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Clinton pelea con Trump por la clase obrera blanca

La candidata demócrata acusa al republicano de querer bajarse impuestos a él y a sus amigos

Marc Bassets
Clinton en la empresa Futuramic Tool & Engineering, en Warren
Clinton en la empresa Futuramic Tool & Engineering, en WarrenAndrew Harnik (AP)

La candidata demócrata a la Casa Blanca, Hillary Clinton, acudió este miércoles al condado de Macomb, bastión del voto obrero, para contrastar su plan económico con el del aspirante republicano, Donald Trump. Ambos se disputan a la clase trabajadora golpeada por la desindustrialización. Clinton acusa a Trump de hipocresía al levantar la bandera de los trabajadores y promover rebajas de impuestos para los ricos como él.

Macomb, en las afueras de Detroit (Michigan), la capital del automóvil, es un laboratorio que sirve para tomar el pulso del electorado industrial en Estados Unidos. En las elecciones presidenciales de 1960, fue el condado no-urbano donde el demócrata John Kennedy ganó con mayor ventaja sobre el republicano Richard Nixon. Kennedy obtuvo un 63% de votos. Cuatro años después, el también demócrata Lyndon Johnson obtuvo un 75% de votos. Pero algo ocurrió en los veinte años siguientes, porque en 1984, el republicano Ronald Reagan ganó con un 66%.

¿Cómo explicar el vuelco? El enigma llevó al experto en sondeos Stan Greenberg a estudiar aquel condado y acuñar el término demócratas de Reagan. Estos exdemócratas eran blancos sin estudios superiores que vieron, espantados, cómo los demócratas se convertían en el partido de las élites urbanas, de las minorías raciales y del antibelicismo.

“Los desertores demócratas blancos expresan un profundo disgusto con los negros, un sentimiento que influye en casi todo lo que piensan sobre el gobierno y la política”, escribió Greenberg. “Los negros constituyen una explicación de su vulnerabilidad y de casi todo lo que ha ido mal con sus vidas; no ser negro es lo que significa ser de clase media; no vivir con negros es lo que convierte un lugar en un lugar decente para vivir”.

La tensión racial explicaba en parte el vuelco en Macomb, como ahora ocurre con el auge de Trump. Tres décadas después de que los demócratas de Reagan saliesen a escena, Macomb y el Medio Oeste industrial son el principal terreno de disputa en la campaña para las elecciones de 8 de noviembre. Trump presentó el lunes su plan económico en Detroit, y tres días, después Clinton le replicó en la ciudad vecina de Warren, en Macomb.

"Cuando Trump visitó Detroit el lunes sólo habló de fracaso, pobreza y crimen", dijo Clinton, en alusión a la visión tenebrosa que el candidato republicano ofrece de EE UU. "Se olvidó de todo lo que hace grande a Michigan".

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El objetivo de Clinton en Warren era exponer las contradicciones del discurso de su rival. Trump usa una retórica populista y se erige en defensor de los blancos sin título universitario (“las personas con baja educación”, en sus palabras), su clientela más fiel. Al mismo tiempo, su programa incluye rebajas drásticas de impuestos que beneficiarán a los más ricos, "a él y a sus amigos, a expensas del resto", según Clinton.

La candidata demócrata sostiene que el republicano recupera la viejas teorías reaganianas, la idea de que si los ricos pagan menos impuestos estos invertirán más y acabará repercutiendo en un mayor crecimiento económico y un beneficio para toda la sociedad. Estas políticas, según los demócratas, han incrementado las desigualdades y han perjudicado a los trabajadores industriales a los que Trump dice defender.

Trump, por ejemplo, propone eliminar el impuesto de sucesiones, lo que los conservadores llaman “el impuesto de la muerte”. Este impuesto se aplica a partir de 5,45 millones de dólares. Es decir, sólo lo pagan los millonarios como Trump, no la clase obrera a la que Trump corteja con su mensaje anti-establishment.

A Clinton le cuesta conectar emocionalmente con este segmento del electorado, pero en cambio piensa que puede atraerlo con un programa progresista, inspirado en algunas de las ideas del senador socialista Bernie Sanders, su oponente en el proceso de elecciones primarias del Partido Demócrata. Clinton promete la mayor inversión para crear empleo desde la Segunda Guerra Mundial y la universidad gratuita para las clases medias. También plantea un aumento de impuestos para los más ricos y las grandes corporaciones de Wall Street.

Los planes de Clinton y Trump tienen un punto en común: ambos se oponen al TTP, el tratado de libre comercio con los países de la cuenca del Pacífico. El proteccionismo —la convicción de que los acuerdos de libre comercio han dañado a las clases medias— ocupa hoy el centro del tablero político en EE UU.

El efecto del discurso económico en lugares como el condado de Macomb es clave. El demócrata Barack Obama ganó en el condado de Macomb, la patria de los demórcatas de Reagan, en 2008 y 2012. Macomb es hoy territorio demócrata. Si en noviembre Clinto mantiene el control de este y otros condados postindustriales del Medio Oeste, tendrá media elección ganada.

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Sobre la firma

Marc Bassets
Es corresponsal de EL PAÍS en París y antes lo fue en Washington. Se incorporó a este diario en 2014 después de haber trabajado para 'La Vanguardia' en Bruselas, Berlín, Nueva York y Washington. Es autor del libro 'Otoño americano' (editorial Elba, 2017).

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