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Argentina juzga el secuestro de la hija de la vicepresidenta de Abuelas de Plaza de Mayo

El brigadier Omar Graffigna, miembro de la segunda Junta Militar, va al banquillo por la desaparición de Patricia Roisinblit

Federico Rivas Molina
José Manuel Pérez Rojo y Patricia Roisinblit en la época en la que fueron secuestrados por el gobierno militar argentino
José Manuel Pérez Rojo y Patricia Roisinblit en la época en la que fueron secuestrados por el gobierno militar argentinoAbuelas de Plaza de Mayo

El brigadier general Domingo Omar Rubens Graffigna acaba de cumplir 90 años. Rosa Roisinblit, vicepresidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, cumplirá 97 años en agosto. Una larga vida les ha permitido encontrarse cara a cara en un Tribunal de San Martín, en la provincia de Buenos Aires, para saldar viejas deudas. En 1978, Graffigna era jefe del Estado Mayor Conjunto de la Fuerza Aérea, antes de integrar la segunda junta militar del gobierno golpista. Roisinblit, nieta e hija de los primeros inmigrantes judíos que llegaron a Argentina a finales del siglo XIX, era madre de Patricia, madre a su vez de una beba de 15 meses, Mariana Eva, y a punto de dar a luz a un segundo hijo. El 6 de agosto de ese año hombres de la Regional de Inteligencia Buenos Aires (RIBA), dependiente de la Fuerza Aérea controlada por Graffigna, secuestraron a Patricia, a su marido José Manuel Pérez Rojo y a la pequeña Mariana Eva, luego liberada. La pareja fue torturada en un centro clandestino que la Aeronáutica tenía en Morón, al oeste de Buenos Aires. Antes de ser asesinada, Patricia dio a luz en la ESMA (dependiente de la Marina) a un varón, al que llamó Guillermo, que le fue arrebatado y entregado a un militar. Hoy comenzó el juicio contra Gaffigna y otros dos aviadores por el secuestro de Rojo y Roisinblit, un juicio que el Gobierno del presidente Mauricio Macri ha puesto como ejemplo de que no está en sus planes, como ha denunciado el kirchnerismo, poner frenos a las causas por delitos de lesa humanidad.

“Desde el punto de vista político la noticia es que a este Gobierno se le decía que iba a terminar con los juicios. Y no sólo no terminan, sino que los está continuando. La idea es darles aún más relevancia”, dijo el secretario de Derechos Humanos de la provincia de Buenos Aires, Santiago Cantón. El funcionario ha regresado al país convocado por la gobernadora María Eugenia Vidal, luego de ser secretario ejecutivo de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) entre 2001 y 2012. Cantón se presentó hoy en los tribunales de San Martín para seguir el proceso, en el que la Secretaría que ahora conduce es parte querellante.

Lo cierto es que la causa tiene condimentos que la destacan. No es común que un tribunal ponga en evidencia la responsabilidad de la Fuerza Aérea en el terrorismo de Estado. Un dato revelador: en el Juicio a las Juntas realizado en Buenos Aires en 1984, Graffigna fue absuelto, pese a tener a su cargo el circuito represivo de la zona oeste de Buenos Aires, integrada por los partidos de Morón, Merlo y Moreno. En 2003, el juez español Baltasar Garzón solicitó la extradición de Graffigna, sin éxito. Hasta que en 2003 el militar fue detenido por una causa iniciada por Mariana Eva Pérez, la niña que tenía 15 meses cuando sus padres José y Patricia fueron secuestrados. La lucha de Mariana ha sido determinante en el avance de la causa y en la vida de la abuela Rosa Roisinblit. El 27 de abril del 2000 se presentó ante su hermano de sangre, Guillermo, y le dijo que era hijo de desaparecidos. El ADN confirmó el mensaje y Guillermo lleva desde entonces el apellido Pérez Rosinblit.

Junto a Graffigna se sentarán en el banquillo otros dos represores de la Fuerza Aérea: Luis Tomás Trillo, que estuvo a cargo de la RIBA, y Francisco Gómez, quién fue personal civil de Inteligencia de la RIBA y apropiador de Guillermo Pérez Rosinblit. En una declaración judicial el joven contó como su apropiador le confesó la verdad: "Íbamos en su auto, y ya cansado por las idas y vueltas, le vuelvo a preguntar directamente si él es mi padre. Empieza a llorar, y me cuenta que yo soy hijo de una montonera que era judía y estudiante de medicina, y de otro montonero, que los dos estaban desaparecidos y que esa chica que me había ido a ver a mi trabajo era mi hermana, con lo cual, ante la certeza ya, sin tener el ADN, me pongo muy nervioso, me bloqueo, no le pregunto más nada y lo único que le digo es buscate un abogado porque te robaste al nieto de la vicepresidenta de Abuelas". Guillermo acompaño hoy a su abuela Rosa a los tribunales de San Martin.

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Sobre la firma

Federico Rivas Molina
Es corresponsal de EL PAÍS en Argentina desde 2016. Fue editor de la edición América. Es licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de Buenos Aires y máster en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona.

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