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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Pistoleros por la paz

Jonathan Powell, Joaquín Villalobos, Bill Ury y Shlomo Ben Ami han jugado un papel discreto pero crucial como asesores del presidente Santos durante el diálogo con las FARC

Miembros de las FARC jugando al fútbol, el domingo.Foto: atlas | Vídeo: AFP / ATLAS
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Gunslingers for peace

En una ceremonia celebrada en secreto el domingo, Juan Manuel Santos, el presidente de Colombia, condecoró a un británico, a un salvadoreño, a un estadounidense y a un israelí. El lugar fue la residencia oficial del presidente de Colombia aquí en Cartagena, donde los cuatro, de cuya existencia pocos colombianos son conscientes, recibieron el honor adicional de compartir techo con jefes de Estado y otras eminencias internacionales que han viajado a esta ciudad caribeña a ser testigos de la firma del acuerdo de paz para poner fin a medio siglo de guerra civil.

Jonathan Powell, Joaquín Villalobos, Bill Ury y Shlomo Ben Ami han jugado un papel discreto pero crucial como asesores del presidente Santos y sus negociadores más cercanos durante los diálogos en La Habana entre el Gobierno de Colombia y los líderes guerrilleros de las FARC. Los cuatro, que acumulan una enorme experiencia en procesos de paz por todo el mundo, se reunieron unas 30 veces con Santos y su equipo durante los cuatro años de negociaciones.

Los asesores internacionales no recibieron remuneración por su labor. El único dinero que se desembolsó para sus tareas provino del Gobierno canadiense, que cubrió el coste de sus múltiples viajes.

Todo empezó en 2011 con un encuentro en una casa del lujoso barrio de Mayfair en Londres entre Santos, Powell y Sergio Jaramillo, el Alto Comisionado para la Paz en Colombia. Se acordó ahí la necesidad de formar un equipo que ayudase a aprovechar las experiencias —los éxitos y los errores— de procesos similares en Irlanda del Norte, Israel, El Salvador y Sudáfrica. Como si estuviesen imitando la trama de la película Los siete magníficos, Powell y Jaramillo reclutaron a Villalobos, Ury y Ben Ami como sus pistoleros por la paz.

Los cuatro se complementaron. Powell, el más influyente, fue el asesor jefe de Tony Blair durante los 10 años que este fue primer ministro de Reino Unido. Como tal, Powell fue una figura decisiva en la elaboración del Acuerdo de Viernes Santo que puso fin al conflicto de Irlanda del Norte en 1998. Tras dejar el Gobierno británico, Powell fundó una ONG llamada Inter Mediate que se dedica a la mediación y la resolución de conflictos. Según fuentes colombianas cercanas a las negociaciones, la contribución de Powell no ha tenido precio. Infatigable, lúcido y poseído de una inusual rapidez mental, se anticipó una y otra vez a los obstáculos que aparecieron en el camino y propuso salidas prácticas a problemas que parecían inicialmente insolubles.

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Villalobos es un excomandante guerrillero salvadoreño que jugó un papel clave en las negociaciones que pusieron fin a la guerra civil de su país en 1992. En 2011 conoció a Sergio Jaramillo en París y los dos anduvieron por la capital francesa durante 11 horas desarrollando las semillas de las ideas que se cosecharían en el acuerdo de paz firmado ahora en Cartagena. Primero, Villalobos aportó ayuda táctica y estratégica a los militares colombianos en su guerra de contrainsugencia contra las FARC; después, tras incorporarse al equipo de Powell, ofreció a los negociadores del Gobierno una invaluable perspectiva de los procesos mentales de los delegados guerrilleros en la mesa de La Habana.

Bill Ury es un autor, catedrático y experto en negociaciones de la Universidad de Harvard que ha asesorado a la Casa Blanca, a empresas e incluso a familias. Entregadísimo a la causa y muy querido por los negociadores del presidente Santos, Ury aportó valiosos análisis psicológicos de los líderes de las FARC y, como analista especializado en los ciclos de los procesos de negociaciones, supo anticipar en qué etapas del arduo proceso habría movimiento fluido y en cuáles los diálogos se iban a estancar.

Shlomo Ben Ami, excanciller israelí, trajo a la mesa un duro pragmatismo, producto de los siempre fallidos esfuerzos por la paz en su país. Debido a su experiencia como político y ministro de gobierno, trajo el valor adicional de una especial complicidad con el presidente Santos.

Al condecorar a los cuatro asesores internacionales el domingo, dándoles una medalla a cada uno, el presidente Santos reconoció la central importancia de su labor. Sin ellos no se hubiera llegado a firmar el acuerdo de paz más trabajado, detallado, complejo, extenso, inventivo y ejemplar que el ser humano ha concebido hasta la fecha.

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