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Otro arresto de guardias en Nueva York por una paliza refleja el problema de violencia en las cárceles

Uno de los funcionarios utilizó las trenzas de la víctima como trofeo para decorar su motocicleta, según la Fiscalía

Byron Taylor, un guardia de la cárcel de Rikers Island suspendido de funciones, esta semana llegando al juzgado en Nueva York.
Byron Taylor, un guardia de la cárcel de Rikers Island suspendido de funciones, esta semana llegando al juzgado en Nueva York.ALEX WROBLEWSKI (REUTERS)

La justicia estadounidense sigue ajustando cuentas en el caso de los abusos en las cárceles. Este martes tres guardias del correccional neoyorquino de Fishkill fueron arrestados por tratar de encubrir la paliza que propinaron hace tres años a un recluso. Uno de los funcionarios utilizó las trenzas de la víctima como trofeo para decorar su motocicleta, de acuerdo con la acusación de la fiscalía.

Es otro de los casos que refleja los problemas de violencia interna en el interior de las cárceles de EE UU. Esta semana también un guardia de la prisión de Rikers Island admitió ante un tribunal federal en Manhattan que había encubierto la brutal paliza que acabó con la vida del recluso Ronald Spear, tras recibir una patada en la cabeza. El funcionario Byron Taylor se enfrenta a 25 años de cárcel.

“Acepto mi responsabilidad por mis acciones”, dijo ante el tribunal. Byron Taylor redujo al preso con la ayuda de otro guarda mientras un tercero daba los puñetazos y patadas hasta matarlo en el acto. El trío de funcionarios explicó que el preso, que utilizaba un bastón para poder caminar y que sufría un problema de riñó, les agredió. Anthony Torres, otro de los guardas, ya se declaró culpable el año pasado.

Joseph Ponte, responsable del departamento de prisiones en Nueva York, asegura que va a haber tolerancia cero ante la conducta ilícita del personal y advierte que cualquier abuso similar será debidamente sancionado. Los tres funcionarios detenidos este martes también encubrieron su asalto. La víctima de la paliza en este caso se llama Kevin Moore, que tuvo que ser hospitalizado durante 17 días.

Los oficiales bajo arresto son George Santiago, Crason Morris y Kathy Scott. La fiscalía les acusa de falsear su relato, de no respectar los derechos del detenido y de faltar a su obligación de prestarle asistencia tras partirle varios huesos y colapsarle un pulmón. Es otro entre el millar de casos denunciados en los últimos años. Este tipo de abusos solían investigarse como un asunto interno por los propios funcionarios.

Pero las autoridades están tratando de tomar cartas en el asunto. Aunque insisten en que la mayoría de los oficiales de prisiones ejercen sus deberes con cuidado e integridad, la presión es cada vez mayor. La familia de Spears recibió hace dos años una compensación de 2,75 millones de dólares por su muerte y esperan en que estas acciones permitan poner fin a estos asaltos en las cárceles.

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También el viernes de la semana pasada, seis antiguos funcionarios de Rikers Island fueron sentenciados a entre cuatro y seis años y medio de presión por la brutal paliza al preso Jahmal Lightfoot en 2012. Este caso fue el permitió destapar los problemas que arrastra este centro penitenciario, en el que están recluidos 8.000 internos. El gobernador Andrew Cuomo llegó a pedir su clausura.

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