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Bevacqua: “Argentina necesita estadísticas serias para ser creíble"

La matemática echada por Kirchner duró dos meses en el nuevo Gobierno

Alejandro Rebossio
Graciela Bevacqua, exdirectora técnica del Instituto de Estadística de Argentina, en su piso de Buenos Aires.
Graciela Bevacqua, exdirectora técnica del Instituto de Estadística de Argentina, en su piso de Buenos Aires.Ricardo Ceppi

Graciela Bevacqua es una profesora de matemática que dirigía el área del índice de precios del consumidor (IPC) de Argentina hasta que el entonces presidente de su país, Néstor Kirchner, la desplazó en 2007 por negarse a subestimar la inflación. A partir de ese año, el kirchnerismo manipuló buena parte de las cifras del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC). El nuevo jefe de Estado argentino, Mauricio Macri, asumió el poder el 10 de diciembre pasado y al día siguiente designó a Bevacqua como directora técnica del INDEC para recuperar la credibilidad de las estadísticas de su país. Ella y el nuevo jefe máximo del instituto, el economista Jorge Todesca, decidieron entonces dejar de publicar números hasta normalizar lo que calificaron de “tierra arrasada”. Pero apenas dos meses después Todesca la desplazó calificándola de “intransigente” y de “encerrarse en una torre de marfil” por resistirse a acortar los plazos para elaborar un nuevo IPC en medio de la presión social por una inflación que ha subido en el inicio del Gobierno de Macri al 30%, según estadísticas privadas y provinciales. En su piso, Bevacqua le responde.

Pregunta. ¿Por qué la desplazaron otra vez?

Respuesta. La decisión de Todesca pasa por no coincidir con los tiempos que lleva hacer un índice de precios. El área del IPC es tierra arrasada: encuestadores sin consignas durante nueve años, sin ningún tipo de supervisión, sin ninguna de las etapas de revisión del índice, sin el sistema informático probado y que se pueda entender fácilmente, con muestras (estadísticas) que dejan mucho que desear. En una consultora (como las que tenían tanto Todesca como Bevacqua hasta diciembre pasado) lo pueden hacer en dos o tres meses o en cinco días, pero el insumo que necesita es el nivel general del índice. En cambio, un instituto de estadística tiene métodos científicos, tiene etapas de revisión, consignas para el levantamiento de precios… son definiciones que llevan tiempo. Un IPC que empieza desde cero en cualquier país normal tarda alrededor de dos años y algo más. Pero nuestra situación es inédita. No hay casos de nueve años de manipulación de un instituto nacional de estadística en el mundo. Somos el ejemplo de lo que no hay que hacer. La comunidad estadística internacional nos sugirió hacer el IPC en 12 o 13 meses. Yo estimé ocho meses… Como mínimo, seis. Entendí desde un principio que la urgencia de tener estadísticas y los tiempos políticos no van por el mismo camino, pero creía que valía la pena el esfuerzo de anticipar el índice. De todas maneras, había alternativas: nuestra propuesta fue que usáramos los IPC de la ciudad de Buenos Aires y la provincia de San Luis, que llevan metodologías similares a las que se dejaron de usar en 2006, como referentes hasta que tuviéramos nuestro IPC.

P. ¿Qué consecuencias tendrá hacerlo en menos meses?

R. No sé lo que están pensando, pero en dos meses (de preparación) es imposible tener un índice serio, creíble y con las recomendaciones técnicas mínimas que pueda requerir la OIT (Organización Internacional del Trabajo) o Naciones Unidas. Para el mundo estadístico, ocho meses es un corto plazo. Para el mundo de la política, quizás sea muy tarde.

P. ¿Cómo se siente después de que dos gobiernos la desplazaran?

R. En el primer desplazamiento, el objetivo estaba súperclaro: querían un índice que diera casi 0%. Es lo me lo transmitió (el entonces secretario de Comercio Interior, Guillermo) Moreno. Cuando me echaron, mi jefa me dijo: Kirchner quiere tu cabeza. La diferencia entre ese momento y este es que quien me desplaza ahora es Todesca. Yo sostengo que hubo malentendidos entre Todesca y el resto del Gobierno o que no supe comunicarme con Todesca. En algún momento Todesca me prohibió comunicarme con el ministro de Economía. La presión para el acortamiento de plazos (para elaborar el IPC) estaba, no hay ninguna duda, en la sociedad, los medios… Nos olvidamos que nos pasamos nueve años sin índice.

P. ¿Pero cree que también Macri quiere manipular las estadísticas como Kirchner?

R. Dudo de eso. Nunca fue el objetivo. Desde el Gobierno siempre me transmitieron que querían la verdad, no importa lo que diera la estadística de pobreza o la del comercio exterior. Pero el llevar al extremo de querer hacer algo rápidamente sin pasar por los pasos que requiere un índice de precios en cualquier oficina de estadística llevará a que no sea creíble.

P. Usted había reincorporado otros técnicos desplazados del INDEC por los Kirchner…

R. Yo elegí a todos los directores técnicos, excepto uno. Muchos de ellos son expertos que habían quedado desplazados. Otros que se fueron. Me costó mucho convencerlos de volver. Algunos estaban jubilados, otros estaban seguros en su trabajo nuevo y volvieron al INDEC pese a ganar un menor salario, pero por el compromiso por devolver la credibilidad a la estadística pública. Íbamos a armar equipos nuevos para que en un año tuvierámos otra vez un INDEC con gente capacitada.

P. ¿Qué van a hacer esos directores?

R. No sé, sé que hoy tuvieron una reunión con Todesca. Lo mínimo que sé es que iban a pedir mi reincorporación.

P. Otra vez sus compañeros piden por su reincorporación, como en 2007…

R. Tiene mucho de similar, pero quiero dejar la puerta abierta a que puedan recapacitar. La verdad es que Argentina necesita estadísticas serias para volver a ser creíble porque son parte de las reglas claras que debe tener un país.

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