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Alejandro Alvargonzález | Número tres de la OTAN

“El Reino Unido se ha pegado un tiro en nuestro pie”

El diplomático español señala en esta entrevista sobre la cumbre de la Alianza que empieza el viernes el desafío que supone el ISIS en Libia y la salida británica de la UE

Miguel González
Alejandro Alvargonzalez, numero tres de la OTAN, en el Ministerio de Defensa.
Alejandro Alvargonzalez, numero tres de la OTAN, en el Ministerio de Defensa.Jaime Villanueva

El español Alejandro Alvargonzález (Vigo, 1959), diplomático de carrera y secretario general de Política de Defensa desde 2012, será a partir del 1 de octubre secretario general adjunto para Asuntos Políticos y de Seguridad, un puesto equivalente a número tres de la OTAN. Desde 1995, cuando Javier Solana accedió a la Secretaría General, ningún español ha ocupado un puesto tan alto en la Alianza Atlántica. Aunque el secretario general, Jens Stoltenberg, ha elegido entre los candidatos según su “mérito y capacidad”, Alvargonzález cree que lo que se ha reconocido en su caso es “el mérito y la capacidad de España”. Tras realizar una importante contribución a las operaciones y al presupuesto aliado, “hemos hecho saber que debíamos estar presentes en los círculos donde se toman las decisiones y así ha sido entendido".

Pregunta. ¿Qué espera de la cumbre que comienza este viernes en Varsovia?

Respuesta. En la cumbre de Gales (2014) nos enfrentamos a dos nuevos desafíos: la actuación de Rusia en Ucrania y los riesgos del flanco sur. Ahora se trata de pasar revista al cumplimiento de los compromisos que se asumieron entonces y planificar su futuro desarrollo.

P. ¿Desplegar cuatro batallones, unos 4.000 militares, en las repúblicas bálticas y Polonia es suficiente para disuadir a Rusia?

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R. Lo que importa no es tanto el número como que sean batallones multinacionales. Eso significa que cualquier agresión contra uno de estos países automáticamente generaría la solidaridad de todos los aliados, y no solo porque lo diga el artículo V del tratado, sino porque todos estarían directamente involucrados.

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P. ¿No viola este despliegue el Acta Fundacional OTAN-Rusia de 1997?

R. El compromiso era no estacionar permanentemente sustanciales tropas de combate [en los países del antiguo Pacto de Varsovia]. Eso supone unos límites que no están concretados y quizá se cubran con este despliegue, pero no se sobrepasan.

P. En Varsovia se declarará operativo un escudo antimisiles que parece haber perdido sentido tras el acuerdo con Irán…

R. Con Irán se ha llegado a un acuerdo en materia nuclear, pero no misilística… Y no solo está Irán: una veintena de países desarrollan proyectos balísticos que pueden llevar carga nuclear, convencional, química o bacteriológica.

P. Por pereza intelectual o inercia burocrática, la OTAN parece más cómoda enfrentándose a la tensión con Rusia que a la amenaza yihadista…

R. La OTAN nace en 1949 con un referente que es la URSS. Tras la caída del muro, debe asumir la nueva realidad y es verdad que le cuesta algún tiempo hacerlo. Pero no ha abandonado el sur. Al contrario, lo ha redescubierto. La OTAN debe ser una organización de seguridad global, 360 grados. No tendría sentido centrarnos en unas amenazas y descuidar otras.

P. ¿Dónde están los batallones para el flanco sur? No se ven medidas concretas más allá de la teoría…

R. De Varsovia saldrá un documento marco para la defensa frente a las amenazas del sur y eso tiene que ver con mejor inteligencia, reorientación de las capacidades o cooperación con los países que sufren el terrorismo para que se puedan defender por sí mismos. Se trata de proyectar estabilidad. Lo que funciona en este tipo de conflictos no es la intervención desde el exterior sino la construcción de capacidades propias.

P. Al Estado Islámico se le combate en Irak y Siria, pero no en Libia, donde también tiene una base territorial, más cerca de nuestras fronteras. ¿Está condicionada la OTAN por el fiasco de su intervención en 2011?

R. Es verdad que en Siria y en Irak hay una acción decidida que ha provocado una merma muy importante del territorio controlado por el ISIS y que no estamos haciendo lo mismo en Libia. Pero es que aquí hay un condicionante previo: debemos intervenir en Libia en la forma y el momento en que el Gobierno legítimo lo pida. Y aún no lo ha hecho. Cuando lo haga, debemos estar dispuestos a cooperar, centrándonos sobre todo en el adiestramiento de sus fuerzas, porque Libia es el reservorio infeccioso de muchos males que se han contagiado al Sahel.

P. En Varsovia se firmará un acuerdo de cooperación con la UE, cuya defensa quedará muy mermada con la salida del Reino Unido.

R. El Brexit es una mala noticia, también para la seguridad y defensa. Supone la pérdida de la primera potencia militar europea por parte de la UE. Aunque es cierto que las capacidades que el Reino Unido ponía en la política europea de seguridad y defensa eran limitadas, incluso muy limitadas.

P. No tan limitadas en la industria militar…

R. La industria británica de defensa es una de las mayores de Europa. Meter el bisturí en este campo va a ser muy delicado. Somos como hermanos siameses. Solo me atrevo a decir que en este divorcio todos perdemos. El Reino Unido se ha dado un tiro en el pie, pero el pie es común.

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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