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La oposición argentina aprueba la ley antidespidos y fuerza a Mauricio Macri a vetarla

Primer gran revés parlamentario del Gobierno que muestra claramente que está en minoría

Carlos E. Cué
Buenos Aires -
Marcha de las cinco centrales obreras argentinas contra el gobierno de Macri, el 29 Abril 2016.
Marcha de las cinco centrales obreras argentinas contra el gobierno de Macri, el 29 Abril 2016.Ricardo Ceppi

Argentina vive desde hace semanas enfrascada en un debate sobre una ley antidespidos que todos los políticos saben que no se va a aplicar en ningún caso. La ley es más bien la excusa para una gran batalla política de la oposición contra el Gobierno que el Ejecutivo finalmente perdió. La ley se aprobó hoy, y el presidente Mauricio Macri se verá obligado a vetarla mañana mismo, con el coste político que eso supone. Los resultados de la votación dejaron en evidencia una realidad: el Gobierno está en minoría clara en las dos Cámaras. En la de Diputado hubo 147 votos a favor, tres en contra y 88 abstenciones, las de los macristas, que optaron por esta vía de minimizar la derrota. Macri ya sabe así que si las cosas se ponen feas solo puede contar con esos 88 votos.

La ley antidespidos, que los dificulta durante seis meses porque dobla la indemnización, se ha revelado como una maniobra muy hábil de la oposición y los sindicatos peronistas, que promovieron su aprobación y la respaldaron con una masiva manifestación en las calles de Buenos Aires que sirvió para recordarle a Macri que si profundiza el ajuste tendrá delante a los sindicatos más poderosos de América Latina, unidos de forma inédita contra él. Desde el Gobierno insisten en que Macri conserva una alta valoración social –se ha frenado su caída en las encuestas- y la mayoría de los ciudadanos asume que le dejaron una herencia económica pésima, por lo que entiende que los primeros meses de su Gobierno van a ser duros.

Pero esta batalla política que supone la aprobación de la ley antidespidos no es de corto plazo. La oposición está librando dos guerras a la vez. Primero, la interna, ya que está sumida en una profunda división y varios sectores luchan para ver quién encabeza el peronismo y por tanto la oposición a Macri. La otra, contra el Gobierno. Esta ley se ha convertido en un aviso, un pulso con Macri para recordarle que no controla el Parlamento.

El presidente ofreció una imagen al mundo de control absoluto cuando logró que dos tercios del Congreso y el Senado aprobaran el pacto con los fondos buitre. El mensaje lanzado sobre todo a los inversores internacionales fue rotundo, como destacó el ministro de Economía, Alfonso Prat Gay: Macri mostraba que podía arrasar con una ley tan difícil como esa y aisló al kirchnerismo, que se quedó en minoría. Entonces lo logró con la ayuda de los gobernadores peronistas, que necesitan el dinero del Gobierno, y de Sergio Massa, el peronista disidente que domina el Parlamento porque con sus votos desempata las votaciones.

Pero desde entonces –fue en marzo- la inflación no ha parado de crecer, llegó el tarifazo de la luz, el gas, el agua, el transporte y la gasolina y el descontento social está creciendo. En ese ambiente, el peronismo le ha lanzado un mensaje a Macri al recordarle que puede hacerle las cosas muy difíciles en el Parlamento.

Sin embargo el presidente parece muy tranquilo y quiere convertir el veto a esta ley hoy en un acto político de autoridad. Algunos sindicatos amenazaron con una huelga general si Macri veta la norma, pero no parece probable que ocurra. Más bien todo apunta a una maniobra de tanteo en la que las dos principales fuerzas del país, el Gobierno y el peronismo, están buscando hasta dónde llega el poder de cada uno.

Internamente, según la mayoría de los analistas, Macri no sufrirá un coste demasiado alto por el veto. Pero externamente puede ser más complejo. Tanto los Gobiernos de otros países como los inversores internacionales que Argentina necesita preguntan mucho por la capacidad del Gobierno de controlar el Parlamento. “Muchos inversores ven enormes posibilidades económicas en Argentina pero tienen dudas por la situación política”, explica uno de los intermediarios con estos grandes empresarios que piensan meter su dinero en el país austral. Es ahí donde Macri tendrá que hacer más esfuerzos.

Los argentinos ya saben que en este país presidencialista el que tiene el Gobierno tiene casi todo el poder, pero ahora el presidente tendrá que convencer también a los extranjeros de que sigue controlando Argentina y nada va a frenar las reformas que tiene previstas.

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