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Jóvenes marroquíes se hacen pasar por sirios para llegar a Alemania

Cientos de rifeños comenzaron a viajar a Europa desde septiembre a través de Turquía

Francisco Peregil
Mohamed Abdelmalki, de 21 años, posa con la foto de su amigo Ilias Mazyani, de 19, quien murió el 3 de diciembre en la frontera de Grecia con Macedonia
Mohamed Abdelmalki, de 21 años, posa con la foto de su amigo Ilias Mazyani, de 19, quien murió el 3 de diciembre en la frontera de Grecia con MacedoniaFRANCISCO PEREGIL

Ilias Mazyani, de 19 años, se sentaba todas las tardes en el café de Al Bustán con su amigo Mohamed Abdelmalki, de 21. Hablaban siempre de lo mismo: de irse a Alemania pasando por Turquía, haciéndose pasar por refugiados sirios. Después del último verano, muchos jóvenes de Nador lo habían conseguido. La mayoría habían nacido en el pueblo de ellos, Zgangán, a siete kilómetros de Nador y a unos veinte minutos en coche de la frontera con Melilla. Circulaban por el pueblo planos del viaje con las instrucciones para llegar a Europa. Solo había que pagar unos 800 euros por el billete de ida y vuelta desde Casablanca a Estambul. Para viajar a Turquía los marroquíes no necesitan visado.

Una vez en Turquía había que deshacerse del pasaporte marroquí, comprar un carné sirio por unos 60 euros, pagarle a la mafia que se dedica a transportar refugiados hacia Grecia y hacerse pasar por sirio. A unos les salía el trayecto por el equivalente a 1.000 y a otros por 3.000. Las agencias de viajes empezaron a subir el precio de los vuelos a Estambul a medida que aumentó la demanda y las mafias también hicieron lo mismo.

En septiembre partieron muchos jóvenes de Zgangán. No hay cifras oficiales. Pero la mayoría de las fuentes consultadas hablan de más de mil en un pueblo de apenas 30.000 habitantes. Algunos se hicieron vídeos durante el trayecto y comenzaron a difundirlas en Facebook. Iban a Alemania porque la mayoría de la gente en Zgangán tienen familias allí desde hace varias décadas. Mazyani y Abdelmalki probaron suerte junto a otro amigo el 17 de noviembre.

“Llegamos hasta la frontera de Grecia con Macedonia”, relata Abdelmalki. “Pero ya no había manera de cruzarla. Lo intentamos hasta tres veces. Ilias me dijo que lo iba a probar una cuarta vez antes de renunciar. Y al intentar pasar la valla quedó electrocutado”. Su familia aún espera recibir los restos de Ilias, que se encuentran en Grecia.

El éxodo de jóvenes se ha extendido a otras zonas. El medio digital Le Desk asegura que en la ciudad de Safi (unos 600.000 habitantes) hay barrios como Hay Oued El Bacha o Derb Moulay El Hassan que han registrado “salidas masivas en los últimos meses”. “Desde la región de Nador han salido al menos más de mil jóvenes desde el pasado verano. Este fue el primer lugar del país desde donde comenzaron a irse”, señala Omar Naji, presidente en Nador de la Asociación Marroquí de Derechos Humanos (AMDH).

“Desde el año 2.000 el Estado empezó a hablar de grandes planes y proyectos de infraestructura para Nador”, comenta Naji. “Pero después de 15 años el resultado está aquí: no se ha hecho nada. El desarrollo del turismo del que se habló nunca ha llegado; el trabajo, tampoco. El propio rey dijo en uno de sus discursos que no ha visto el resultado de todos los proyectos que inauguró. El empresario más grande de Nador es Melilla. El contrabando sigue siendo la principal industria”.

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“¿Por qué los medios oficiales han silenciado este flujo masivo de emigrantes irregulares?”, se pregunta Omar Naji. “¿Por qué las autoridades no han hecho nada para frenarlo? El embajador marroquí en Grecia no ha dicho nada sobre los compatriotas que están allí sufriendo. Esa pasividad no es neutral. El Estado saca un beneficio político y económico. Primero, porque se quita de en medio a mucha gente del Rif, una zona que tradicionalmente ha tenido una postura crítica con el Estado. Y segundo porque esos parados, unas vez que consiguen trabajo en Europa, empiezan a enviar dinero a Marruecos. Las remesas son una de las principales fuentes de ingresos del país”.

Ramsise Bulaiun, director del sitio digital Nadorcity, asegura que desde enero ha bajado mucho el número de salidas. “Pero hasta hace un mes ésa era la conversación de todo el mundo. Nosotros hicimos una investigación hablando con las principales agencias de viajes y dedujimos que en los últimos tres meses han debido salir desde la región de Nador entre 1.500 y 1.800 personas. Hay muchos jóvenes que no se fueron porque no consiguieron reunir los 3.000 euros que cuesta el viaje. Le hemos preguntado a las autoridades por qué no se hace nada para impedir este éxodo y nos han dicho: ‘no hay ninguna ley que nos permita impedir a alguien que viaje como turista a Estambul”.

Bulaiun indica que aún hay pateras que salen de la costa con inmigrantes, a pesar de que Marruecos ha estrechado el cerco contra la inmigración ilegal. “Pero el viaje en patera es mucho más caro, sale por unos 8.000 euros. A veces son pateras cargadas de droga y el inmigrante, además de pagar, tiene que descargar la mercancía”.

En octubre empezaron a difundirse en Internet los primeros vídeos de jóvenes que llegaron a Alemania provenientes de Nador. Se trasladaban en autobús desde Estambul a la ciudad turca de Izmir. Después iban en lanchas hasta la isla griega de Lesbos. Más tarde, en barco hasta Atenas, como refugiados sirios. En total, seis países hasta llegar a Alemania.

El 3 de enero, un cantante de la ciudad, Jouhan Nouri, difundía en Youtube la canción "Carretera a Turquía", donde contaba la peripecia de muchos jóvenes. “Después de publicar esa canción, él mismo hizo la ruta a Turquía y ahora publica en Facebook fotos desde España”, comenta un amigo suyo.

Otro de los vídeos que circula en Internet es el de dos hermanos de Zgangán. “Se fueron sin decírselo a su padre, explica un empleado de una organización humanitaria que prefiere ocultar su nombre. “Pero cuando llegaron a Macedonia tuvieron que pedirle desde allí dinero al padre para seguir el camino. El padre está muy enfadado con ellos. Es agricultor, tiene tierras y ovejas. Dice que se podían haber quedado con él a trabajar en el campo”.

“La mayoría de los que se fueron eran gente parada, pero no pobres”, señala la misma fuente. “Tienen buena ropa, teléfonos de última generación y son capaces de reunir hasta los 3.000 euros que cuesta el viaje. Ven a los marroquíes que llegan de Europa en verano con sus buenos coches y quieren vivir como ellos. El problema es que aquí no hay futuro. Mucha gente trabaja como porteadores en el contrabando de la frontera. Se ganan el equivalente a 10 euros al día y eso es todo”.

Mohamed tiene 39 años, está casado, con dos hijos, y vive en Zgangán. No quiere revelar su apellido, pero cuenta la historia de su hermano de 32 años, que partió en septiembre hacia Alemania. “Desde Alemania se fue a Bélgica, donde vive con una hermana de mi madre. Se fue junto a otros 10 muchachos del pueblo. De momento no ha encontrado trabajo, no tiene nada, pero al menos tiene esperanza. Su objetivo es conseguir los papeles y la única forma de conseguirlo es casarse. A pesar de que vive con nuestra tía nosotros le enviamos dinero desde aquí para que pueda vivir. Así es como se ha hecho siempre en esta tierra. Cuando encuentre trabajo le tocará a él mandarnos dinero”.

Más de 10.000 inmigrantes marroquíes en situación irregular han llegado en solo dos meses a Alemania, según han informado a la agencia fuentes diplomáticas de Alemania en Rabat. Esta oleada ha hecho que la canciller Angela Merkel, a quien en Nador llaman “la tía Merkel”, y Mohamed VI hayan acordado el 27 de enero la repatriación “sin demora” de los inmigrantes irregulares. Suecia también estudia con Marruecos cómo repatriar a 800 menores que llegaron entre 2014 y 2015.

Las restricciones en las fronteras europeas y estos acuerdos de repatriación han logrado frenar el éxodo de jóvenes.

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Sobre la firma

Francisco Peregil
Redactor de la sección Internacional. Comenzó en El País en 1989 y ha desempeñado coberturas en países como Venezuela, Haití, Libia, Irak y Afganistán. Ha sido corresponsal en Buenos Aires para Sudamérica y corresponsal para el Magreb. Es autor de las novelas 'Era tan bella', –mención especial del jurado del Premio Nadal en 2000– y 'Manuela'.

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