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Por qué los islandeses piden ya la dimisión de su primer ministro

La firma 'offshore' de su mujer es acreedora de los bancos nacionalizados durante la crisis

El primer ministro islandés Sigmundur David Gunnlaugsson abandona una entrevista tras ser preguntado por una empresa 'offshore'.

No habían pasado ni 24 horas desde que la filtración masiva de documentos conocida como Panama Papers llegase a Internet y ya son más de 23.000 los ciudadanos islandeses que han pedido a través de una plataforma online que su primer ministro, Sigmundur David Gunnlaugsson, abandone el cargo. Sigmundur David es una de las decenas de mandatarios salpicados por este trabajo de investigación que destapa actividades ocultas al fisco a través de sociedades (offshore) en paraísos fiscales. Según los documentos del despacho panameño Mossack Fonseca, el primer ministro fue copropietario junto a su mujer de una offshore hasta el 31 de diciembre de 2009, fecha en la que ya era miembro del Parlamento. Ayes, miles de personas se manifestaron precisamente a las afueras de la Cámara para protestar contra el jefe de Gobierno. La oposición prevé formalizar este martes una petición para que Sigmundur David se enfrente a una moción de confianza. Según el diario islandés Visir, las formaciones opositoras instarán además a la disolución del Parlamento y la convocatoria anticipada de elecciones.

Pero, ¿por qué ha prendido la mecha contra Sigmundur David tan rápido? El joven primer ministro islandés —ha cumplido 41 años recientemente— se aupó a la jefatura de Gobierno tras las elecciones del 27 de abril de 2013. Sigmundur David, cabeza de cartel del Partido Progresista (PP), no fue el político más votado, pero sí el candidato que obtuvo la victoria moral, con nueve escaños más de los obtenidos por su formación en las elecciones de 2009. El ganador en 2013 fue el aspirante del tradicional Partido de la Independencia (PI), Bjarni Benediktsson, hoy ministro de Finanzas, mencionado también en la filtración del Panama Papers.

Sigmundur David representaba la nueva cara de Islandia tras la debacle financiera de 2008, y por eso el presidente Ólafur Ragnar Grimsson le pidió formar Gobierno. ¿Qué ofrecía el joven político? Aliviar la deuda de los hogares islandeses a costa de los acreedores de los bancos quebrados y nacionalizados. Eran estos acreedores, y no las arcas públicas, los que tenían que pagar la cuenta de los miles de ciudadanos ahogados por hipotecas indexadas en moneda extranjera (yen, marco suizo) —consecuencia del capitalismo más salvaje exento de restricciones— en momentos en los que la corona, divisa nacional, caía en picado. Para cumplir con esta gran promesa, eso sí, tenía que dedicar muchos de sus esfuerzos a renegociar con los acreedores a cambio de levantar el control de capitales; es decir, dejarles sacar su dinero de Islandia a cambio que pagasen una cantidad que paliase los daños en la corona. Y aún está en ello.

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Según los Panama Papers, Sigmundur David y su actual mujer, Anna Sigurlaug Palsdottir, registraron la empresa Wintris Inc. en octubre de 2007 en la isla caribeña de Tortola, perteneciente a las Islas Vírgenes Británicas. Lo hicieron con la asesoría de la filial luxemburguesa del Landsbanki, banco islandés intervenido durante el colapso financiero, y la mediación del despacho Mossack Fonseca. En marzo de 2008, Wintris Inc. abrió cuenta en una sucursal de la entidad suiza Credit Suisse en Londres.

Sigmundur David tenía por entonces un 50% de Wintris Inc., por otro 50% Anna Sigurlaug. No fue hasta el 31 de diciembre de 2009 cuando el político islandés, ya como diputado por el PP en el Althingi (Parlamento), vendió a Anna Sigurlaug su parte de Wintris Inc. por un precio simbólico de un dólar. Pese a que debía haber notificado a la Cámara su participación en esta sociedad no lo había hecho. Tres años después, el político liberal se convertiría en primer ministro. Pero lo que hoy puede poner en cuestión su gobierno ya había ocurrido.

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La todavía poco conocida Wikileaks publicó en marzo de 2010 una lista de acreedores del banco Kaupthing (hoy Arion Bank), uno de las tres entidades nacionalizadas. En ella estaba Wintris Inc.. También estaba esta sociedad en la lista del Landsbanki. Según la investigación publicada por el diario alemán Suddeutsche Zeitung, Wintris Inc. llegó a adquirir bonos del Glitnir (hoy Islandsbanki), el tercer banco quebrado. En total tendría comprometidos en la banca islandesa 3,6 millones de euros.

Y he aquí la paradoja, finalmente, que enardece a los islandeses: la mujer del primer ministro es acreedora de la castigada banca islandesa. ¿Tendrá que negociar con ella Sigmundur David?, se preguntan algunos con sorna. ¿Hay conflicto de intereses? La coalición de gobierno tiene 38 de los 63 asientos del Althingi, por lo que se prevé difícil una moción de confianza. Y, por el momento, el primer ministro defiende su gestión y rechaza dejar el cargo.

Manifestaciones en Reikiavik

Miles de ciudadanos se concentraron a última hora de la noche de este lunes frente al Parlamento de Reikivik para exigir la dimisión de Sigmundur David por las revelaciones de los papeles de Panamá. Como muestra del descontento, los allí congregados lanzaron huevos y yogures contra la sede del poder legislativo, según subrayan los medios islandeses. Los primeros cálculos hablan de cerca de 10.000 manifestantes en un país en el que la población a duras penas llega a los 330.000 habitantes. Horas antes, el jefe del Ejecutivo del país nórdico había anunciado que no abandonará su cargo y había remarcado su intención de permanecer en el cargo hasta las próximas elecciones generales, en la primavera de 2017.

Las filas de la oposición ya han puesto en marcha, por su parte, toda la maquinaria para añadir aún más presión sobre la espalda de Sigmundur David. Tras formalizar la petición de una moción de censura parlamentaria, que debería producirse a finales de esta semana, las principales cabezas visibles de las formaciones progresistas han alzado la voz contra lo que consideran un duro golpe a la imagen de Islandia en el exterior, parcialmente restañada tras una gestión de la crisis financiera que había logrado despertar la admiración en buena parte de los países que más sufrieron el zarpazo de la recesión.

A través de su cuenta en la red social Facebook, la ex primera ministra islandesa Johanna Sigurdardóttir ha reclamado este lunes la dimisión de Gunnlaugsson al considerar que está en juego la credibilidad del país y que ha "roto" la confianza de la ciudadanía en el Gobierno. Tras subrayar que los islandeses no tienen por qué avergonzarse de su gobernantes, la política socialdemócrata acusa al primer ministro de haber actuado de forma deshonesta al recurrir a un paraíso fiscal, decisión que desvela su falta de confianza en la economía y la moneda nacional. También la líder del Partido Pirata, Birgitta Jónsdóttir, se ha sumado a la petición de dimisión de Sigmundur David al considerar que ha arruinado la credibilidad del país.

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