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El hartazgo de los vecinos de Albany pone en peligro la elección de Hillary

En la fortaleza demócrata, seis elecciones en un año: "No podemos más"

Las elecciones no terminan nunca. Es justamente por este motivo que aquí, en Albany, la fortaleza demócrata más antigua del norte, el desafío entre Hillary y Trump se arriesga a dar más fuerza a Donald, el outsider. Y todo por culpa del cansancio de votar en exceso: incluso el New York Times ha activado las alarmas. "Hasta el ciudadano con más sentido cívico llegará exasperado a las elecciones de noviembre", advierte en un editorial. "Esta carga sobre la gente es un signo del mal funcionamiento, cada vez más grave, de Albany. Sin mencionar el despilfarro de dinero público: 50 millones de dólares que se podrían ahorrar".

El profesor Bruce Miroff charla con la reportera de La Repubblica en Albany (EE UU).
El profesor Bruce Miroff charla con la reportera de La Repubblica en Albany (EE UU).A. L

Ciudad colonial, asentamiento holandés ya en 1609, Albany es la capital del estado de Nueva York, administrado por Andrew Cuomo, es sede de prestigiosas universidades. Considerada durante mucho tiempo la ciudad más moderna de América —la primera en llevar agua y electricidad a las casas, la primera en abrir un aeropuerto comercial en 1909—, hoy cuenta con menos de 100.000 habitantes. Y si de los tiempos buenos todavía conserva la grandiosidad arquitectónica que imitaba a las capitales europeas, la mañana de las enésimas elecciones primarias parece una ciudad fantasma: incluso la plaza central en la que se encuentra The Egg, el icónico edificio teatral con forma de huevo gigante, está vacía.

Tres primarias en menos de un año: primero, para la Casa Blanca; después, para el Congreso; y ahora, para las instituciones locales. Con el resultado de que, cuando en noviembre se intente elegir al presidente, para muchos podría tratarse de la sexta —para algún distrito incluso la séptima— llamada a las urnas en 14 meses.

"Albany ha sido durante décadas un engranaje central de la máquina demócrata", explica Bruce Miroff, profesor de ciencias políticas en la Universidad Estatal de Nueva York. "Pero ahora la política la ha transformado en una ciudad de paso". ¿Y cómo podía ser, sino, con Nueva York a solo dos horas en coche?

Cruce de calles en la ciudad de Albany (EE UU).
Cruce de calles en la ciudad de Albany (EE UU).A. L

La sobredosis electoral siempre arrastra menos gente a las urnas. Los datos definitivos todavía no se conocen, pero según el Times Union, el periódico local, solo el 11% de los votantes fue a elegir al candidato a juez de la corte en este estado que ya en las elecciones generales del 2014 registró la participación más baja de su historia: solo del 29%. Cansancio de voto que, según los analistas, podría terminar premiando a Trump.

Y pensar que la ciudad es demócrata desde hace casi un siglo. Es decir, desde que aquí se creó el extendido Albany’s Democratic Machine (máquina demócrata de Albany), que actuó de manera no siempre clara: por ejemplo, comprando los votos de los más pobres. Una organización tan poderosa que impuso durante 41 años el mismo alcalde, Erastus Corning, en el cargo desde 1942 hasta 1983. "Es cierto", prosigue Miroff , "que hoy en día hay menos entusiasmo. En los tiempos de Obama y Biden veías carteles por todos lados: ahora hay menos. El problema es que, así como antes los trabajadores y empleados votaban a los demócratas y las personas más ricas y formadas votaban republicano, ahora sucede lo contrario. Y la abstención probablemente golpeará más duro a Clinton". Sí, las elecciones no terminan nunca: y precisamente aquí, en Albany, empiezan a sonar las alarmas para Hillary.

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