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Rusia da señales positivas tras la reunión de Putin y Juncker

El presidente de la Comisión Europea y el líder ruso exploran vías para sacar del callejón sin salida las relaciones entre Bruselas y Moscú

Pilar Bonet
Juncker, presidente de la Comisión, este jueves en San Petesburgo.
Juncker, presidente de la Comisión, este jueves en San Petesburgo. SERGEI KARPUKHIN (REUTERS)

El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, y el líder ruso, Vladímir Putin, abordaron por fin cara a cara el estado de las relaciones entre Bruselas y Moscú y exploraron las vías para sacarlas del callejón sin salida en que se encuentran. Los dos políticos se reunieron por la tarde en el palacio de Constantino, en las afueras de San Petersburgo, y su cita, que empezó con retraso y que duró más de dos horas, era considerada uno de los puntos culminantes en el marco del Foro Económico Internacional que comenzó el jueves en esa ciudad.

El tema de las sanciones no fue discutido durante la reunión, según el representante permanente de Rusia en la UE, Vladímir Chizhov, citado por la agencia Interfax. Según este medio, Chizhov dijo que la reunion había tenido un “ambiente constructivo” y que Rusia esperaba progreso en el diálogo energético, así como una futura visita de la responsable de política exterior de la UE, Federica Mogherini, a Moscú. Los representantes de la Comisión cancelaron los contactos informativos inicialmente previstos en el foro de San Petersburgo.

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Rusia y la UE muestran creciente interés (sobre todo económico y de seguridad) por desbloquear sus relaciones, afectadas desde 2014 por las divergencias en torno a Ucrania. Un surtido de ideas, --entre ellas la reducción gradual de las sanciones, su recorte temporal o cualitativo y también el intercambio escalonado de gestos de buena voluntad e iniciativas ingeniosas de cooperación--, sonaban en los debates del foro, que celebra su 20 aniversario con una mayor asistencia del empresariado occidental que en sus dos ediciones anteriores, en 2014 y 2015.

Por la mañana, Juncker salió al paso de quienes han criticado su viaje a Rusia y dijo que consideraba “de sentido común” hablar con este país y sus dirigentes y que pretendía “tender puentes” entre dos interlocutores que tienen una “responsabilidad compartida” por el continente. Pero primero “tenemos que tener una conversación franca sobre donde estamos”, dijo el alto funcionario europeo. La relación entre Rusia y la UE es “problemática y está afectada por la desconfianza, pero no está rota sin remedio”. “Tenemos que arreglarla y creo que podemos”, señaló.

La UE decidirá este mes si prolonga por medio año más las sanciones impuestas a Rusia por la política del Kremlin en Ucrania. A diferencia de otros políticos occidentales, Yunker no se mordió la lengua. “La anexión illegal de Crimea y Sebastopol y el conflicto en y en torno al este de Ucrania sometieron la relación entre la Unión Europea y Rusia a una seria prueba”, dijo. Y prosiguió:”Las acciones de Rusia han sacudido los principos mismos del orden de seguridad en Europa. La igualdad soberana, el no uso de la fuerza y la integridad territorial tiene importancia. No pueden ser ingorados”. El presidente de la Comisión admitió no obstante que las relaciones ya sufrían tensiones antes de estos sucesos. "Los “esfuerzos de la UE para contactar y explicar no siempre fueron bienvenidos o aceptados”, alegó.

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Juncker defendió la libertad de Ucrania para decidir su política exterior como país soberano y la obligación de los demás de respetarla y recordó que Rusia es parte del proceso que ha conducido a los acuerdos de Minsk (el foro de diálogo para el conflicto del Este de Ucrania auspiciado por la OSCE y con la participación de Moscú, Kiev, Berlin y París). “El próximo paso es cumplirlos ni más ni menos. Es el único camino”, afirmó.

Limitado en sus oportunidades en Rusia, el empresariado occidental presiona de forma creciente sobre los dirigentes políticos para que las sanciones sean eliminadas y Moscú fomenta ese estado de ánimo. Para ello el foro de San Petersburgo es un útil instrumento, que servía el miércoles para presentar negocios realizados o emprendidos y también para subrayar el carácter inevitable de la cooperación. En este sentido Alexandr Medvédev, el responsable de la exportación de gas a Europa en Gazprom, manifestó que Europa carece de la capacidad de transporte de los100.000 millones de metros cúbicos de gas suplementarios que como más tarde necesitará en 2035.

Italia es este año el país invitado en San Petersburgo y su primer ministro Mateo Renzi se entrevistará el viernes con Putin. El intercambio agrícola italo-ruso (de productos no sometidos a sanciones) aumentó en un 11% en lo que va de año y las empresas italianas tienen proyectos de inversión en ocho regiones de Rusia, según una nota del ministerio de Agricultura emitida tras una entrevista entre el ministro del departamento, Alexandr Tkachev, y el embajador italiano.

Al foro asisten políticos que defienden las posiciones rusas, como el ex canciller alemán Gerhard Schröder ex presidente de Francia, Nicolás Sarkozy, quien cenó con Putin en la noche del 15 al 16 de junio y quien el 16 por la mañana quiso perfilarse como mediador. Para ello, Sarkozy propuso abolir el régimen de sanciones y contrasanciones entre la UE y Rusia. Según Sarkozy, a Rusia como “gran país”, como “país fuerte” le corresponde tomar la iniciativa y “tender la mano” a la Unión Europea, aboliendo sus contrasanciones. Opinó el ex presidente francés, en ello “no hay ningún riesgo”, porque si Europa no corresponde de la misma manera, siempre puede volver atrás e imponer de nuevo las sanciones.

Sarkozy esquivó una pregunta directa clave: ¿en qué fronteras está Crimea, en Ucrania o en Rusia?”. Su respuesta fue: “Crimea no se nombró en Minsk 2 (los acuerdos logrados en el foro de Minsk en febrero de 2015). Allí no se dice ni una palabra (de Crimea). ¿Por qué quiere que le hable de ese tema?”. Y después, sentenció: “Si quiere quedarse en la crisis mire al pasado, si quiere salir mire al futuro “. Contra Ucrania arremetió el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, según el cual los “alemanes, franceses e incluso los norteamericanos comienzan a estar cansados de los caprichos de sus tutelados” que no “desean cumplir los acuerdos de Minsk”. Lavrov acusó a los europeos de invitar a Rusia a colaborar sólo “donde le es ventajoso a la UE” y los conminó a basarse en “sus propios intereses” y no en ·”principios de consenso o solidaridad·” tras los cuales, señaló, “se esconden posiciones antirusas”.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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