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Un expresidente del Congreso pide deportar de EE UU a todos los musulmanes que crean en la ‘sharia’

El republicano Gingrich va más allá de la propuesta de Trump de prohibir la entrada de musulmanes

La retórica antimusulmana de parte del Partido Republicano se agravó este jueves, tras el ataque en Niza, con la propuesta de Newt Gingrich, expresidente del Congreso, de deportar a todas las personas en Estados Unidos que crean en la sharia, la ley que hace una interpretación rígida del islam. Gingrich va más allá de la propuesta de Donald Trump de prohibir la entrada a EE UU a musulmanes extranjeros. Gingrich fue uno de los nombres que sonó como posible vicepresidente de Trump, pero el candidato republicano a la Casa Blanca se ha decantado por el gobernador de Indiana, Mike Pence.

Gingrich, en un acto a principios de julio
Gingrich, en un acto a principios de julioJohn Minchillo (AP)

“La civilización occidental está en guerra. Francamente, deberíamos hacer una prueba a todas las personas que tienen antecedentes musulmanes y si creen en la sharia deberían ser deportadas”, dijo, en una entrevista a la cadena Fox News, Gingrich, que aspiró a la nominación republicana en las elecciones presidenciales de 2012.

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También sugirió que las mezquitas en EE UU deben ser espiadas y pidió endurecer la lucha penal contra el yihadismo: “Debería ser un delito que cualquier persona visite una página web favorable a ISIS, Al Qaeda o cualquier otro grupo terrorista. Y debería ir a la cárcel. Cualquier organización que acoja esas páginas web debería ser acusada de un delito y [las páginas] deberían ser cerradas inmediatamente”.

Gingrich, que fue presidente de la Cámara de Representantes entre 1995 y 1999, no ostenta ningún cargo público. El principal objetivo de su propuesta sobre los musulmanes sea seguramente generar titulares informativos. No hay vínculos conocidos entre la creencia en la sharia y los ataques de simpatizantes yihadistas en EE UU en los últimos meses. Y las iniciativas del republicano vulnerarían la Constitución y sentencias del Tribunal Supremo que prohíben la discriminación por religión, y las restricciones a la libertad de expresión y creencia.

Pero Gingrich es una voz destacada dentro del universo conservador, como evidencia que Trump sopesara nombrarlo su vicepresidente. Sus declaraciones tras el ataque de Niza, en que murieron al menos 84 personas, exhiben el modo de pensar de una parte significativa del Partido Republicano y cómo busca utilizar los últimos ataques, ya ocurran en EE UU o en el extranjero, con fines electorales.

Como ya hizo tras otros atentados, Trump utilizó el atropello masivo de Niza para recetar mano dura y proyectar la imagen de un mundo en descontrol. “Otro ataque horrible”, escribió el magnate inmobiliario en Twitter. “Muchos muertos y heridos. ¿Cuándo aprenderemos? Esto solo está empeorando”.

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Gingrich, y muchos votantes republicanos, avalan ese discurso de dureza. El expresidente del Congreso dijo que el ataque en Niza es “culpa de las élites occidentales que carecen de las agallas de hacer lo que es correcto, lo que es necesario”.

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