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Trump sugiere a los propietarios de armas que frenen a Clinton

El confuso comentario del candidato republicano enciende una nueva polémica en su accidentada campaña

Donald Trump en un mitin en Carolina del Norte.Vídeo: REUTERS
Marc Bassets

La campaña electoral de Estados Unidos entra en un terreno peligroso. En una nueva declaración potencialmente incendiaria, el candidato republicano a la Casa Blanca Donald Trump insinuó este martes que los partidarios del derecho a llevar pistola podían frenar a la candidata demócrata Hillary Clinton. No aclaró cómo, pero en seguida convocó el espectro de la violencia en un país donde circulan más de 300 millones de armas de fuego y donde el asesinato político es un trauma recurrente en su historia.

“Si ella logra elegir a sus jueces, no habrá nada que hacer, amigos”, dijo Trump. Se refería a la capacidad del presidente de EE UU de nominar a jueces del Tribunal Supremo. La teoría de Trump es que si Clinton gana en noviembre y nombra a jueces progresistas, estos abolirán la Segunda Enmienda de la Constitución, que garantiza el derecho a portar armas.

Trump añadió: “Aunque la gente de la Segunda Enmienda [los propietarios de armas]… quizá si haya [algo que hacer], no lo sé”.

El comentario de Trump, en un mitin en Carolina del Norte, es ambiguo y agramatical, pero puede interpretarse como un llamamiento algún tipo de acción contra su rival en las elecciones presidenciales de noviembre, o contra los jueces. No sería la primera vez que Trump llama a la violencia, aunque nunca lo ha hecho directamente contra su rival.

Las palabras del candidato del Partido Republicano son suficientemente confusas como para estar abiertas a la interpretación y permitir a su autor negar cualquier propósito maligno. Pero constituyen un nuevo paso en una campaña, la de Trump, que con sus insultos, ofensas, comentarios xenófobos y machistas, y salidas de tono ha traspado casi todos los límites conocidos en tiempos recientes.

En la convención de Cleveland (Ohio), que hace un mes le proclamó candidato, el eslogan oficioso, que los delegados corearon durante los cuatro días que duró el cónclave, era "a la cárcel, a la cárcel", en alusión a Clinton. Ni la petición de encarcelar al oponente político ni mucho menos la insinuación que pueda usarse la violencia contra él son comunes en las democracias modernas.

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“Esto es simple: lo que dijo Donald Trump es peligroso. Una persona que intenta ser el próximo presidente de los Estados Unidos no debería sugerir ningún tipo de violencia”, dijo en un comunicado Robby Mook, director de campaña de Clinton.

Jason Miller, consejero de comunicaciones de Trump, replicó aludiendo a la fuerza en las urnas de los partidarios del derecho a portar armas: “Este año, votarán en niveles récord, y no será por Hillary Clinton, será por Donald Trump”.

Estados Unidos tiene una larga historia de asesinatos políticos. Cuatro presidentes han sido asesinados. El último, John Kennedy, en 1963. Cinco años después, Bobby Kennedy fue asesinado en plena campaña para la nominación demócrata a la Casa Blanca.

Con las últimas declaraciones de Trump, la presión a los políticos republicanos para que repudien a su candidato aumentará. En plena caída en los sondeos, Trump ha desafiado las previsiones, alimentadas a veces por su entorno, de que se convertiría en un candidato más centrado. Ha ocurrido lo contrario: desde su consagración en Cleveland como candidato, su mensaje se ha vuelto más agresivo e imprevisible. Y ha roto límites que pocos aspirantes a la Casa Blanca habían cruzado, como amenazar con romper la OTAN, ofender a la familia de un soldado muerto en la guerra o lanzar mensajes confusos que pueden incitar a la violencia.

En un mensaje en la red social Twitter, el Servicio Secreto —el cuerpo policial que protege a los presidentes y a los candidatos presidenciales, incluido a Trump— escribió: "El Servicio Secreto es consciente de los comentarios realizados esta tarde".

En la cadena CNN, el general retirado Michael Hayden, exdirector de la CIA y crítico con Trump, dijo en referencia a sus comentarios: "Si otra persona hubiese dicho esto fuera del auditorio, ahora estaría en la parte trasera de una furgoneta de la política con el servicio secreto interrogándolo".

 

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Sobre la firma

Marc Bassets
Es corresponsal de EL PAÍS en París y antes lo fue en Washington. Se incorporó a este diario en 2014 después de haber trabajado para 'La Vanguardia' en Bruselas, Berlín, Nueva York y Washington. Es autor del libro 'Otoño americano' (editorial Elba, 2017).

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