_
_
_
_
_
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

El cambiazo de los hermanos Sánchez

Con el ELN no puede repetirse el modelo de negociación en medio del conflicto

Diana Calderón

Patrocinio Sánchez de Oca estuvo secuestrado casi tres años por la guerrilla del ELN. En los días santos de este año recuperó su libertad. Era domingo de Ramos para los católicos. Le soltaron las cadenas, le quisieron cortar el cabello que le había crecido en la selva pero no se dejó; lo subieron a una barca rudimentaria y lo mandaron a la libertad río arriba por el San Juan, que recorre el empobrecido territorio chocoano en el pacífico colombiano.

Ese mismo día hubo versiones de que no fue liberado sino canjeado por su hermano Odín y el “cambiazo” lo confirmó esta semana el senador Armando Benedetti para asombro del país, y de los mismos medios de comunicación que incluso recordamos al exgobernador Patrocinio Sánchez el día de la liberación porque de su secuestro ya no teníamos memoria. Como tampoco de los otros 700 colombianos entre secuestrados y desaparecidos que dice la Fundación País Libre que aparecen en sus listas, por cuenta de las guerrillas y la delincuencia común.

Al exgobernador del Chocó se lo llevaron en agosto de 2013. Había sido destituido tres años antes por el delito de peculado al comprobarse el doble pago a una empresa prestadora de salud cuando se desempeñaba como alcalde de Quibdó y por lo que pagó 18 meses de cárcel. Odín Sánchez Montes de Oca, el hermano sacrificado, fue representante a la Cámara y también estuvo preso por nexos con paramilitares hasta junio de 2012. Fue condenado en julio del 2011 a nueve años de prisión por formar parte del grupo del exjefe paramilitar Freddy Rendón Herrera, alias 'el Alemán'.

Las guerrillas han presentado muchas veces el secuestro como una forma de ajusticiamiento de los corruptos como si fueran ellos los llamados a hacer justicia mientras los encadenan y trafican con personas para llenar sus arcas.

A Patrocinio lo liberaron enfermo, y paralelamente en otro lugar de la selva su hermano se entregaba, se sacrificaba por él, según dijo, dejando en casa a una hija de 11 años en las narices de las autoridades y precisamente cuando el gobierno anunciaba el inicio de la etapa pública de las negociaciones con este grupo guerrillero para lograr, ojalá al tiempo con las FARC, el fin del conflicto en Colombia.

La familia Sánchez de Oca habría pagado además 150 mil dólares quedando pendiente el pago del otro 50 por ciento. No quería que se supiera. E incluso piden al gobierno continuar las conversaciones de paz con esos secuestradores por temor a que maten a Odín, mientras el país exige que las negociaciones no empiecen con el ELN hasta que sean liberados sin condiciones Odín y los otros 10 secuestrados, incluidos los dos que se habrían llevado hace poco: una joven abogada de Ocaña y un empresario en Barrancas, Guajira.

Newsletter

El análisis de la actualidad y las mejores historias de Colombia, cada semana en su buzón
RECÍBALA

Con el ELN no puede repetirse el modelo de negociación en medio del conflicto. Esa lección ya fue aprendida con las FARC y solo hoy cuando se ven los resultados positivos de una tregua unilateral que disminuyó la confrontación 94 por ciento, se confirma que valió la pena. Pero la situación con esa otra guerrilla es distinta. Sus frentes, aunque pocos, se habla de no más de 23, trabajan con las bandas criminales, especialmente en Chocó y Nariño y están apurados copando los territorios que tendrán que dejar las FARC una vez se concentren en las zonas de ubicación, por la vía de las economías ilegales y el secuestro.

Con el ELN una negociación no es viable si no hay unilateralmente de parte de esa guerrilla no solo la entrega de los secuestrados sino el silenciamiento de sus fusiles. Estas negociaciones con el ELN, de no encontrar una fórmula para que se realicen de manera rápida y sobre todo sin burlar unos mínimos para la conversación, pueden terminar por afectar el proceso con las FARC.

Como plantea el analista Ariel Ávila, “hay que empezar con el ELN por donde terminó la agenda de las FARC: desescalonamiento, cese unilateral, seguridad para posconflicto y dejación de armas” porque de lo contrario, la verificación internacional para las FARC y el gobierno será imposible en las zonas donde se ubiquen.

* Diana Calderón es directora de informativos y de @hora20 de Caracol Radio, Colombia.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_