israelíes y 2 extranjeros—, Netanyahu y Herzog parecen competir en una carrera por erigir barreras ante las amenazas para poner fin a la inquietud de los ciudadanos.

El líder laborista se vio criticado inicialmente desde sus propias filas por asumir el discurso de la derecha israelí, que tradicionalmente da primacía a la seguridad frente a la negociación, y por aparcar la solución de los dos Estados. El último intento internacional de mediación entre israelíes y palestinos fracasó en abril de 2014.

Pero el pasado domingo el Partido Laborista avaló su plan para completar la separación con Cisjordania y con 28 núcleos palestinos de Jerusalén Este, dejando del lado israelí los grandes asentamientos de colonias judías. El Ejército seguiría controlando la seguridad del lado palestino, según la propuesta de Herzog, que a cambio ofrece más competencias a la Autoridad Palestina y se muestra dispuesto a un intercambio de territorios para fijar las fronteras tras la negociación definitiva, a la que no puso fecha. “La paz no está a la vuelta de la esquina”, advirtió, “y un acuerdo ahora mismo es imposible”.

“En la región en la que vivimos, tenemos que protegernos de las bestias salvajes”, advierte Netanyahu

El primer ministro ha preferido mostrarse ante sus ciudadanos en la frontera con Jordania, escoltado por los generales del Estado Mayor con el fusil en bandolera. “En la región en la que vivimos, tenemos que protegernos de las bestias salvajes”, ironizó ante las cámaras de televisión. El presidente de la Comisión de Defensa y Asuntos Exteriores de la Knesset, Tzahi Hanegbi, fue mucho más explícito en la Radio del Ejército: “En Jordania ya están operando elementos favorables al Estado Islámico, tenemos que prevenir cualquier penetración”.

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Mientras tanto, Netanyahu se ha mostrado esquivo respecto al cierre definitivo de la barrera con los palestinos. Sus socios de coalición de Hogar Judío, partido mayoritario entre los 600.000 colonos israelíes instalados en Cisjordania y Jerusalén Este a partir de la ocupación tras la guerra de 1967, no aceptan que la separación ponga límite a la expansión de los asentamientos. El trazado de nuevos muros y vallas al sur de Jerusalén exigiría además la expropiación masiva de tierras palestinas, lo que desataría los reproches desde la comunidad internacional.

“A nadie le gustan las barreras. Pero completarlas servirá para salvar vidas y nos convertirá a nosotros y a los palestinos en mejores vecinos”, defendió su tesis el líder laborista ante los corresponsales extranjeros. “Se evitarán los ataques hasta que se calme la situación, y contribuirá a preservar la solución de los dos Estados para el futuro”, argumentó, antes de puntualizar que no se trataría de “las fronteras definitivas” con Palestina.

Herzog acusa a Netanyahu de levantar muros en la frontera oriental este del país —proyecto que él mismo respalda— mientras se niega a enfrentarse a una separación física con Palestina. Para completar su propuesta, plantea impulsar una conferencia de seguridad internacional en la que participen países árabes moderados. No solo Jordania y Egipto, los únicos que mantienen relaciones con Israel, sino Arabia Saudí, las monarquías del Golfo e incluso Marruecos.

Mientras el primer ministro y el líder de la oposición pugnan sobre cercas y lindes, el secretario general de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), Saeb Erekat, condena la construcción de nuevos muros. El jefe del equipo negociador palestino ha afirmado: “Levantar vallas significa vivir según la ley de la jungla”. Erekat asegura que el discurso del primer ministro israelí recuerda al de los dirigentes del apartheid en Sudáfrica, que crearon el modelo de bantustanes como reductos para negros, a los que no dudaban en calificar de “bestias”.

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Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

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