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Tribuna
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Lula y Marina Silva, de nuevo juntos

El divorcio entre ambos tuvo lugar en 2008, cuando ella abandonó el Gobierno al ver boicoteados sus proyectos para la defensa del medio ambiente

Juan Arias

En medio del huracán político que golpea a Brasil, Lula da Silva y Marina Silva vuelven a aparecer juntos, esta vez como los dos candidatos favoritos a las presidenciales.

El expresidente Lula y su exministra, Marina, convivieron durante 30 años en el Partido de los Trabajadores (PT) A ella, la ecologista, de orígenes pobres como él y que comparte su apellido, Silva, la llamaban el “Lula con faldas”.

En su primer Gobierno, el exsindicalista sorprendió con dos nombres reconocidos mundialmente para componer su equipo: la defensora de la Amazonia, Silva, nombrada ministra de Medio Ambiente, y el genio musical Gilberto Gil, ministro de Cultura.

El divorcio entre Lula y Silva tuvo lugar en 2008, cuando ella abandonó el Gobierno al ver boicoteados sus proyectos para la defensa del medio ambiente. Lula comentó entonces: “He perdido a una gran ministra”.

Un año más tarde, en 2009, Marina abandonaría también el PT para emprender su propio viaje político.

Hoy, el destino vuelve a unirles. Según la última encuesta del periódico Folha de S. Paulo, Datafolha, los dos Silva estarían empatados en las elecciones presidenciales de 2018 como los candidatos más votados, tras derrotar a los demás, empezando por el tucano Aécio Neves, que perdió ante la presidenta Dima Rousseff en los últimos comicios.

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Lula siempre manifestó respeto por la intransigente Marina. Cuando se trató de escoger candidato para sustituirlo, cuentan las crónicas que el entonces presidente, pensó en una mujer y estuvo en dudas entre Rousseff y Marina Silva.

Siempre se dijo que Lula no existiría sin el PT y que el PT desaparecería sin Lula

Las malas lenguas cuentan también que Lula prefirió a Rousseff porque la consideraba una buena gestora poco política, que no se apegaría al cargo, con lo que él podría volver a presentarse en 2014. No fue así y desde entonces las relaciones entre el creador y la criatura nunca han sido idílicas. Hoy Lula susurra que él ha sido “la mayor víctima de Dilma”.

¿Tendremos en las urnas un duelo Lula-Marina Silva? Es pronto para decirlo. En Brasil, en estas horas, todo puede cambiar a cada hora. Lula necesita liberarse de las acusaciones y pesadillas que pesan sobre él en el caso Petrobras, y aún no sabemos siquiera si podrá volver a ser ministro.

Marina Silva sigue siendo un misterio. Criticada por tirios y troyanos, poco mimada por los medios de comunicación, aplaudida más fuera que dentro de Brasil por su compromiso con la defensa de la Tierra, es temida políticamente por su intransigencia con la vieja política y contra la corrupción. Y por su dificultad en hacer compromisos, que son el alma de la democracia.

Y sin embargo, encuesta tras encuesta, sigue al frente en las intenciones de voto, esta vez del brazo de Lula, aunque con índices mucho menores de rechazo que él.

Ambos, Lula y Marina, los Silva, con todas sus luces y sombras, siguen siendo dos personajes cuyo futuro es difícil profetizar. Ambos no pueden ser más distintos y al mismo tiempo hay algo que les sigue uniendo. Lula lucha para que su partido, el PT, no se desmorone tras el tsunami de la corrupción que lo golpea y que ha llevado a la cárcel a muchos de sus líderes. Llegó a decir que el partido necesita de una refundación para volver a sus orígenes. Y Marina Silva sueña, dicen, con recoger en Red a los huérfanos y desilusionados del partido en el que militó durante 30 años y del que mantiene su ADN original.

Siempre se dijo que Lula no existiría sin el PT y que el PT desaparecería sin Lula.

El posible duelo Lula-Marina Silva, de confirmarse llegada la hora de las urnas, podría ser el mayor test para el partido que ya fue la mayor formación política de la izquierda moderada de América Latina y que hoy vive su mayor crisis de identidad

Profecía por profecía, en estas horas de arenas movedizas y de sorpresas a cada esquina, todo cabe, hasta la mejor y la peor de las sorpresas.

Ojalá venza la mejor para bien de la sociedad, sobre todo para esos que un día habitaban en la pobreza y resucitaron en la clase media y que hoy, como ha afirmado,en su entrevista al diario O Globo el cineasta José Padilla, autor del famoso film Tropa de Élite: “Estoy viendo un país que está devolviendo a la pobreza a brasileños que habían salido de ella”.

Es esa crisis social que asoma la cabeza y que asusta a Marcelo Neri, economista y especialista de la Fundación Getulio Vargas, exministro de Rousseff, que en su entrevista a este diario a mi colega Maria Martín le confió que en 2014 tuvo lugar "la mayor caída de la desigualdad social en 10 años”.

Alguien tendrá que detener, y sin esperar demasiado, esa peligrosa y dolorosa caída que puede crear frustraciones y hasta violencia en este país que había apostado tantas esperanzas en exorcizar la miseria y sus viejas desigualdades sociales.

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