La posibilidad de degustar Trump
El candidato republicano ha dado su nombre a una finca vinícola en Virginia
No pretendo dármelas de experto, pero mi padre me enseñó a apreciar el buen vino. Por eso, estaba impaciente por probar el Trump. El millonario compró unos viñedos en Monticello en el año 2011, en el mismo lugar en que Thomas Jefferson, antaño presidente de los Estados Unidos, cultivó las primeras viñas del Nuevo continente. Y como Donald Trump nunca deja nada a medias invirtió 20 millones de dólares en su finca, la más grande de las 281 que existen en Virginia. Eric, uno de sus dos hijos, es el dueño de la bodega.
"No soy una auténtica sumiller, por lo que organizamos degustaciones más distendidas que en Europa", me advierte Gena. "Los americanos no entenderían porqué hay que escupir el vino, por ejemplo". Empezamos. Blanco de Blanco 2009, medalla de oro en el concurso de San Francisco. La especialidad de Johnatan Wheeler, viticultor en jefe. Me explican que tiene aromas de manzana verde y de pera, aunque yo reconozco más bien sabor a avellanas en este espumoso.
Pasamos al Cab Sauv 2015, que traducido significa Cabernet Sauvignon. Elegante, con aroma de moras. ¡Trump hace buen vino!
"Desde que es candidato a la presidencia las visitas no paran", afirma Gena mostrando a dos parejas cercanas que confiesan estrepitósamente su pasión por el candidato. Uno de los señores se regala una gorra "Make America Great Again", en venta en la tienda por 25$ (22 euros), el precio de una botella de Blanco de Blanco.
Ahora llega el gran reserva. Un chardonnay envejecido en barrica que contenía bourbon. Creyendo que me sentiré halagado, Gena me ofrece incluso un gran reserva Real, vertiendo en mi copa aún llena un blanco espumoso, demasiado dulce para mi gusto. Los vinos Trump se venden en Canadá, Panamá, India y Escocia.
