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Lorenzetti: “Para luchar contra la corrupción hay que cambiar leyes"

El presidente del Supremo argentino reivindica su independencia pese al cambio de Gobierno y garantiza que resistirá las presiones del poder político

Carlos E. Cué

Ricardo Lorenzetti (Rafaela, Santa Fe, 1955) fue una de las grandes apuestas de Néstor Kirchner en 2004 para renovar la Corte Suprema, el máximo tribunal argentino, muy desprestigiado entonces. Años después, Cristina Fernández de Kirchner convirtió al indomable Lorenzetti en uno de sus principales enemigos. Él se empeñó en mantener la independencia de los jueces en medio de grandes escándalos de los Kirchner. Pero Argentina nunca ha juzgado a su poder como lo está haciendo Brasil. No hay políticos ni empresarios encarcelados por corrupción. Lorenzetti, que recibe a EL PAÍS en el edificio de tribunales histórico donde se rodó "El secreto de sus ojos", explica por qué no sucede y confía en mejorar la lucha.

P. La justicia brasileña mandó a la cárcel por corrupción a algunos de los principales políticos y empresarios del país. En Chile hay un proceso similar. ¿Por qué no sucede en Argentina?

R. El sistema es muy distinto. El Supremo de Brasil puede juzgar criminalmente, la Corte argentina no. Por eso el Supremo hizo el mensalao, la Corte argentina no lo puede hacer. Los casos posteriores los lleva un juez que fue expandiendo una causa con la ley del arrepentido, que acá no la tenemos. Son diferencias legales importantes.

P. La Corte no puede. ¿Y el resto de los jueces argentinos?

R. Hay que mejorar el desempeño de la justicia en el tema de la corrupción mediante la transparencia, el acceso a la información, el gobierno abierto. Hemos hecho un concurso para crear peritos especializados en corrupción. Este es un tema de gran expectativa social, la corrupción corroe las instituciones. Los jueces tienen que investigar, pero no podemos hacerlo desde la Corte porque no es nuestra función. Algunos jueces están investigando muy bien, no es sencillo, hay causas muy complejas.

P. En Argentina no hay apenas condenados por corrupción ni evasión. ¿Le da envidia Brasil?

R. Bueno, hay alguno. No es que me dé envidia Brasil. Lo que importa es la decisión de la sociedad y de los poderes del Estado. Hay que cambiar leyes, hay que organizar un sistema que permita la lucha contra la corrupción, no es el heroísmo de un juez. Las causas son muy lentas. Pero creo que eso está cambiando, está en una vía interesante.

P. ¿En Argentina hay muchos jueces corruptos?

R. No, no lo veo. El consejo de la magistratura, que juzga a los jueces, no tiene denuncias importantes de corrupción de jueces.

P. Muchos viven en mansiones, se publica que hay mucha corrupción.

R. Eso se tiene que investigar. No se puede hablar de los jueces como una vecina de mi barrio. Las denuncias, que se investiguen. No es algo generalizado, nadie está sosteniendo que hay corrupción en la justicia.

P. El señor Cimadevilla, encargado del Gobierno para promover la investigación del atentado de la AMIA, que lleva 20 años sin resultados, decía en EL PAÍS que la justicia argentina no se atreve a investigar al poder.

R. Es su opinión. Nosotros en la Corte hemos tomado decisiones muy fuertes, y él que era senador las ha acompañado.

P. Un año después no se sabe nada del caso Nisman. ¿Eso no da mala imagen de la justicia argentina?

R. Si, obviamente, el hecho de que no se sepa perjudica. Cuando se produjo el fallecimiento, hicimos un video que fue muy fuerte con una cantidad de casos muy diferentes entre sí sobre los cuales no hubo resultados de investigación, y terminábamos con Nisman. Esto es impunidad. Para terminar con esto lo primero que hay que hacer es tener una policía científica capacitada. El problema empieza ahí. La que investiga es la policía. Estar 20 años como en el caso AMIA es una frustración.

P. Muchos jueces en temas de narcotráfico dicen que con una policía tan infiltrada por los narcos no se puede hacer nada.

R. Para la Corte el narcotráfico es prioritario. Hace muchos años distinguimos el consumo, que es problema terapéutico, de la distribución, que es criminal. No hablamos de legalización, pero sí dijimos que el consumo personal dentro de la casa está protegido constitucionalmente. Fui a la frontera con Bolivia, los jueces me contaron los problemas. Hemos formado una comisión de lucha contra el narcotráfico, vinieron jueces de todas las regiones, hay mucha preocupación en todo el país. Son casos muy difíciles para los jueces.

P. El juez federal de Orán, cerca de Bolivia, está procesado por favorecer a narcos a cambio de sobornos.

R. Hay que crear un cerco. Hay que enfrentar los problemas de forma sistémica. No lo hemos hecho hasta ahora. Este año hemos tenido reuniones muy buenas con la ministra de Seguridad, el ministro de Justicia, hay un vínculo de cooperación. Eso es bueno.

P. ¿Los argentinos creen en su justicia y su Corte Suprema?

R. La Corte hoy tiene una presencia pública e institucional que no tuvo a lo largo de su historia. Fue una institución de bajo perfil o que cuando intervino no lo hizo muy bien. En los últimos años ha tenido un rol muy fuerte en la agenda pública. La corte ha ordenado el aumento a los jubilados, ordenó la limpieza del Riachuelo, protegió los glaciares, frenó la deforestación en el Norte, ha exhortado al Gobierno desde 2009 a establecer una política de Estado en materia de narcotráfico, ha dictado sentencias marcando una distribución de los recursos más federal. Ha dicho que hay que luchar contra el terrorismo de Estado y que es inconstitucional la amnistía, declaró la imprescriptibilidad de los delitos de lesa humanidad, lo que ha logrado un proceso histórico en la Argentina y a nivel internacional. Declaró la operatividad del derecho a la vivienda, a la alimentación en situaciones extremas, a la salud. Se ha hecho una transformación muy grande.

P. Sufrió muchas presiones con el anterior Gobierno. ¿Con el nuevo será lo mismo?

R. Las presiones se sufren, sí. Cuando uno toma posiciones firmes en los valores que cree correctos, genera reacciones muy fuertes. Algunas hay que tolerarlas. Que un presidente o un periodista critique el fallo de la corte forma parte del juego republicano. Otras presiones no son buenas y afectan a la independencia del poder judicial, como los ataques personales a un juez, a su familia, y eso lo hemos sufrido.

P. ¿Y ahora?

R. Es un proceso de aprendizaje, creo que la Argentina está en el buen camino. La tendencia en la sociedad es que valora cada vez más la importancia de un poder judicial independiente y de una Corte Suprema firme.

P. ¿Le están presionando el nuevo Gobierno para reducir su poder?

R. No, no lo veo así. Tampoco me gusta hablar de cuestiones de poder, sino de los principios que defendemos. Si uno tiene por objetivo concentrar poder el paso es muy corto. Yo estaría mucho mejor en mi casa, he estado toda mi vida en el mundo académico. Estoy acá por los ideales. Si uno quiere disputar poder es muy desgastante.

P. ¿No tiene sensación de que vengan a por usted? Una aliada del Gobierno como Elisa Carrió le ha puesto una denuncia por enriquecimiento ilícito.

R. Pero eso es una causa judicial que ofrecí toda la información. No me genera ninguna intranquilidad. Ella no es el del Gobierno. Siempre hubo gente que denuncia. Con el Gobierno anterior también tuvimos denuncias de todo tipo, convocaban gente acá en la plaza. Siempre que la Corte tiene cuestiones importantes para resolver hay denuncias. No nos podemos guiar por eso, ni descender al nivel de las disputas menores.

P. ¿Aguanta bien las presiones?

R. Forma parte de la vida institucional que haya presiones. En la historia argentina la Corte fue un organismo siempre vinculado a las oscilaciones pendulares que ha tenido el país. Vamos 10 años en un sentido y 10 años en otro donde se cambia todo. Hoy por primera vez en la historia argentina tenemos una Corte que persiste en sus posiciones aún habiendo cambiado fuertemente la tendencia de Gobierno.

P. Pero Macri ahora nombra dos jueces de cinco, además por decreto. ¿No va a cambiar la Corte a favor del Gobierno?

R. No, yo creo que los argentinos hemos aprendido. Se han nominado dos jueces para cubrir vacantes, es normal, no significa que haya un cambio pendular. Antes con los cambios de Gobierno se suprimía toda la Corte, se cambiaba toda la jurisprudencia. Esta es la primera vez en la historia que la Corte continúa. Seguimos dictando sentencias y hemos dicho muy claramente que hay una serie de principios que no vamos a cambiar. Hay que resolver de acuerdo a lo que la gente espera de la Constitución y no a lo que diga cada presidente. Conozco muy bien a los dos jueces que van a venir, es gente de prestigio, son muy serios, pero la decisión la toma el Senado.

P. Desde el cambio de Gobierno, los jueces han procesado a siete altos cargos kirchneristas y el presidente, que llevaba años procesado, fue sobreseído. ¿Los jueces se mueven en función de quién gobierna?

R. Si pensamos que durante el Gobierno anterior se procesó al vicepresidente, no es fácil sostener la tesis de que los jueces cambian con los Gobiernos. Hubo decisiones muy fuertes, con una fuerte colisión entre el poder judicial y el Ejecutivo. Se habló de un cambio de dirección de la Argentina.

P. Cristina Fernández de Kirchner hablaba del “partido judicial” y decía que ustedes querían hacer política.

R. Claro. Lo que no se puede decir es que no tuvimos una posición firme y haya cambiado ahora. Si algunos están cambiando está mal. Los jueces no pueden cambiar por el humor político. Este año hubo decisiones de un juez o dos, pero el año pasado hubo varias decisiones fuertes.

P. Un ejemplo: Milagro Sala lleva años como dirigente social, pero la han encarcelado en cuanto ha cambiado el Gobierno.

R. No puedo opinar sobre un caso que muy probablemente llegue a la Corte.

P. ¿Los juicios de lesa humanidad van a seguir? ¿Pueden estar tranquilos los que temen que con el cambio de Gobierno cambie la política?

R. La Corte da confianza a la sociedad de que va a mantener sus principios esté quien esté en el Gobierno. En eso consiste la imparcialidad. Un juez tiene que decidir lo mismo si tiene delante a alguien débil o fuerte, con un Gobierno de izquierdas o de derechas. Hemos dicho muchas veces que es una política de Estado, que forma parte del contrato social de los argentinos. Eso no va a cambiar. Las causas judiciales se han hecho aplicando la ley común. La Corte dijo que el terrorismo de Estado es de lesa humanidad y por tanto imprescriptible. De ahí no nos movemos.

P. ¿Qué pasará si amplían la Corte a 7? ¿A usted le gusta el número de cinco, no?

R. Nosotros hemos trabajado con una Corte de 7, con personalidades muy fuertes. Y no fue un problema. Es una cuestión menor. Lo que sí hay que tener es previsibilidad. La Corte es muy importante para la sociedad, es como el presidente. Si ahora decimos que va a haber dos presidentes la gente va a decir ¿qué está pasando? Hace poco tiempo el Congreso dictó una ley votada por todos y dijo que la Corte es de 5. Hay toda una historia detrás, y muchas críticas a cuando fueron 9. Si se va a abrir el debate hay que evitar que se genere incertidumbre. Pero lo importante es no cambiar la línea de las sentencias. Si empezamos con una línea contraria a los jubilados como había hace 15 años tendríamos un problema. Nosotros no hemos cambiado nada. Si hay presiones las resistiremos, para eso estamos. El día que yo no pueda aguantar las presiones me iré a mi casa, no me desespera estar acá ni ser el presidente.

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