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El Congo y Angola buscan contener la fiebre amarilla con la mayor campaña de vacunación en 30 años

Unas 14 millones de personas recibirán la inmunización pero en una dosis más baja y que les protegerá por menos tiempo, debido a la escasez

María R. Sahuquillo

El grave brote de fiebre amarilla que ha causado desde diciembre más de 400 muertos y miles de contagios en República Democrática del Congo y Angola, y el riesgo de que el virus se extienda, han llevado a las organizaciones sanitarias a emprender la mayor campaña de vacunación en África en las últimas tres décadas. El desafío para luchar contra el virus, que se transmite principalmente por la picadura de un mosquito, es aún más serio por la escasez de inmunizaciones para contener el brote. Algo que ha llevado a la Organización Mundial de la Salud (OMS) a recomendar que se emplee, como medida de emergencia y ahorro, una dosis menor que es eficaz durante doce meses. Se calcula que más de 14 millones de personas recibirán esa inmunización en estos dos países.

Ciudadanos de Kinshasa aguardan para recibir la vacuna contra la fiebre amarilla el 21 de julio.
Ciudadanos de Kinshasa aguardan para recibir la vacuna contra la fiebre amarilla el 21 de julio. Jerome Delay (AP)
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La fiebre amarilla –endémica en 42 países que experimentan brotes regularmente-- no es tan contagiosa como el ébola, que asoló África Occidental entre 2014 y 2015. Además, no se transmite entre personas, sino fundamentalmente a través de los mosquito del género aedes --el mismo que es vector del dengue o el zika— y el haemogogus; además existe una vacuna para prevenirla, apunta Paul Nguewa, director del Instituto de Salud Tropical de la Clínica de la Universidad de Navarra. No obstante, el hecho de que la transmisión se haya disparado este año –alimentada sobre todo por la severidad del fenómeno climático de El Niño y las fuertes lluvias en las que el mosquito se hace fuerte—y la escasez de vacunas han preocupado a los expertos. Las autoridades, además, han acelerado su campaña de inmunización –que durará dos semanas—para abarcar al mayor número de personas posible antes de que empiece la época de lluvias en la zona, en septiembre.

Uno de los principales temores de los especialistas en salud pública es, además, que el brote se afiance en la capital congoleña, Kinshasa, donde sólo dos de sus diez millones de habitantes están ya vacunados contra la fiebre amarilla, explica Heather Kerr, directora médica en Congo de la ONG Save the Children, una de las entidades que participan junto a las autoridades sanitarias nacionales en la vacunación. Y es que la alta incidencia de transmisión local del virus y la baja tasa de inmunización de la población supone un riesgo "potencial" de que el virus mortal se extienda a otras áreas urbanas.

Endémica en las zonas tropicales de África y América Central y del Sur, la fiebre amarilla es una enfermedad vírica aguda y hemorrágica, que produce en la mayoría de los casos cefaleas, dolores musculares, náuseas, vómitos, cansancio, fiebre e ictericia (de ahí el nombre de amarilla). Sin embargo, se calcula que alrededor del 50% de quienes la sufren en su forma más grave mueren.

“El objetivo es proteger al mayor número posible de personas. Así que, con el número limitado de suministros con el que contamos debemos usar estas vacunas de forma racional”, apunta el coordinador de la unidad de Control de Enfermedades Epidémicas de la OMS, William Perea en un comunicado. La estrategia de emergencia y ahorro recomendada por esta organización sanitaria global consiste en suministrar una quinta parte de la inmunización original, lo que permite tratar a cinco personas en lugar de a una. La vacuna les protegerá, afirma la OMS citando estudios científicos, al menos por un año en lugar de diez, como la vacuna original. Con este sistema y tras la campaña que se inicia este miércoles, queda una reserva de seis millones de vacunas, asegura esta organización, para hacer frente a otras eventualidades. Nguewa explica que la inmunización protege a partir de los diez días de ser administrada.

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Sobre la firma

María R. Sahuquillo
Es jefa de la delegación de Bruselas. Antes, en Moscú, desde donde se ocupó de Rusia, Ucrania, Bielorrusia y el resto del espacio post-soviético. Sigue pendiente de la guerra en Ucrania, que ha cubierto desde el inicio. Ha desarrollado casi toda su carrera en EL PAÍS. Además de temas internacionales está especializada en igualdad y sanidad.

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