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La guerra amenaza con generalizarse ante la fragilidad de la tregua en Siria

Rusia y EE UU presidirán una reunión el martes para intentar reforzar el alto el fuego

Juan Carlos Sanz
Un grupo de niños juega sobre las ruinas de un edificio al sur de Damasco.
Un grupo de niños juega sobre las ruinas de un edificio al sur de Damasco.N. SANCHA

De una situación sin guerra ni paz a partir del alto el fuego acordado el 27 de febrero, Siria se ha ido deslizando peligrosamente hacia un conflicto de mediana intensidad. Tras los enfrentamientos en Alepo a finales de abril, una batalla interna en el frente rebelde se ha extendido por Guta Oriental, en la periferia de Damasco. Rusia y Estados Unidos presidirán el martes en Viena un cónclave internacional para intentar consolidar la tregua antes de que la guerra se generalice sin remedio.

El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos ha contabilizado más de 300 muertos en lo que va de mes en los combates que han estallado en Guta Oriental entre los yihadistas del Frente al Nusra (filial siria de Al Qaeda) y la milicia salafista del Ejército del Islam, cuyo líder, Mohamed Alush, encabeza la delegación de la oposición en las paralizadas conversaciones de paz de Ginebra. La tregua apenas se ha asentado en este bastión rebelde, cercano al lugar donde murió el jueves en una explosión el jefe militar de Hezbolá en Siria, Mustafá Badredin. También se han registrado intensos enfrentamientos entre las fuerzas del régimen y milicianos del Estado Islámico (ISIS, en sus siglas en inglés) en la provincia nororiental de Deir al Zor.

El secretario de Estado norteamericano, John Kerry, visitó este domingo en Yeda al rey Salman de Arabia Saudí, el principal valedor de los grupos islamistas que combaten al régimen del presidente Bachar el Asad, para intentar ganar su respaldo a un cese de hostilidades reforzado. Kerry tiene previsto presidir el martes en Viena junto con el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, la reunión del Grupo Internacional de Apoyo a Siria con el objetivo de impulsar un nuevo alto el fuego, garantizar el envío de ayuda humanitaria a la población civil y buscar una salida política negociada al conflicto civil, que se ha cobrado más de 270.00 muertes desde 2011 y ha forzado el desplazamiento de la mitad de la población, de los que cerca de cinco millones se han refugiado en el exterior.

Washington y Moscú suscribieron una declaración común el pasado día 9 por la que se comprometían a presionar a la oposición y al régimen, respectivamente, para poder reanudar el cese de operaciones militares. Ahora tendrán que convencer a Turquía, Arabia Saudí y las monarquías del Golfo, aliados de los rebeldes, e Irán, que respalda junto con Hezbolá a las fuerzas gubernamentales, para que se sumen a ese propósito.

Naciones Unidas ha advertido de que el fin de las hostilidades resulta crucial para que la ayuda humanitaria pueda llegar a los ciudadanos sirios. El mediador internacional, Staffan de Mistura, se ha reunido en las últimas semanas con las partes en conflicto y con los jefes de las diplomacias de EE UU y Rusia. “Necesitamos que haya voluntad política para que los mecanismos de control y supervisión del alto el fuego que ya han sido creados se pongan en marcha”, admitió el enviado de la ONU tras entrevistarse con Kerry. De Mistura ha asegurado que no volverá a convocar una nueva ronda de negociaciones en Ginebra hasta que se haya consolidado la tregua.

Desde el terreno no llegan señales optimistas. El Ejército sirio bloqueó la semana pasada el paso a un convoy de la ONU y de la Cruz Roja Internacional con medicinas y alimentos para bebés que se dirigía a la localidad de Daraya, en la periferia sur de Damasco que permanece asediada por el régimen de El Asad desde 2012. “Daraya es uno de los lugares donde la situación es más grave”, ha alertado el responsable del equipo de ayuda humanitaria de Naciones Unidas, Jan Egeland. Solo se ha podido entregar ayuda a la mitad de la población que vive en zonas de conflicto cercadas o de difícil acceso, ha reconocido Egeland. Los convoyes internaciones han accedido a zonas que albergan a unos 475.000 civiles, mientras que los necesitados suman 950.000, y seis de las 18 zonas de conflicto afectadas siguen sin poder recibir ayuda.

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Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

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