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CONFLICTO EDUCATIVO

Peña Nieto pide privilegiar el diálogo, pero sin derogar la reforma educativa

La CNTE debate si mantener el pulso o sentarse a debatir el modelo educativo

El presidente de México, Enrique Peña Nieto; el secretario de Agricultura, José Calzada, y el gobernador de Michoacán, Silvano Aureoles, montan en un tractor el martes pasado.
El presidente de México, Enrique Peña Nieto; el secretario de Agricultura, José Calzada, y el gobernador de Michoacán, Silvano Aureoles, montan en un tractor el martes pasado.

Privilegiar el diálogo, pero sin derogar la reforma educativa. El presidente de México, Enrique Peña Nieto, marcó de nuevo la ruta para intentar poner fin al conflicto educativo que sacude a México. “Hay que aproximar posiciones para una solución pacífica. Pero la abrogación de la ley no está en nuestro ámbito. El Ejecutivo está por hacer valer la reforma educativa”, indicó Peña Nieto.

Las palabras del presidente llegan después del segundo intento de negociación entre el Gobierno y la radical Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE). La primera vuelta, abierta tras la matanza de civiles en Nochixtlán el pasado 19 de junio, se agostó por la presión callejera que impuso la CNTE. Durante una semana estranguló las principales carreteras de Oaxaca y Chiapas, donde son la fuerza sindical mayoritaria en la educación, y puso en peligro el abastecimiento alimentario. Al borde de un nuevo estallido, el Gobierno anunció que si no se deponían los bloqueos emplearía la fuerza. La CNTE redujo la presión y el Ejecutivo respondió reactivando la negociación y permitiendo un intercambio de propuestas.

El pliego gubernamental ofrece un diálogo sobre el modelo educativo y sentar a la mesa a los responsables de la Secretaría de Educación. La CNTE coincide en iniciar un gran debate educativo y pide que este determine un nuevo tipo de evaluación docente, uno de los detonantes de las protestas. Pero al mismo tiempo exige la abrogación de la ley y la retirada de las medidas sancionadoras surgidas durante el conflicto: desde despidos y retención de sueldos hasta órdenes de arresto y encarcelamientos.

En este horizonte, la búsqueda de un punto de encuentro se ha convertido en vital para ambas partes. La vuelta al enfrentamiento, tras la terrible advertencia de Nochixtlán, puede derivar en un escenario de violencia incontrolada. Ante esta perspectiva, en el seno de la propia CNTE, que lleva casi cuatro años de lucha contra la ley, ha prendido la discusión sobre si proseguir la negociación o forzar la exigencia de abrogar la ley y tensar el pulso. Sabedores de que los otros dos apartados (debate sobre el modelo educativo y reducción de sanciones) son relativamente alcanzables y que les mostrarían como vencedores, un sector apuesta por limar asperezas y avanzar en los próximos meses por la senda del diálogo. Pero en un universo tan exacerbado y multipolar como la CNTE, que aglutina a todo tipo de organizaciones de izquierda y extrema izquierda, una decisión de este tipo no es fácil de alcanzar.

Para aclarar el panorama, este fin de semana la coordinadora someterá a votación en sus asambleas estatales el signo de la negociación. El domingo o más tardar el lunes, día de la próxima reunión con el Gobierno, estará lista la nueva propuesta.

Mientras se toma esta decisión estratégica, los llamamientos al diálogo pacífico se han multiplicado por parte del Gobierno, que incluso ha enviado a una comitiva a Nochixtlán para reunirse con los familiares de las víctimas. Los próximos días serán claves para determinar el derrotero del conflicto.

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