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Helen Clark: “La ONU debería tener un papel más activo”

La jefa del PNUD y candidata a sustituir a Ban Ki-moon, Helen Clark, sostiene que hay que cambiar paradigmas sobre la ayuda humanitaria e impulsar una ayuda al desarrollo más eficaz

Andrés Mourenza
La administradora del PNUD, Helen Clark, durante la entrevista con EL PAÍS el día 24 en Estambul
La administradora del PNUD, Helen Clark, durante la entrevista con EL PAÍS el día 24 en EstambulANDRÉS MOURENZA

Helen Clark (Te Pahu, 1950) es la mujer con más poder en la ONU. Tras gobernar durante tres legislaturas en su país, Nueva Zelanda, dirige desde 2009 el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), donde ha contribuido a la elaboración de nuevos paradigmas sobre políticas de desarrollo. Ahora opta al puesto de secretaria general de la ONU en sustitución de Ban Ki-moon, cuyo mandato expira este año. EL PAÍS la entrevistó en el marco de la primera Cumbre Humanitaria Mundial, celebrada esta semana en Estambul.

¿Se ha obtenido algún compromiso concreto en la cumbre?

No era una conferencia intergubernamental como la del cambio climático, y por tanto no hay acuerdos vinculantes para los gobiernos como tales. Aunque sí ha habido anuncios particulares de diferentes países y propuestas de otros actores. Pero creo que ha sido una cumbre muy positiva, en la que se han dado pasos hacia una nueva forma de trabajar, de forma más colaborativa, en el campo de la ayuda humanitaria y el desarrollo.

Se ha hablado mucho de financiación pero, en privado, diversas fuentes reconocen que los estados no están por la labor de dar más dinero.

No se trata de pedir más dinero, sino de usarlo mejor. Por ejemplo, cambiar la perspectiva de la ayuda humanitaria a una más basada en el desarrollo. Cuanta más gente podamos sacar de la dependencia de la caridad, facilitándole un empleo o microcréditos para que pueda mantenerse por sí sola, mejor para todos. Incluso en situaciones críticas como la de Siria se puede poner el foco en el desarrollo, por ejemplo financiando la reapertura de un horno de pan o poniendo en marcha un taller de costura, porque la gente sigue necesitando vestirse. Otra de las cuestiones que hemos tratado es exigir a las organizaciones humanitarias que utilicen proveedores y ONG locales, en lugar de empresas y agencias internacionales, que son más caras.

Es decir, sustituir la figura del trabajador humanitario blanco que va a los países pobres…

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Todas las sociedades tienen sus propias organizaciones sociales, sus ONG. En lugar de enviar a un ejército de empleados o voluntarios internacionales, hay que impulsar a la gente del lugar. Es más barato y contribuye a fortalecer las aptitudes de los nativos, que son quienes van a estar siempre ahí. Es por tanto, más sostenible.

Hablando de sostenibilidad, ¿qué le hace pensar que los Objetivos de Desarrollo Sostenible se van a cumplir para 2030, si los Objetivos del Milenio no se cumplieron?

Creo que uno de los errores de los Objetivos del Milenio es que eran percibidos por los países en desarrollo como metas que se les imponían. Y estos nuevos objetivos son universales, competen a todos los países, desde España a Nueva Zelanda y a Somalia. Además, cambiamos el modelo del desarrollo. Tradicionalmente, la vía para alcanzar el desarrollo era una industrialización con una gran huella de carbono. No se puede seguir adelante así. Si queremos tener un desarrollo verde e inclusivo, la economía debe crecer de una forma que no genere pobreza y desigualdades ni destruya el medioambiente. Es cierto que los Objetivos de Desarrollo Sostenible son muy ambiciosos, y más teniendo en cuenta que algunos países no cumplieron ningún Objetivo del Milenio, pero creo que esta vez los estados se lo están tomando más en serio.

¿Qué pretende aportar con su candidatura a liderar Naciones Unidas?

Estamos rodeados de desafíos socioeconómicos, ambientales, guerras... en los que se espera que la ONU se involucre. La ONU debería ser más activa, y eso requiere liderazgo. A mí se me conoce como una persona que consigue que las cosas se lleven a cabo. Me gusta ver que los planes se convierten en acciones y que estas dan resultado. Tradicionalmente, cuando se elegía al secretario general se pensaba en él como una posición diplomática, y creo que se requiere más que eso. Quiero que la ONU sea más efectiva en cuestiones de paz y seguridad; creo que ahí tenemos debilidades, porque no estamos utilizando herramientas del siglo XXI para crisis del siglo XXI. Y debemos ser más activos también a la hora de prevenir crisis: debemos estar más sobre el terreno analizando lo que pasa, porque una vez que estalla la crisis, como en el caso de Siria, tiene consecuencias globales.

Si usted es elegida, será la primera vez que una mujer dirija la ONU.

Creo que ya está más que aceptado que las mujeres podemos hacer este trabajo tan bien como los hombres. Y además aportamos una visión más centrada en las personas. Las mujeres, debido a la forma en que están organizadas nuestras sociedades, tendemos a preocuparnos más por los efectos que tendrá tal o cual decisión en la familia y en la comunidad.

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