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Cinco mujeres y cinco respuestas sobre la falta de entusiasmo con Hillary Clinton

Preguntamos a expertas y activistas por qué la posibilidad de una primera presidenta de EE UU no genera la ilusión que sí inspiró Obama

Estados Unidos acaba de hacer historia al contar con la primera mujer candidata a la presidencia por uno de los dos grandes partidos políticos. A falta de las votaciones de este martes, Hillary Clinton ya suma los delegados necesarios para representar al Partido Demócrata en las presidenciales de noviembre. Este hito se produce ocho años después de que un aspirante afroamericano ilusionara a todo un país al escribir su propia página en la historia, pero el entusiasmo con Clinton está lejos del de aquel momento. Hemos preguntado a cinco mujeres por qué.

La candidata demócrata Hillary Clinton en Los Ángeles, California.
La candidata demócrata Hillary Clinton en Los Ángeles, California. DAVID MCNEW (AFP)

1. “Podría conectar con más votantes si se mostrase como uno más de nosotros”

Angela Kelley, directora ejecutiva del Center for American Progress:

Estas son unas elecciones tan extrañas, tan inusuales que el hecho de que Donald Trump se haya convertido en el candidato republicano es algo que muchas personas todavía están intentando asumir. Es importante tener en cuenta lo que esto significa. Él se ha convertido en tal obsesión para los medios de comunicación que, diga lo que diga otro candidato, queda enmudecido en comparación. Esto ha eclipsado totalmente el factor del género en estas elecciones e, incluso cuando es mencionado, también gira en torno al hecho de que Trump se haya manifestado de manera tan agresiva en contra de las mujeres.


Encuesta de Gallup sobre la situación de los votantes según su partido. C. F. PEREDA

Es un ciclo electoral difícil de valorar. Ha habido mucho debate sobre cómo un señor blanco y mayor [Bernie Sanders] ha logrado entusiasmar a tantos jóvenes, y eso también hace sombra a las posibilidades de Clinton. Si le diéramos la vuelta a la situación y en los últimos ocho años hubiésemos tenido una mujer presidenta, ahora tendríamos la misma conversación sobre la falta de entusiasmo por un presidente afroamericano.

También hay un factor generacional. Para mí ver a una mujer liderando las primarias de su partido es algo por lo que he esperado mucho tiempo y nunca estuve segura de que llegaría a verlo. Pero cuando se lo digo a mis hijas, de 15 y 19 años, piensan que estoy de broma. Para ellas es obvio. Se ha creado esa expectativa entre los más jóvenes porque durante los últimos ocho años han crecido con un afroamericano en la Casa Blanca.

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Para mí esas son las dos razones clave. Pero la cuestión de género, especialmente por la manera tan negativa en que Trump habla de las mujeres, va a seguir formando parte de las elecciones. Yo solo espero que ella muestre mejor su conexión con la mitad de la población de este país, los desafíos que ha tenido que superar… Le ayudaría hablar como ciudadana, no tanto como política. Lo que ocurre con estas elecciones es que la emoción juega un papel muy importante, son muy emocionales. Hay enfado, hay miedo. Ella podría conectar con más votantes si se mostrase como uno más de nosotros. Quizás piense que tiene que demostrar que se sabe la lección y que tiene todas las credenciales, pero le hubiera ayudado compartir más acerca de sí misma.

2. “Hillary Clinton es percibida como parte de un sistema que ha dejado de funcionar para muchas personas”

Brigid Schulte, autora de Overwhelmed y directora de The Good Life Initiative:

Para entender realmente lo que está ocurriendo entre el electorado y por qué Hillary Clinton no ha logrado inspirar de manera general el entusiasmo y el optimismo que se podía esperar que acompañase a la posibilidad de elegir por primera vez a una mujer presidenta de Estados Unidos, basta con observar unos cuantos datos. El primero es la creciente productividad de los trabajadores estadounidenses en las últimas décadas. El otro es que, al mismo tiempo, los salarios se han estancado. Y un tercero demuestra el constante ascenso de los beneficios de las grandes corporaciones y los sueldos de sus directivos, que ahora multiplica 455 veces el de un empleado medio.

Datos del Economic Policy Institute sobre la evolución de los salarios medios de los trabajadores en comparación con la productividad. C.F.PEREDA

Hay una sensación real de enfado y frustración y un sentimiento de traición entre los votantes que han sabido explotar tanto Bernie Sanders en la izquierda como Donald Trump en la derecha. Los votantes quieren algo nuevo y ellos dos son percibidos como candidatos de fuera del sistema. Los votantes ya estaban enojados y sentían miedo en 2008 durante la recesión, pero Barack Obama fue recibido como la cara nueva, el aspirante que arreglaría el desastre que había dejado un gobierno del establishment como la Administración de George W. Bush. Y eso es lo que más perjudica a Hillary Clinton. Mientras los sondeos muestran que los votantes que más valoran sus cualificaciones van a apoyarle, lo que está eclipsando este momento potencialmente histórico es el hecho de que ella es percibida como una candidata del establishment, como parte de un sistema que no solo ha dejado de funcionar para muchas personas, sino que también les hace sentir excluidas. Ella parece más una política experta que no asume riesgos, no una luchadora que promete reinventar un sistema cada vez más desigual y así empezar de nuevo.

3. “Las propuestas de Bernie Sanders son mejores para las mujeres”

Katie Halper, columnista de Feministing y autora del podcast The Katie Halper Show:

Indudablemente hay menos entusiasmo en torno a la posible elección de la primera mujer presidenta del que se sentía con el primer presidente afroamericano. Desde luego que algunos votantes rechazan a Hillary Clinton por una cuestión de sexismo pero ese no es el único factor que explica la diferencia, ya que algunos votantes de 2008 también estaban motivados por el racismo. Entre los votantes que apoyarían a un candidato afroamericano y a una mujer, el distinto nivel de entusiasmo se debe a los candidatos, no a una cuestión de género o raza.

Aunque el género de Clinton convertiría su presidencia en un hecho histórico, ella tiene muy poco del candidato poco conocido o de la versión del sueño americano que tenía Barack Obama. A pesar de que la campaña de la demócrata y algunos de sus seguidores digan lo contrario, ella forma parte indudable del establishment político y del matrimonio político más famoso de este país.

Según esta encuesta de Pew Research, las mujeres siguen considerando que la desigualdad con respecto a los hombres persiste, por encima de la valoración que hacen ellos. C.F.PEREDA

Obama era más joven, no había terminado su mandato en el Senado y había tenido que superar numerosos obstáculos a lo largo de su vida. Sus contrincantes, incluida Hillary Clinton, hicieron todo lo posible para retratarle como un forastero, antiamericano, extranjero y poco tradicional. Por una cuestión de transparencia, admito que tampoco me ilusionaba tanto Clinton ni Obama en 2008. El discurso de Obama sobre la América mixta me resultaba vergonzoso. Lo que al final me convirtió en seguidora de Obama fue la campaña que se hizo contra él. Si después desafió el establishment como prometía es otro asunto. Clinton, por otro lado, ha participado activamente como primera dama de Arkansas y de Estados Unidos, como senadora y como Secretaria de Estado.

Pero para feministas como yo, hay algo especialmente cínico y peligroso en la manera en que tanto ella como su campaña está usando la política de género para silenciar críticas contra ella. Está claro que sería ingenuo afirmar que ella no se enfrenta a ataques sexistas o a un doble rasero por ser mujer, pero ella misma está saboteando el feminismo al interpretar sus críticas o incluso a los seguidores de Bernie Sanders como sexistas o misóginos. Bernie Sanders es un hombre y sus propuestas, desde la subida del salario mínimo hasta una política exterior menos agresiva, son mejores para las mujeres.

4. “Clinton carece de una historia de improbabilidad, de sorpresa”

Michelle Kinsey-Burns, escritora y activista a favor del derecho al aborto:

El entusiasmo es algo muy difícil de medir pero en política hay una medida empírica que podemos utilizar y eso son los votos. En el proceso de primarias, más de tres millones de personas han votado a Hillary Clinton antes que a Bernie Sanders. Y más de un millón y medio más han respaldado a la demócrata que a Donald Trump.

Clinton carece de una historia de improbabilidad, de sorpresa. Sus muchas décadas como una figura política reconocible significa que, incluso a pesar de ser mujer, nunca será una candidata no tradicional como Bernie Sanders, una intrusa como Donald Trump o incluso una brillante recién llegada como lo era Obama apenas cuatro años antes de registrarse como candidato. Clinton lleva trabajando más tiempo que muchos de los analistas que ahora intentan diseccionar su campaña. Si una trayectoria de más de cuatro décadas de competencia, efectividad y dedicación no son suficientes para crear entusiasmo, por lo menos sí es exactamente lo que necesita el liderazgo de esta nación.

*Recuento de votos por Real Clear Politics a falta de las primarias del 7 de junio. C. F. PEREDA

5. “El récord del presidente seguirá afectando a Clinton hasta que ella presente una visión que la distinga”

Marielena Hincapié, directora ejecutiva del National Immigration Law Center:

La posibilidad de tener por primera vez a una mujer como presidente de los Estados Unidos es muy emocionante y sería un gran paso histórico para nuestro país. Si la emoción hasta ahora no ha sido tan palpable como fue durante la campaña del presidente Obama en el 2008—tomando en cuenta que aún falta la parte más intensa de la campaña—puede que hayan varias razones.

En 2008, Obama ofrecía una visión llena de aspiraciones para el país que inspiró a muchos. Por eso vimos a muchísima gente salir a apoyarlo. Pero para muchos, sobre todo dentro del movimiento por los derechos pro-inmigrante, Obama no pudo cumplir lo que prometió.

Si hemos visto una falta de entusiasmo alrededor de la actual líder a la candidatura demócrata, la ex secretaria de Estado Hillary Rodham Clinton, podría ser que muchos consideran que una victoria de Clinton supondría la prorrogación de las políticas migratorias de Obama, en vez de una visión más progresista.

Eso sería muy difícil para las comunidades inmigrantes, que se han visto muy afectadas bajo la actual administración por las cifras más altas de deportaciones que hemos visto en generaciones y también, últimamente, por las deportaciones de madres y niños que vinieron a este país para refugiarse de la violencia incesable de Centroamérica.

Encuesta de Gallup sobre el nivel de aprobación de los políticos entre los ciudadanos. C. F. PEREDA

A pesar del progreso limitado que ha tenido la administración para entablar políticas migratorias más humanas y prudentes con las acciones ejecutivas de Obama (como la acción diferida bajo los programas de DACA y DAPA), el récord del presidente seguirá afectando a Clinton hasta que ella presente una visión que la distinga de Obama.

Aunque Clinton haya dicho que no deportaría a niños, necesita denunciar las políticas del presidente Obama, sobre todo la detención y deportación reciente de madres y niños que huyen de la violencia. También necesita dar a conocer cuál es su plan para reformar el sistema migratorio, y hacer más para recuperar la confianza de la comunidad, si quiere inspirar a la comunidad en general, y a las mujeres inmigrantes en especial, a que voten por ella.”

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