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Repetir el referéndum del ‘Brexit’

Una recogida de más de 3,5 millones firmas plantea la repetición de la votación

Íñigo Domínguez

El estupor por el resultado del Brexit en Reino Unido ha tenido un efecto curioso, tratándose de un referéndum democrático cuya decisión, teóricamente, debe ser aceptada. De inmediato ha surgido la pretensión, a través de una recogida de firmas que lleva ya más de 3,5 millones, de repetir la votación. Del mismo modo, entre los políticos ya se juega con la idea de celebrar en algún momento un segundo referéndum, quizá cuando se pacten las condiciones de la marcha de la UE, para que el pueblo lo refrende de nuevo. Es más, cabe la posibilidad de que antes se convoquen elecciones y gane un partido en cuyo programa figure la permanencia en la UE. ¿Entonces qué?

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Hay más. Una de las frases clave para interpretar el resultado del referéndum la dijo uno de los líderes de la campaña por el Brexit, el euroescéptico conservador Michael Gove: “El pueblo británico está harto de expertos”. Gove ahora pelea por el puesto de su compañero de partido, el primer ministro David Cameron, que ha dimitido, y ofrece otra clave no menor del asunto: el papel de las puras ambiciones personales de algunos de los principales agitadores del Brexit.

Una de las frases clave para interpretar el referéndum la dijo el euroescéptico conservador Michael Gove: “El pueblo británico está harto de expertos”

Pero volviendo a la frase sobre los expertos, es importante porque viene a decir que en este debate los hechos, los datos, las advertencias de los que saben más, han sido lo de menos. La UE, el FMI, Obama, los principales líderes mundiales, hasta el arzobispo de Canterbury avisaron de los efectos negativos del Brexit, pero dio igual. Cuanto más importante era quien lo decía, peor lo ponía, y aunque hubiera bajado san Pedro bendito con el mismo cuento mucha gente habría pensado siempre lo mismo: ya, no me lo creo. Millones de votantes se dejaron llevar por su intuición y sus instintos, pues la verdad se ha vuelto muy escurridiza por un problema profundo, la falta de credibilidad de las élites y las instituciones.

Esto abre un espacio vasto y peligroso a oportunistas, populistas e irresponsables que utilizan mensajes simples. El mismo Gove, por ejemplo. Esta desconfianza quizá se deba a la larga resaca de la crisis de 2008, cuando todo fueron mentiras, los culpables se fueron de rositas y el pueblo pagó los platos rotos.

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El voto del Brexit, que tiene muchas caras, es desde luego un voto de rabia contra el sistema, de forma abstracta, no tanto contra la UE

El voto del Brexit, que tiene muchas caras, es desde luego un voto de rabia contra el sistema, de forma abstracta, no tanto contra la UE. Se debate mucho estos días si ha sido un voto desinformado y si eso puede cuestionar el resultado. De nuevo volvemos al problema de saber la verdad. La prensa sensacionalista británica tiene mucha responsabilidad de echar gasolina en el descontento. Pero en general Europa no ha tenido nunca grandes defensores en las islas, aunque ahora surja una oleada de enamorados abandonados. Incluso entre quienes votaron por marcharse hay cierta desilusión de promesas rotas que eran mentira. Lo cierto es que se sabía de antes, medios y políticos han rebatido con datos los argumentos engañosos del Brexit, pero ha sido inútil. Muchos votantes no se han creído los hechos hasta que no se han estrellado con ellos.

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Sobre la firma

Íñigo Domínguez
Es periodista en EL PAÍS desde 2015. Antes fue corresponsal en Roma para El Correo y Vocento durante casi 15 años. Es autor de Crónicas de la Mafia; su segunda parte, Paletos Salvajes; y otros dos libros de viajes y reportajes.

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