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Bruselas defiende la continuidad de los funcionarios británicos pese al ‘Brexit’

Los líderes europeos envían un mensaje para tranquilizar a los empleados de las Islas

Álvaro Sánchez
Estudiantes británicos junto al Parlamento Europeo, esta semana.
Estudiantes británicos junto al Parlamento Europeo, esta semana.ERIC VIDAL (REUTERS)

A las tres de la madrugada ya no pudo más. Abandonó la comodidad de la cama y aunque al día siguiente tocaba trabajar, se enganchó a la BBC durante casi cuatro horas para seguir el recuento de votos. No volvió a acostarse. "Mi corazón latía demasiado rápido", justifica uno de los casi 1.500 funcionarios británicos en la UE, que prefiere guardar el anonimato. Si en Reino Unido son los inmigrantes los que temen que el Brexit les afecte personalmente más allá de terremotos bursátiles y grandes cifras macroeconómicas, en la capital de la UE son los empleados británicos en instituciones comunitarias los que viven con incertidumbre el nuevo escenario.

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La reacción para aliviar esos miedos ha sido rápida. Solo unas horas después de conocer el adiós británico, en medio de una tormenta política y económica para cuya descripción se han empleado adjetivos de grueso calibre, tanto el presidente del Parlamento, Martin Schulz, como el de la Comisión, Jean-Claude Juncker, dirigieron sendos correos electrónicos a los funcionarios británicos de la UE. "Haré todo lo que esté en mi mano para apoyaros y ayudaros en este complejo proceso. Nuestras leyes serán interpretadas y aplicadas con un espíritu europeo", les escribió Juncker en un mensaje lleno de palabras tranquilizadoras. "Trabajáis para Europa. Dejasteis vuestro escudo nacional en la puerta cuando os unisteis a las instituciones", dice otro fragmento.

La regulación comunitaria recoge que solo se puede pedir la marcha de un funcionario de la UE si deja de cumplir determinados requisitos. Entre las condiciones para ser empleado, el artículo 28 señala la obligación de ser "nacional de uno de los Estados miembros, a menos que las autoridades permitan una excepción". Hasta ahora, esa salvedad solo se ha utilizado con un puñado de funcionarios noruegos que llegaron a la UE poco antes del referéndum de adhesión en el que el país nórdico rechazó integrarse en el club comunitario.

A falta de que se concrete una solución, la voluntad de las instituciones es permitir la continuidad de los que ya están, pero fuentes de la Eurocámara dan por hecho que no se reclutarán nuevos trabajadores británicos, lo que puede permitir a otros países ampliar sus cuotas. También reconocen que el Brexit puede frenar ascensos y hacer retroceder en la escala a algunos de ellos: "Su puesto de trabajo no peligra, pero algunos funcionarios que ocupan cargos muy altos, para los que hace falta el apoyo explícito de un Estado miembro, podrían verse apartados de esa función", advierten desde el Parlamento.

Pese a representar el 12% de la población de la UE, los británicos apenas suponen el 4% del total de funcionarios europeos —hay en torno a un millar en la Comisión, 289 en el Parlamento y apenas un centenar en el Consejo—. Sin embargo, su presencia en puestos de gestión sénior roza el 10% y casi tres de cada cuatro está en la franja de mayor nivel funcionarial. "Creo que el idealismo que empuja a la gente a trabajar por Europa ha caído en Reino Unido", opina el funcionario inglés, de 62 años.

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Como europeísta convencido, se declara decepcionado por la decisión de sus compatriotas de abandonar la UE. También indignado por no haber podido votar en el referéndum al llevar más de 15 años fuera del país. De momento no teme por su empleo. El impulso que le hizo levantarse de la cama y aparecer al día siguiente en su oficina con ojeras tras una noche en blanco frente a la televisión hunde sus raíces en un terreno más cercano a las emociones que al de la nómina. "No volveré a Reino Unido para acabar mis días. No quiero vivir en un país que no pertenece a Europa".

Los eurodiputados británicos seguirán hasta el adiós definitivo

Los 73 representantes británicos en el Parlamento Europeo seguirán en sus cargos hasta que se produzca la salida de Reino Unido de la UE, un proceso que se estima llevará un mínimo de dos años. En ese tiempo seguirán teniendo poder de decisión en las votaciones acerca de asuntos europeos pese a la anunciada marcha de su país. Uno de ellos será el eurodiputado conservador Andrew Lewer, favorable al Brexit."Seguiré trabajando como eurodiputado para apoyar las negociaciones de salida. Todo nuestro interés se centra en lograr las mejores condiciones para Reino Unido y promover buenas relaciones con nuestros colegas europeos", ha afirmado al ser consultado por EL PAÍS tras el referéndum.

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Sobre la firma

Álvaro Sánchez
Redactor de Economía. Ha sido corresponsal de EL PAÍS en Bruselas y colaborador de la Cadena SER en la capital comunitaria. Antes pasó por el diario mexicano El Mundo y medios locales como el Diario de Cádiz. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla y Máster de periodismo de EL PAÍS.

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