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López Obrador clama por un “cambio de régimen” en el acto de apoyo a los maestros

El líder de Morena exige a Enrique Peña Nieto un "Gobierno de transición" para evitar "un país en escombros"

Alba MoraVídeo: Alba Mora

Andrés Manuel López Obrador vio la oportunidad, la tomó de la mano y la subió al escenario. El líder del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) y principal aspirante presidencial de la izquierda hizo esta mañana de su apoyo a los maestros disidentes un acto de campaña con miras a 2018. Desde el estrado del paseo de Reforma, pidió “una revolución democrática”, “un cambio de régimen” y hasta un “Gobierno de transición”. Un mensaje que hizo furor entre sus seguidores y que marca con tiralíneas el mapa de sus deseos.

La oportunidad era única. La arteria que a lo largo de un siglo ha visto desfilar la historia de México vivía una jornada excepcional. No sólo López Obrador ocupaba la calzada. Los padres de los normalistas de Iguala conmemoraban 21 meses de su oscura desaparición y los maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE)  se manifestaban por la matanza de Nochixtlán (Oaxaca). Un salvaje enfrentamiento entre la policía y los docentes que acabó el domingo pasado con nueve muertos, ocho de ellos a tiros. El baño de sangre, último y terrible capítulo de un largo proceso de resistencia a la reforma educativa, ha supuesto un golpe al Ejecutivo de Enrique Peña Nieto (PRI) y ha forzado la apertura de una negociación con el sindicato radical.

En este ambiente de alta volatilidad, con el recuerdo fresco de dos tragedias que difícilmente serán olvidadas, López Obrador logró acaparar la mañana. Convocó a decenas de miles de seguidores en apoyo a los maestros. Por las muertes de Nochixtlán exigió la dimisión del secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, la libertad inmediata de los sindicalistas encarcelados y un diálogo para forjar una “reforma educativa con consenso de los maestros, padres y autoridades”. “No se debe tratar así a los maestros; se les está ultrajando y además se quiere imponer una reforma con el uso de la fuerza, con autoritarismo. Eso no se debe permitir”, dijo López Obrador a EL PAÍS.

Ese fue el guiño que lanzó a la CNTE. Pero no fue más que un apéndice de su discurso. Camisa blanca y gesto adusto, el infatigable caudillo de la izquierda elevó el tono y disparó directamente contra el “corrupto y autoritario” presidente Enrique Peña Nieto, al que pidió que abra “un Gobierno de transición” para entregar el poder. “No queremos violencia, no queremos reconstruir México desde escombros y amargos sufrimientos”, clamó en un tono ambiguamente amenazador.

Una y otra vez, en su discurso, puso el foco en los comicios presidenciales. Su gran ambición. El trono que ya dos veces se le ha escapado y por el que combatirá por tercera ocasión en 2018. “Las elecciones ya están cerca, siempre hemos actuado con responsabilidad y poniendo el interés general por delante; no somos vulgares ambiciosos, no luchamos por cargos, luchamos por ideales, por principios, porque queremos la transformación de México”, dijo. Acabada su intervención, el acto se dio por concluido y sonaron las alegres notas del himno de Morena. El paseo de Reforma, poco a poco, se fue despejando. A la espera de otra ocasión.

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