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Citibank cerrará las cuentas del Banco Central de Venezuela

Maduro considera que se trata de un "bloqueo financiero" hacia su país

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Citibank ha anunciado tras una revisión de riesgos que cerrará las cuentas del Banco Central de Venezuela (BCV) y del Banco de Venezuela en un mes. Según el presidente Nicolás Maduro, la medida supone un “bloqueo financiero” del Estado venezolano, que utiliza el banco estadounidense como intermediario para sus transacciones en moneda extranjera.

La entidad financiera ha tomado la decisión tras una revisión periódica de gestión de riesgos en Venezuela. El banco estadounidense ha señalado en un comunicado que la medida no es un reflejo de su “compromiso con un país”, con el que trabaja desde hace casi 100 años. El control cambiario en este país ha restringido el acceso a dólares, motivo por el que el BCV y el Banco de Venezuela utilizan a Citibank como intermediario para las operaciones en moneda internacional.

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“Hemos decidido suspender los servicios de banco corresponsal [para las operaciones en divisas] a todos los clientes en Venezuela, públicos o privados”, explicó a Bloomberg el portavoz de Citigroup Juan Iramain. La medida, añadió, no implica reducir la presencia de la entidad financiera en Venezuela o dejar de operar en el país. La filial venezolana del Citi ha ido cerrado algunas cuentas de tarjetas de crédito desde el año pasado.

La recesión intimida a los inversionistas extranjeros desde hace dos años. Ya en 2014, el índice de mercados emergentes de JP Morgan, indicaba que Venezuela ostentaba el riesgo país más elevado del mundo. La situación se ha deteriorado desde entonces. Para Maduro, el derrumbe económico obedece a una supuesta “guerra” fraguada por un grupo de empresarios, la oposición y el Gobierno de Estados Unidos para desestabilizar al chavismo.

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Pero la caída de los precios del petróleo, el riguroso control cambiario impuesto en 2003, las expropiaciones de empresas privadas, la elevada inflación (180,9% en 2015, según el banco central), la escasez de productos y los conflictos políticos han hecho del país un territorio inestable para las inversiones extranjeras.

La fuga de los inversionistas es solo uno de los síntomas del declive financiero. El pasado viernes, la empresa estadounidense Kimberly-Clark suspendió de forma indefinida sus operaciones como consecuencia de la crisis en el país.

Seis empresas multinacionales se han retirado este año del país sudamericano debido a la crisis económica. El desplome financiero en Venezuela ha ahuyentado al gigante General Mills, que en marzo vendió todos sus negocios debido a las pérdidas económicas. Otra compañía internacional que ha suspendido de forma indefinida sus operaciones es Bridgestone.

Además, varias aerolíneas se han retirado de Venezuela. Latam, la mayor de Latinoamérica, anunció en mayo el cese “temporal e indefinida” de sus rutas al país, días después de que hiciera lo propio Lufthansa.

Ocupación de una fábrica

“Esta decisión es tomada después de años en los que la compañía ha procurado hacer frente a complicadas circunstancias más allá de su control, como la incapacidad para comprar materia prima, lo que en los últimos dos meses ha ocasionado que la mayoría de las líneas de producción cierren, así como la carencia de divisas y el rápido aumento de la inflación”, explicó la corporación mediante un comunicado.

Kimberly-Clark produce papel higiénico, toallas sanitarias, pañales desechables y servilletas, difíciles de encontrar en un país con altos índices de escasez que obligan a los venezolanos a formar enormes filas en supermercados y farmacias.

La reacción del Gobierno ante el cese de operaciones de la transnacional estadounidense ha sido la toma de sus instalaciones en Venezuela. “¿Es que ustedes creen que nos van a detener activando un bloqueo financiero? No señores, este es otro mundo, a Venezuela no la detiene nadie. Con Citibank o sin Citibank, nosotros vamos, con Kimberly o sin Kimberly, Venezuela va”, dijo Nicolás Maduro.

Oswaldo Vera, ministro para el Trabajo y Seguridad Social, acudió el lunes a la planta de Kimberly-Clark, ubicada en el Estado de Aragua (centro del país), para firmar un decreto de ocupación inmediata que reactive las operaciones en esta fábrica: “Empresa que sea cerrada, empresa que será ocupada y abierta por los trabajadores y el gobierno revolucionario”. Los cierres de estas empresas internacionales son otro golpe más para la maltrecha economía de Venezuela, que depende de las importaciones y de la venta del petróleo.

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