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Malcorra: “Tengo mucho que ofrecer” como candidata a secretaria general de la ONU

La canciller argentina sostiene que América Latina quiere "al menos, ser parte del proceso" de selección

La canciller argentina, Susana Malcorra, saluda el martes a un refugiado sirio en Líbano.Vídeo: MOHAMED AZAKIR (REUTERS)
Macarena Vidal Liy

Experiencia en el sector privado, una larga trayectoria en la organización multilateral y la perspectiva internacional desde el Sur. Estos son los puntos fuertes que la canciller argentina, Susana Malcorra, piensa que puede ofrecer como candidata a la Secretaría General de Naciones Unidas. Pero sobre todos ellos destaca “la pasión”.

"Creo que traigo mucho a la mesa para ofrecer, pero sobre todo traigo la pasión para una organización que creo que tiene que inspirar, que tiene que transformarse”, declaró la exjefa de gabinete de Ban Ki-Moon en una reunión con un reducido grupo de periodistas en Pekín, cuando la ministra esperaba “en pocas horas” un anuncio formal de Buenos Aires sobre su candidatura y a punto de terminar su visita oficial a China.

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La ONU “es una organización muy difícil de abrazar, muy difícil de entender, pero es una organización que está ahí cuando nadie más está”, apuntó. Desde la secretaría general “se puede hacer mucho, se puede agregar valor y me parece que mi perspectiva viniendo desde el Sur, desde la Argentina, puede aportar mucho”, declaró, abandonadas ya las reticencias que mostraba hasta ahora a hablar sobre sus aspiraciones a dirigir la principal organización diplomática mundial.

El puesto de secretario general de la ONU, que dejará libre este año el surcoreano Ban Ki-Moon, se ha decidido tradicionalmente mediante un sistema informal de rotación. En esta ocasión, la expectativa era que lo ocupara un candidato de Europa del Este, la única región del mundo que aún no ha tenido un representante al frente de la organización. Y que pudiera ocupar el cargo una mujer, por primera vez en la historia.

La hasta ahora directora general de la UNESCO, la búlgara Irina Bokova, se perfila como una de las grandes favoritas. Pero en el proceso de selección abierto el mes pasado optan también otros siete nombres: algunos, como el ministro de Exteriores de Montenegro Igor Luksic o la diplomática moldava Natalia Gherman, procedentes de Europa del Este. Otros, como la ex primera ministra neozelandesa Helen Clark, ajenos a esa región.

Ante esta situación, América Latina, que solo ha tenido un secretario general en la historia de la organización, el peruano Javier Pérez de Cuéllar (1982-1991), siente fuertemente que “al menos, debemos ser parte del proceso”, asegura Malcorra. El presidente argentino, Mauricio Macri, ya ha estado ya en contacto con otros jefes de Estado de la región sobre la candidatura y las primeras impresiones han sido que la canciller argentina tendrá “un apoyo de base amplia” en esos países.

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Una vez se confirme la candidatura, “es fundamental lograr el apoyo más amplio de América Latina”, sostuvo la ministra. Después, el siguiente paso sería tratar con las distintas regiones para tratar de obtener en la Asamblea General “un apoyo por aclamación”. Un paso adicional será lograr suficiente respaldo de los 15 países del Consejo de Seguridad, que presentan la propuesta de candidato a la Asamblea.

Para ello, aseguró, el Gobierno argentino “hará su trabajo, como ha sido siempre cuando se han presentado candidaturas, para defender el caso frente a los Estados miembros”.

Pese a la inminencia del anuncio oficial, asegura no haber abordado su candidatura en sus reuniones con el Gobierno chino durante su estancia en Pekín. Pero su viaje tenía lugar inmediatamente después de una visita a Londres que, como a otros países, se ha interpretado como una búsqueda de apoyos a sus aspiraciones.

La visita llegaba después de que Pekín y Buenos Aires salvaran el principal escollo en su relación bilateral, surgido después de que el Gobierno que encabeza Mauricio Macri tomara posesión: los proyectos para la construcción de las represas Néstor Kirchner y Jorge Cepernic en la provincia de Santa Cruz. Después de meses de ardua negociación, ambas partes han acordado reducir el presupuesto, de 5.500 a 4.500 millones de dólares, y el número de turbinas a instalar, de once a ocho. “Ahora se están terminando de ver los aspectos de financiamiento y estructura legal, pero para esto nos hemos dado un plazo de 60 días para terminar de hacerlo”.

“Detrás de esto no hay que ver nada persecutorio, hay que ver una relación madura entre dos Estados con empresas que entienden perfectamente que la nueva Administración tiene la obligación, no solo el derecho, de asegurarse de que lo que se está llevando adelante es correcto”, declaró.

La ministra ha obtenido también garantías sobre la base de observación espacial china de Neuquén, un asunto que generaba gran inquietud en su país ante el temor de que Pekín pudiera darle un uso militar. El Gobierno de Xi Jinping, sostuvo, ha dejado muy claro que la utilización será exclusivamente civil.

Durante su viaje, la ministra aprovechó también para explicar al Gobierno chino, que ha hecho de su relación con América Latina una prioridad estratégica, su visión de los cambios políticos que está experimentando la región en países como Brasil, Venezuela o la propia Argentina.

Después de una etapa de 12 o 15 años en los que Latinoamérica vivió un fuerte crecimiento económico gracias a los altos precios de las materias primas, ha llegado “un contraciclo”. “No hubo una preparación para cuando vinieran las vacas flacas”, que siempre llegan en economías que tienen las materias primas como fuente principal de ingresos. Cuando han cambiado las tornas, se ha creado “una dinámica política muy interesante”, en la que “el pueblo soberano vota sin dar a nadie la suma del poder”.

 La voluntad popular, señala, es forzar a los políticos a que encuentren un consenso intermedio y aprendan a negociar, algo con poca tradición en países de historia presidencialista. Conseguirlo no será “sencillo, pero creo que en el largo plazo es un ejercicio muy bueno y que nos va a ayudar a crecer”.

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Sobre la firma

Macarena Vidal Liy
Es corresponsal de EL PAÍS en Washington. Previamente, trabajó en la corresponsalía del periódico en Asia, en la delegación de EFE en Pekín, cubriendo la Casa Blanca y en el Reino Unido. Siguió como enviada especial conflictos en Bosnia-Herzegovina y Oriente Medio. Licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid.

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