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La hora de los terceros candidatos

La insatisfacción con Trump y Clinton hace que muchos electores busquen alternativas

Silvia Ayuso

Jill Stein no será la primera presidenta de Estados Unidos, pero la candidata del Partido Verde bien podría impedir que otra mujer, la demócrata Hillary Clinton, consiga esa meta aún por conquistar. Al igual que el libertario Gary Johnson y el independiente antitrumpista Evan McMullin, Stein se presenta como una candidata alternativa a los presidenciables formales menos populares en muchos años. Aunque ninguno tiene matemáticamente la fuerza necesaria para llegar a la Casa Blanca, podrían restar los suficientes votos como para impedir que el aspirante republicano o la demócrata lo hagan. No serían los primeros que frustran las ansias presidenciales de un nominado convencional.

La candidata verde, Jill Stein, en una protesta de seguidores de Sanders en Filadelfia
La candidata verde, Jill Stein, en una protesta de seguidores de Sanders en FiladelfiaDOMINICK REUTER (REUTERS)
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The third-party candidates in the US presidential race offering voters an alternative

A muchos demócratas todavía les sacude un escalofrío cuando se les menciona el nombre de Ralph Nader. El ecologista y defensor histórico de los derechos de los consumidores, que intentó llegar a la Casa Blanca por el mismo Partido Verde que ahora lidera Stein, está considerado el responsable de que otro Bush, el hijo, volviera a la Casa Blanca al comienzo de la década. Nader no llegó nunca a sumar suficientes votos como para poder soñar con el Despacho Oval. Pero los que arrancó en Estados clave como el de Florida fueron suficientes para echar por tierra los sueños del exvicepresidente Al Gore de prolongar el mandato demócrata en la Casa Blanca tras la era Bill Clinton.

A finales de julio, Filadelfia fue la sede de la convención que coronó a otra Clinton, esta vez la ex primera dama Hillary, como la candidata presidencial del Partido Demócrata. Horas antes de la inauguración del evento de cuatro días, cientos de manifestantes ocuparon el centro de la ciudad clamando consignas ecologistas y el nombre de la nueva candidata verde, Jill Stein. Muchos portaban camisetas o insignias de Bernie Sanders, el senador por Vermont que le disputó casi hasta el final a Clinton la candidatura demócrata. Sanders ha dado su respaldo a la exsecretaria de Estado y ha pedido a sus seguidores que le voten por ella en noviembre, pero tanto en Filadelfia como en muchos otros puntos del país, hay sanderistas acérrimos que juran y perjuran que jamás votarán a Clinton y que ven en candidatos como Stein una alternativa plausible.

Por Filadelfia, y una semana antes en Cleveland (Ohio), sede de la convención republicana, también se paseó Gary Johnson. El líder del Partido Libertario, que en 2012 logró hasta un millón de votos, también corteja sin rubor a los desafectos tanto de Clinton como de Trump.

La demócrata y el republicano son los candidatos menos populares en décadas. No pocos demócratas aseguran que votarán por Clinton con la nariz tapada y solo por evitar que salga Trump. Entre los republicanos abundan los que siente repulsión por su candidato formal y que admiten que solo lo votarán para impedir que gane el mal mayor, Clinton. Los dos candidatos principales tratan de atraer el voto de los sectores más desencantados de su rival.

La meta del 15%

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Pero en esta batalla se han inmiscuido ahora, más que nunca, los candidatos alternativos como Stein y Johnson. La cadena CNN ya ha celebrado dos foros con el candidato libertario y prevé realizar otro con la postulante ecologista la semana que viene.

El objetivo de ambos es poder entrar en alguno de los tres debates presidenciales que se celebrarán a partir de finales de septiembre. El último candidato independiente que lo logró fue Ross Perot, en 1992. Para participar, un candidato debe tener una media de 15% de intención de voto en las cinco principales encuestas nacionales, una normativa vigente desde 2000.

Según los compendios de encuestas que realiza Realclearpolitics, Johnson, el candidato alternativo más avanzado, ronda en estos momentos el 8,6 %, lejos aún de la meta del 15%. Stein está más lejos aún, con un 4%. Ambos son, según Gallup, ampliamente desconocidos entre el electorado norteamericano (el 63% desconocía a Johnson en julio, y el 68% a Stein) Quien no figura aún en estos recuentos es la última adición independiente, Evan McMullin.

Un nuevo candidato alternativo

El exagente de la CIA y republicano de bajo perfil dio la sorpresa el lunes al presentar su candidatura como abanderado del antitrumpismo en las filas conservadoras. Aunque también es ampliamente desconocido, mucho más que Johnson o Stein, McMullin parece contar con el apoyo de republicanos influyentes que abjuran de Trump. Según medios estadounidenses, detrás de su campaña podría estar un antiguo donante de Mitt Romney, el candidato republicano de 2012 que ha criticado abiertamente a Trump. También el lunes, medio centenar de altos cargos en varias administraciones republicanas firmaron una carta afirmando que una presidencia de Trump “pondría en riesgo la seguridad nacional y el bienestar” de Estados Unidos. Uno de los signatarios, Roger Zakheim, subsecretario adjunto de Defensa en el gobierno de George W. Bush, dijo a la emisora BBC que consideraba a McMullin una alternativa "interesante".

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Sobre la firma

Silvia Ayuso
Corresponsal en Bruselas, después de contar Francia durante un lustro desde París. Se incorporó al equipo de EL PAÍS en Washington en 2014. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, comenzó su carrera en la agencia Efe y continuó en la alemana Dpa, para la que fue corresponsal en Santiago de Chile, La Habana y Washington.

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