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El Papa que adora a Caravaggio ante México, el país de los claroscuros

Figuras de la cultura opinan sobre la visita de Bergoglio Hay optimistas con razones. Y pesimistas con razones

Pablo de Llano Neira
'La incredulidad de Santo Tomás', obra de Caravaggio (1602).
'La incredulidad de Santo Tomás', obra de Caravaggio (1602).

El Papa que adora a Caravaggio se acerca al país de los claroscuros, y en una consulta entre figuras de la cultura mexicana afloran deseos de que su visita sirva para alumbrar rincones de sombra. “Es una ocasión para enfocar nuestros problemas, como la desaparición de los estudiantes de Ayotzinapa o la corrupción endémica”, opina el músico Camilo Lara, ateo convencido y experto remezclador de electrónica con ritmos populares. Dice Lara que si le encargasen hacer de dj para recibir a Francisco, pondría la misma canción que se puso de moda en 1979 con la primera visita de Juan Pablo II, Amigo, de Roberto Carlos, pero sin bases electrónicas: “Es tan buena que sólo le daría a play”.

Bilbao: "México necesita a alguien que le toque los puntos débiles"

Si bien cabe esperar que el Papa argentino no deje un impacto tan grande en el imaginario popular como Wojtyla, cuyo rostro llegó a estamparse en este país hasta en las bolsas de patatas fritas, se confía en que su contribución crítica sea de alcance: “Es muy bonito que te pinten una realidad que no existe, pero lo que necesitamos en México es alguien que nos toque los puntos débiles”, dice la arquitecta Tatiana Bilbao, que destaca el hecho de que Jorge Mario Bergoglio haya incluido en su ruta a Ciudad Juárez, “un lugar en el que se concentran todas las realidades del país: migración, desigualdad, violencia, feminicidio y droga”.

Loaeza: "El Papa es aire fresco para la tristeza perenne de México"

“El Papa es aire fresco para la tristeza perenne de México”, afirma la escritora y periodista Guadalupe Loaeza. “Viene a darnos ánimos en un momento en el que estamos de capa caída por la economía, por el dólar, por los desaparecidos, abrumados de malas noticias. Todo esto nos está doliendo mucho, y para un país católico como el nuestro, sólo escucharlo, a un Papa tan natural, tan espontáneo como él, que habla castellano, al que le gusta el fútbol y que incluso ha mencionado el tequila, todo eso, por más que en México no haya un gusto especial por los argentinos, será fundamental. Porque Francisco, además, dice cosas que a todos nos conciernen”. El guiño etílico al que refiere ocurrió en enero en Roma, cuando un mexicano dijo al paso del Papa, “¡Te esperamos en México!”, y el Santo Padre de Buenos Aires improvisó: “¿Con tequila o sin tequila?”.

Boone: "Será una verbena, no una invitación a la reflexión"
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Con o sin él, también hay, por supuesto, escepticismo. Como el de Felipe Ehrenberg, un artista de largo recorrido y con huesos de calavera tatuados sobre la mano izquierda, que dice: “Yo viajo a diario en transporte público, trayectos largos, rutina multitudinaria, y confieso que no he oído ni un mínimo susurro de expectativa ante la visita del prelado. Si esto tiene algún significado para la cultura mexicana será acaso por el bombardeo propagandístico”. A Ehrenberg le escuece especialmente que una comisión cultural de la Iglesia mexicana haya organizado en las mismas fechas de la visita papal una exposición de Yoko Ono. “Es un dato que no me parece coincidencial. Ambas celebridades lanzan el mismo pregón de amor y paz, tan sobado en los años sesenta y tan vacuo”.

Ehrenberg: "El Papa trae el mismo pregón que Yoko Ono: paz y amor..."

Criado en la fe católica, pero distanciado de ella desde hace tiempo, el joven poeta Luis Jorge Boone tampoco ve alicientes en la llegada de Francisco: “No comparto el fervor por la visita del líder de una organización que tiene tantas zonas oscuras. El abuso infantil, sus riquezas inmensas, la discriminación y la condenación de la diferencia. Veo que la visita se toma como una verbena, pero no como una invitación a la reflexión. México es un país creyente, y la fe no excluye la acción, pero me parece que es fácil perderse en el laberinto de las buenas intenciones”. A las esquinas sombrías también apunta la escritora Margo Glantz: “Francisco no se va a meter con el tema de Ayotzinapa y eludirá el problema de la pederastia. Me parece que se lava las manos. Creí que era un Papa más interesante”.

Glantz: "Francisco eludirá los problemas. Va a lavarse las manos"

Quién sí defiende la relevancia del acontecimiento es el ensayista Sergio González Rodríguez, autor de la Biblia periodística sobre los asesinatos de mujeres en Ciudad Juárez, Huesos en el desierto. “Esto tiene importancia por dos razones: en primer lugar, porque cerca de 90 millones de mexicanos son católicos; en segundo lugar, porque Francisco encarna una postura crítica respecto de los excesos del modelo económico y político vigente en el mundo actual, algo significativo para un país como México. Contra la propaganda triunfal del Gobierno, la visita de este Papa implica la posibilidad de un discurso disidente y solidario con las tribulaciones de los mexicanos”.

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