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La última victoria de César Chávez

El sindicato de campesinos de California logra por primera vez en Estados Unidos equiparar las horas extra en el campo

Pablo Ximénez de Sandoval

Alrededor de medio millón de trabajadores del campo de California, la mayor potencia agrícola de Estados Unidos, cobrarán por primera vez horas extra a partir de las 8 horas de trabajo y las 40 semanales. Se trata de la mejora de condiciones más sustancial en más de cuatro décadas en California y la primera vez en el país. La victoria llega tras seis años de trabajo del sindicato United Farm Workers (UFW), que fundó César Chávez en los años sesenta.

La diputada Lorena González saluda al presidente del sindicato UFW, Arturo Rodríguez, tras aprobarse la ley.
La diputada Lorena González saluda al presidente del sindicato UFW, Arturo Rodríguez, tras aprobarse la ley.AP

El gobernador de California, Jerry Brown, firmó el pasado 12 de septiembre una ley que por primera vez equipara a los trabajadores del campo con los de cualquier otro sector. Hasta ahora, los campesinos solo cobraban horas extra a partir de las 10 horas de trabajo diarias o 60 semanales. Los trabajadores del campo en California son abrumadoramente latinos e inmigrantes.

La práctica de tratar distinto a los trabajadores del campo data de 1938, cuando se estableció el salario mínimo y la jornada mínima en Estados Unidos, además de prohibir el trabajo infantil. Aquella ley dejó fuera del estándar a los trabajadores del campo. Hasta 1975, después de años de huelgas y lucha sindical, no se consiguió que cobraran horas extra después de las 10 horas de trabajo. La nueva ley entrará en vigor de manera progresiva entre 2019 y 2022.

“Va a ser un cambio tremendo, una acción gigante”, dice el presidente del UFW, Arturo Rodríguez. El sindicato ha presionado para conseguir esta ley “más de seis años con marchas, manifestaciones delante de la oficina del gobernador y campañas en medios”. Según Rodríguez, “este es el principio para que se haga lo mismo en otros estados”.

El sindicato UFW encontró su aliado en la Asamblea de California en la representante Lorena González, demócrata de San Diego, que fue la autora de la ley finalmente aprobada. “Es histórico”, dice González a EL PAÍS. “Es la primera vez que los trabajadores del campo van a tener las mismas condiciones que los demás”. Las razones para la discriminación en los años 30, explica González, se basaban en que “eran trabajadores afroamericanos”. Después esos trabajadores fueron braceros mexicanos y filipinos, pero aquellas condiciones nunca cambiaron. González encontró a su vez buenos aliados en los líderes latinos de la Asamblea, Anthony Rendon, y el Senado, Kevin de León.

El sindicato UFW fue fundado por el líder campesino César Chávez en los años 60 y que a través de huelgas forzó la primera negociación colectiva en el campo en California. El grito de ‘sí, se puede’ (actualizado por Barack Obama en ‘yes, we can’) es hoy común en cualquier reivindicación social en Estados Unidos, especialmente si tiene que ver con los latinos. Durante los debates de la nueva ley, como en las movilizaciones por una reforma migratoria, se oyó insistentemente en el Capitolio californiano. Actualmente, el UFW tiene 27.000 miembros, principalmente en California, según Rodríguez. El éxito de esta semana ha revivido la relevancia de este sindicato, el mayor legado que dejó César Chávez.

La ley de horas extra encontró oposición en los dueños de las explotaciones y en parte del Partid Republicano de California, que tiene su principal base de votantes en las comunidades agrícolas del valle central, la zona agrícola más rica de Estados Unidos. Los productores alertaron de que se perderán miles de empleos y cosechas enteras porque no se podrá asumir el coste de las horas extra. Una ley similar fue vetada por el gobernador Arnold Schwarzenegger en 2010. La ley de 1975 que mejoraba las condiciones del campo por primera vez y permitía la negociación colectiva fue firmada por este mismo gobernador en su primer mandato en el cargo. Brown tuvo relación personal con Chávez en aquellos años.

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Frente al argumento de que perjudica a los propios trabajadores, Rodríguez asegura que han “hablado con cientos, miles de trabajadores a lo largo de los años a ver si estaban listos para luchar por ello y la mayoría siempre nos dijeron que lo querían. Ya estaban bien enojados con el sistema. No los trataban como los demás trabajadores. No reciben el mismo respeto. Y es casi imposible estar 10 horas bajo el sol a más de 100 grados más de 50 días en el verano”. Quedan muchas cosas por hacer en la protección de los trabajadores del campo, asegura González. Especialmente, en asistencia sanitaria. “La edad media de muerte es 49 años” para estos trabajadores, que ganan de media 16.000 dólares al año trabajando seis días a la semana de sol a sol, asegura.

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Sobre la firma

Pablo Ximénez de Sandoval
Es editorialista de la sección de Opinión. Trabaja en EL PAÍS desde el año 2000 y ha desarrollado su carrera en Nacional e Internacional. En 2014, inauguró la corresponsalía en Los Ángeles, California, que ocupó hasta diciembre de 2020. Es de Madrid y es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Complutense.

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