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Liberados cuatro de los pasajeros secuestrados en un autobús en Tamaulipas

La Fiscalía mexicana no revela la nacionalidad de las víctimas, presumiblemente migrantes centroamericanos

D. M. Pérez
Un soldado en un retén en San Fernando, en Tamaulipas.
Un soldado en un retén en San Fernando, en Tamaulipas.TOMAS BRAVO (Reuters)

Un grupo de hombres armados detuvo el pasado lunes un autobús a punta de pistola en la salida de Nuevo Laredo, capital del Estado norteño de Tamaulipas, secuestrando a 15 de los pasajeros. Cuatro de las víctimas han sido localizadas este domingo, según informa la Fiscalía federal (PGR), que no ha dado detalles ni de la nacionalidad ni de lugar del rescate. El secuestro de migrantes centroamericanos en las carreteras de Tamaulipas es una práctica habitual de los grupos del crimen organizado que operan en el estado, uno de los más violentos y corroídos por el narco.

Los cuatro liberados declararon que el asalto se produjo a primera hora de la mañana, en la carretera que comunica Nuevo Laredo con Piedras Negras, un pequeño pueblo fronterizo, y unos de los lugares de paso obligatorio para los migrantes en su ruta para hacia EE UU. Una decena de hombres armados descendieron de tres furgonetas blancas y “se los llevaron del lugar, trasladándolos a un paraje solitario donde fueron desapoderados de sus pertenencias y abandonados”, señala la fiscalía en el comunicado.

El número de centroamericanos que escapan de la violencia y la exclusión en sus países superó el año pasado al de los mexicanos que saltan al país vecino

El secuestro ha estado desde el inicio rodeado de confusión, otra constante en este tipo de crímenes contra el eslabón más vulnerable, casi invisible, de los flujos migratorios. Los hechos sucedieron el lunes, pero no fueron confirmados hasta dos días después, cuando el Gobernador de Coahuila, el estado vecino al que pertenece el pueblo de Piedras Negras, informó tangencialmente de lo sucedido en una rueda de prensa organizada para otro tema.

El número de centroamericanos que escapan de la violencia y la exclusión en sus países –El Salvador, Honduras, Guatemala– superó el año pasado al de los mexicanos que saltan al país vecino. En esta ruta, se exponen a caer en la telaraña de las mafias del narco, que durante los últimos años han diversificado su actividad criminal hacia el secuestro, extorsión y trata.

Los Zetas, el grupo predominante en Tamaulipas, ha sido uno de los precursores en estas prácticas. En agosto de 2010, ejecutaron a machetazos a 72 ciudadanos centroamericanos y los arrojaron a una fosa en el municipio de San Fernando. Pese a la debilitación de los grandes carteles, los asaltos siguen produciéndose. En el mes de marzo, un grupo de 24 migrantes hondureños fue secuestrado en Altamira, Tamaulipas, por un comando armado cuando viajaba en un autobús de pasajeros. 14 horas después fueron rescatados tras un operativo de fuerzas federales.

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La fiscalía mexicana informó que sigue trabajando en las tareas de búsqueda del resto de víctimas asaltadas el pasado lunes. En el operativo participan tanto corporaciones autoridades locales como el Ministerio Público de la Federación la Agencia de Investigación Criminal, con intercambio de información.

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Sobre la firma

D. M. Pérez
Reportero en la oficina de Ciudad de México. Está especializado en temas políticos, económicos y culturales. Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en El País. Antes trabajó en Cinco Días y Cadena Ser. Es licenciado en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid y máster en periodismo de El País y en Literatura Comparada por la UNED.

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