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Batalla campal entre ultraderechistas y refugiados en el este de Alemania

Un centenar de policías tuvo que separar en Bautzen a 80 radicales de unos veinte asilados

Solicitantes de asilo, este miércoles, en una plaza de Bautzen (Sajonia) Christian Essler AP

Unos 80 ultraderechistas y una veintena de solicitantes de asilo se enfrentaron la noche del miércoles violentamente en Bautzen (este de Alemania),según informó la policía, tras desplegar un centenar de agentes de madrugada en esta pequeña localidad, cercana a la frontera con Polonia.

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Según el relato de la policía local, los refugiados, menores de edad, insultaron y lanzaron botellas a los ultraderechistas. Los alemanes contestaron con cánticos de tinte racista como “¡nosotros somos el pueblo!” y “¡Bautzen pertenece a los alemanes!”.

La policía, alertada por llamadas telefónicas de los vecinos, envió un destacamento al lugar que trató de impedir el contacto entre ambos grupos. Pero según testigos, los agentes fueron agredidos por los refugiados, que lanzaron botellas y listones de madera, una actitud que obligó a la policía utilizar gases lacrimógenos para evitar los ataques y dispersarlos.

El grupo de refugiados abandonó el lugar, pero los alemanes que se habían reunido para provocar a los inmigrantes, decidió perseguirlos. La persecución culminó cuando los inmigrantes lograron refugiarse en un centro de acogida que fue acordonado por la policía.

Las primeras informaciones que publicó la prensa local se referían a una cacería de refugiados y calificaban la escena violenta como un progrom en contra de los extranjeros. Pero en la tarde del jueves, la policía de Bautzen ofreció una nueva versión de los hechos. Durante una rueda de prensa, el jefe de la policía, Uwe Kilz, señaló que la batalla campal había sido iniciada por el grupo de refugiados, que bajo los efectos del alcohol, habían provocado a los manifestantes alemanes.

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“El grupo de los alemanes violentos reaccionó y trató de agredir a los refugiados”, dijo el policía, quien reveló que en la ciudad vivían unos 170 jóvenes inmigrantes, de los cuales unos 30 ya habían sido identificados como violentos. El oficial señaló que las autoridades de la ciudad adoptarían medidas categóricas contra el grupo de refugiados, entre ellas una prohibición de beber alcohol y no permitirles salir del centro de refugiados pasadas las 19.00.

Pero la realidad que vive la pequeña ciudad sajona es otra. Desde hace varias semanas, los refugiados habían adoptado la costumbre de reunirse en un mercado de la ciudad donde podían conectarse gratuitamente con Internet, un ritual que despertó el rechazo de la población de Bautzen, que comenzó a provocar a los inmigrantes, aunque sin ataques físicos.

Bautzen se convirtió en una ciudad famosa en todo el país, cuando en la madrugada del 21 de febrero pasado, estalló un incendio en un viejo hotel habilitado para acoger a unos 300 refugiados. Los bomberos tuvieron problemas para apagarlo a causa de la presencia de un numeroso grupo de personas que celebraban el incendio con gritos xenófobos y aplausos.

“El trabajo de los bomberos fue masivamente dificultado por los curiosos y algunos de los manifestantes comentaban en forma despectiva y con una inocultable alegría lo que estaba sucediendo”, señaló la policía.

En Bautzen viven en la actualidad unos 2.700 refugiados, de los cuales un 27% son niños.

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