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LA CARA DE LA SEMANA

Thiel, el temible libertario

Prohombre de Silicon Valley, el fundador de Paypal acomete una batalla contra 'Gawker' y apoya a Donald Trump

Andrea Aguilar
Costhanzo

Millonario cuarentón con buen ojo para las inversiones tecnológicas,  Peter Thiel es uno de los prohombres de Silicon Valley. Ni su afán por insistir en que le gusta ir a contracorriente (casi una frase hecha entre los de su especie), ni su querencia por financiar exóticos proyectos como el Seasteading Institute (una ONG fundada por un nieto de Milton Friedman que se propone crear ciudades flotantes en aguas internacionales que escapen a las regulaciones legales) resultan verdaderamente algo tan llamativo. Ahí están Jeff Bezos el hombre Amazon con sus proyectos para habitar la luna, y Steve Jobs el iconoclasta disrupter por excelencia.

Tampoco resulta del todo chocante que aunque Thiel se graduara en Stanford como abogado, haya creado unas becas de 100.000 dólares para animar a los cerebros de las universidades punteras a que abandonen sus carreras y desarrollen ideas y planes de negocios. Al fin y al cabo, antes de montar este sistema de becas, el primer renegado del mundo académico a quien apoyó fue Mark Zuckerberg. Aquella apuesta en el verano 2004 de medio millón de dólares, (la escena fue interpretada en la película La red social por un actor que según Thiel le hacía parecer demasiado mayor y demasiado ejecutivo tipo Wall Street, lugar donde por cierto echó los dientes tras trabajar en la corte de apelaciones en Washington) un 7% de las acciones de Facebook.

El pulso de este campeón infantil de ajedrez y dotado matemático, no tiembla a la hora de firmar cuantos cheques sean necesarios para obtener su venganza

La visionaria alianza con Zuckerberg le dotó de un aura de Midas. Además, acabó por blindar su fortuna, que tuvo que superar la crisis de 2008 y la cabezonería del propio Thiel, quien no supo controlar los tiempos y tuvo importantes pérdidas. Acabó por transformar el fondo en una oficina dedicada a gestionar su patrimonio en San Francisco.

En esa misma ciudad cuentan que en 1998 Thiel se tomó un inocuo smoothie —nada de whiskies, ni drogas— con Max Levchin, un programador de origen ucranio, y juntos decidieron poner en marcha Paypal, la compañía de pagos por internet con la que Thiel esperaba crear una nueva divisa y poner en práctica su credo antisistema. Pero hubo que ser pragmático y decir adiós a la revolución: Paypal simplemente multiplicó su fortuna cuando salió a bolsa en 2004 y fue comprada por eBay poco después.

Peter Thiel es un confeso admirador de Ayn Rand, la autora de La rebelión de Atlas, defensora del egoísmo racional, el individualismo y la plena libertad. El magnate californiano se define como libertario y siente que este ideario encaja con su carácter empeñado en sacar los pies del tiesto, en no seguir a la manada, en mostrarse contrario a las normas. Pero mucha atención con romper las que protegen su intimidad. El pulso de este campeón infantil de ajedrez y dotado matemático nacido en Alemania, no tiembla a la hora de firmar cuantos cheques sean necesarios para obtener su ración de venganza. Así lo demuestra el implacable acoso en la sombra al que ha sometido a la página web de noticias Gawker. La compañía del británico Nick Denton es la casa madre de Valleywag el confidencial sobre Silicon Valley que en 2007 publicó una nota anunciando que Thiel era gay y describiéndole como “el inversor de capital riesgo más listo”. Elogios aparte, sí, es gay y cristiano, algo de lo que tampoco le gusta hablar. Mucha gente en el valle tecnológico lo sabía, pero la noticia no le cayó bien. “Valleywag es el equivalente de Al Qaeda en Silicon Valley”, afirmó Thiel.

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Se estima que ha gastado cerca de de 10 millones de dólares en hundir a Gawker, encima, por caso legal indirecto. El pasado mayo Thiel anunció que había financiado el coste de las acciones legales emprendidas por el luchador Hulk Hogan contra la web de noticias, por haber difundido un vídeo donde mantenía relaciones sexuales. “Es una de las causas filántropicas más grandes que he acometido”, declaró el magnate. La sentencia de un jurado de Florida, aún pendiente de recurso, penaliza a Gawker con 140 millones de dólares de multa por daños y prejuicios. La empresa se ha declarado en quiebra, y este no es el único caso que Thiel está financiando. El resto de la lista aún no se ha hecho pública.

Se estima que ha gastado cerca de 10 millones de dólares en hundir a la web de noticias 'Gawker'

Pero las alarmas ya han saltado: la decisión del creador de Paypal de correr con los gastos de las demandas de otros contra Gawker para impedir que se llegue a un acuerdo y arruinar a la web, va más allá de este caso en particular. “Más allá de la suerte que corra Gawker, él es claramente consciente del potencial que tiene este caso para que empiecen a reexaminarse cuestiones fundamentales que conciernen a la ley de prensa en EE UU”, ha escrito el ex decano de la escuela de periodismo de Columbia, Nicholas Lehman. El caso que sentó precedente, New York Times vs Sullivan, establece desde los años sesenta que ningún medio puede ser condenado a menos que se demuestre que el error por el que está siendo impugnado fue resultado de una decisión “realmente maliciosa”. Ahora Lehman advierte a los medios y a sus abogados que ha llegado la hora de prepararse para “una larga guerra”.

La defensa de Gawker no está exenta de problemas, pero se alzan las voces que defienden que este medio ha destapado muchas noticias en un valle en el que —a pesar de los trinos de Twitter y de las apariencias— impera la ley del silencio empresarial. Denuncian además los métodos indirectos empleados por Thiel, quien por otro lado es fundador y miembro del consejo de administración de Palantir, empresa de software dedicada al análisis de big data entre cuyos clientes se cuentan desde el FBI hasta la NSA.

La situación se vuleve aún más paradójica si se tiene en cuenta que Thiel acaba de ser reelegido como miembro del consejo de Facebook, la red social que acapara la distribución de noticias. ¿El mismo hombre que trata de llevar a la quiebra y acabar con un medio? Pues obtuvo más votos que el propio Zuckerberg, y es que puede que al negocio no le venga mal tener a Thiel en el consejo ahora que Gawker—precisamente— ha destapado que su algoritmo penaliza las noticias de tinte conservador y favorece las prodemócratas.

Así las cosas, puede que ni siquiera sorprenda que el libertario sea uno de los 169 delegados de California (de un total de 174) que apoyarán a Trump en la convención republicana. Le gusta llevar la contraria. En 2012, Thiel fue un importante donante en la campaña de Ron Paul, pero ahora sus simpatías en las primarias estaban con Carly Fiorina. Caída la ejecutiva, Thiel se ha alineado con Trump, con quien comparte la idea de que hay que poner coto a la inmigración y a la prensa. Siempre ha dicho que le disgusta la palabra “política”, pero el millonario cree en sus derechos por encima de todo y de todos. El manifiesto de su fondo de inversión Founders Fund dice que “queríamos coches voladores y en su lugar obtuvimos 140 caracteres”. ¿En vez de visionarios que promuevan la libertad de expresión nos quedamos con aguerridos conservadores antisistema?

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Sobre la firma

Andrea Aguilar
Es periodista cultural. Licenciada en Historia y Políticas por la Universidad de Kent, fue becada por el Graduate School of Journalism de la Universidad de Columbia en Nueva York. Su trabajo, con un foco especial en el mundo literario, también ha aparecido en revistas como The Paris Review o The Reading Room Journal.

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