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Abdeslam dice que debió hacerse estallar en París, pero se echó atrás

El responsable de logística del 13-N coopera pero rechaza su extradición a Francia

El vehículo policial que traslada a Ablesdam abandona este sábado las dependencias policiales.
El vehículo policial que traslada a Ablesdam abandona este sábado las dependencias policiales. AP

Salah Abdeslam, el fugitivo de los atentados del 13 de noviembre en París, debía formar parte del comando que se hizo estallar junto al Estadio de Francia pero se echó atrás, según ha asegurado a los investigadores en Bélgica. Sus declaraciones deben sin embargo tomarse con precaución, aseguró el fiscal de París, François Molins, quien recordó su papel central en la preparación de los atentados que dejaron 130 muertos en la capital francesa y su periferia. El yihadista de 26 años, detenido el viernes en su barrio de Molenbeek, en Bruselas, está imputado por la fiscalía belga por “participación en asesinatos terroristas”. La justicia francesa ha emitido una orden de arresto y entrega en su contra, pero su abogado, Sven Mary, ha anunciado que se opone a ella. Esta decisión no “paraliza” su entrega a Francia si no que podría aplazarse, según recordó Molins. El plazo máximo para su llegada a Francia sería en cualquier caso de tres meses.

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El plan original preveía así que Abdeslam se hubiera sumado a los otros tres kamikazes que se detonaron en las afueras del Estadio de Francia aquel 13 de noviembre, dejando allí a una víctima mortal. Pero no fue capaz de ir hasta el final, según su testimonio. “Estas primeras declaraciones, que hay que tomar con precaución, dejan una serie de interrogantes sobre los que Salah Abdeslam tendrá que dar explicaciones”, señaló Molins, en conferencia de prensa en París. Recordó que el comunicado de reivindicación de los ataques del Estado Islámico mencionaba también un ataque en el distrito 18 de París, que no llegó a perpetrarse. Fue precisamente en ese barrio donde Abdeslam dejó el coche tras conducir al estadio de Francia a los tres suicidas. Su cinturón explosivo apareció por su parte en la periferia sur de París, en Montrouge.

En cualquier caso, todo indica que el papel del joven de 26 años ha sido central en la planificación de la masacre. En primer lugar, a la hora de asegurar el transporte por Europa del resto de los terroristas, como demuestra los numerosos viajes en los que se encontraba con diferentes protagonistas de la trama en los meses anteriores al ataque. Sobre todo, ha sido el principal organizador logístico: alquiló los coches utilizados por los diferentes comandos, compró material para hacer explosivos y se encargó del alquiler del piso que utilizaron antes del ataque, según recordó también Molins. Queda por determinar su papel exacto en la noche de los atentados.

Herido levemente en la rodilla durante la operación del viernes, Abdeslam salió del hospital el sábado por la mañana para ser interrogado por el juez antiterrorista e ingresó durante la tarde en la prisión de Brujas. Imputado por la fiscalía belga por “participación en asesinatos terroristas”, debe ser entregado a Francia en virtud de una orden de detención y de entrega europea en un plazo máximo de tres meses. Su letrado, Sven Mary, adelantó que se oponía a esta entrega mientras dure la investigación belga. La entrega solo se puede negar por motivos jurídicos muy concretos, como que la persona reclamada haya sido amnistiada o que esté ya juzgado por los hechos, supuestos que no se aplicarían al yihadista. Por ello, solo tendrá el efecto de aplazar su esperada llegada a Francia, donde debería ser juzgado.

La larga búsqueda de Abdeslam se precipitó el pasado martes, tras el registro de una vivienda en el barrio de Forest, en la capital belga. Los investigadores no lo sabían en el momento de la operación, pero en aquel apartamento se encontraba el fugitivo, que logró escapar junto a un cómplice. A las pocas horas de este registro, las fuerzas de seguridad recibieron una llamada de una persona que se presentaba como un amigo de Abdeslam. El yihadista se había puesto en contacto con él para pedirle un nuevo escondite. A partir del análisis del número de teléfono utilizado y de sus contactos, los investigadores consiguieron dar con su nuevo refugio, según informaron medios franceses como Le Monde o Le Nouvel Observateur.

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La detención de Abdeslam es un “golpe importante dado a Daesh (acrónimo peyorativo del Estado Islámico en árabe)”, recordó el sábado el ministro del Interior francés, Bernard Cazeneuve, tras asistir a un consejo de defensa convocado durante la mañana para hacer balance de la operación de la víspera. El ministro llamó sin embargo a no bajar la guardia ante la amenaza terrorista, todavía elevada, y recordó que “se sigue buscando activamente a otros individuos”. El organismo de cooperación policial Interpol llamó por su parte a sus 190 Estados miembros a reforzar la vigilancia en las fronteras dado que la captura de Abdeslam podría precipitar la huida de sus cómplices.

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