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Andrés Pastrana: “La paz no puede seguir siendo un tema de campaña electoral”

El expresidente colombiano, uno de los partidarios del 'no' en el plebiscito, asegura: "Con 10 candidatos presidenciales en la mesa del 'sí' y del 'no' es imposible que se avance"

Andrés Pastrana, tras reunirse con Santos.
Andrés Pastrana, tras reunirse con Santos. Fernando Vergara (AP)

Una larga negociación con las FARC (los llamados Diálogos del Caguán, que la guerrilla aprovechó para fortalecerse) marcó el mandato del presidente colombiano Andrés Pastrana (1998-2002). Hoy, el exmandatario (Bogotá, 1954) rechaza el acuerdo firmado por el actual presidente, Juan Manuel Santos. Ha sido uno de los defensores del no que ganó el plebiscito del domingo pasado. Dos puntos —el tratamiento de las actividades de narcotráfico de las FARC y el acuerdo sobre justicia— suscitan sus críticas. La entrevista se celebra el pasado jueves en Bogotá, un día antes de que le diesen el Nobel de la paz al presidente, Juan Manuel Santos. Pastrana accede después a responder otra pregunta sobre el galardón.

Pregunta. ¿Qué le ha parecido el Nobel al presidente?

Respuesta. Es el reconocimiento político a un gran esfuerzo del presidente Santos que ahora habrá de cristalizar, con el respaldo mayoritario de todos los colombianos, en un buen acuerdo de paz. Hay que recalcar que el comité del premio destacó que lo que el voto del 'no' rechazó no fue el anhelo de paz sino un acuerdo de paz específico.

P. ¿Le sorprendió la victoria?

R. Claro. Nos tocó ganarle a Obama; al Santo Padre y a su secretario de Estado, a la Unión Europa, al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas… Y sin un peso. Nunca ha habido una campaña tan desigual. Aquí nos tocó Twitter y, en mi caso, cartas a la base de mi partido, porque la dirección se fue con el ‘sí’. Yo creo que el Partido Conservador puso dos millones de votos.

P. ¿Cómo fue la reunión con el presidente?

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R. Le dije que el 99,9% de los colombianos estamos por una buena paz, que lo aprovechase, nunca había tenido tanto respaldo. El ‘no’ no es el triunfo de la guerra. El ‘no´ unió al país. Ahora el lenguaje más agresivo lo tienen los del sí porque no han aceptado la derrota. Lo que nosotros queremos saber es qué están pensando las FARC. ¿Están dispuestos a sentarse a negociar?

La primera campaña electoral que perdieron las FARC fue el plebiscito

P. ¿Hasta cuándo se puede prolongar esta incertidumbre?

R. Es que yo creo que no hay incertidumbre. No tenemos que tirar a la caneca [basura] tantos años de esfuerzo. ¿Por qué no creamos una comisión de revisión de ese documento que esté integrado por el ‘sí’ y el ‘no’? Ahí podemos ver en qué coincidimos, qué se puede mejorar y qué cambiar.

P. Mientras, tanto, la ONU no pondrá en marcha su misión y las FARC no se concentrará. ¿Qué pasos inmediatos hay que dar?

R. Hay que dar garantías de seguridad a las FARC. Los militares están listos para cuidarlos con la veeduría de Naciones Unidas. Por eso le digo a la ONU y a la comunidad internacional que no pueden flaquear. En la X Conferencia dijeron que aceptaban el plebiscito y se convertían en un partido político. Hoy en Cuba hay un partido político armado, pero no un grupo guerrillero. La primera campaña electoral que perdieron las FARC fue el plebiscito.

P. ¿Cuál es la diferencia entre un grupo armado que hace política y un partido político armado?

R. Ellos tienen que entender que dijeron que dejaban las armas. Así que lo primero que tienen que hacer es dejarlas, sentarse y arreglar el tema de la paz. Aquí ya hay experiencias. Está el M-19, que casi ganan unas elecciones sin que les regalaran una curul. Las FARC tienen que incluir lo que pensamos el resto de los colombianos.

Sería muy difícil compaginar este escenario con la campaña presidencial de 2018

P. Pero eso es abrir una nueva mesa de negociación.

R. Es que se tiene que abrir. La mesa murió. Es el chip que hay que cambiar.

El tribunal especial es un golpe de Estado a la justicia

P. Y esa mesa de negociación, ¿quién la debería integrar?

P. La negociación la dirige el presidente y está bajo su responsabilidad, él nombra el equipo negociador. Antes, yo crearía una mesa de revisión para sentarnos con las FARC a recuperar lo bueno. Posiblemente ellos nos pueden convencer de cosas que podemos aceptar y viceversa. Eso sería un mecanismo muy rápido y generaría confianza.

P. Eso implica mucho tiempo. Si se prolonga este escenario se juntaría con la campaña presidencial de 2018. ¿Cómo se compaginaría?

El tema de género para mí no es fundamental

R. Es muy difícil. Yo buscaría mecanismos para ir avanzando muy rápidamente. Con 10 candidatos presidenciales en la mesa de conversaciones es imposible que se avance en el tema. Están los tres del Centro Democrático [Iván Duque, Carlos Holmes Trujillo, Oscar Iván Zuluaga] y si se le suma a Pacho Santos, son cuatro; Marta Lucía [Ramírez], el procurador [Alejandro Ordóñez], Humberto de la Calle, la canciller [María Ángela Holguín], Germán Vargas [vicepresidente] y el ministro del Interior [Juan Fernando Cristo]. Así es imposible. La paz no puede seguir siendo un tema de campaña electoral. Tenemos que avanzar y evitar que llegue a la campaña electoral. Ahora estamos unidos, si no tenderá a complicarse.

P. ¿Cuánto hay de fines electoralistas en todo estos movimientos?

R. En mi caso, nada. No puedo ser reelegido y encima mi partido no me acompañó. Yo estoy en plan de dar, no de recibir. No tengo ningún interés personal.

P. ¿Y en el caso de Uribe?

R. Eso es una decisión del presidente Uribe, yo no entro en discusión.

P. ¿Cree que el país está dispuesto a aguantar mucho más tiempo?

R. Por una buena paz yo creo que sí. El Gobierno sacó el 17%, el 83% del país no estuvo de acuerdo, porque votó ‘no’ o no votó. Si el acuerdo era tan bueno debería haber sacado el 100% de los votos a favor.

P. ¿Usted cree que la abstención se debe a un acuerdo o más bien a un desapego con la clase política?

R. La paz no depende de la clase política. Todos los colombianos estamos a favor de la paz, como todo el mundo. Lo que se estaba votando era un mal acuerdo. El acuerdo de Santos dividió a los colombianos en vez de unirlos.

P. La figura de Uribe capitaliza a los partidarios del ‘no’. ¿Cuál es su papel?

R. Cada uno juega su papel distinto. El presidente Uribe con el Centro Democrático, con las iglesias evangélicas y cristianas, un grupo de juristas importantes, las bases conservadoras... Yo puedo jugar un papel conciliador. Puedo aportar conocimiento del tema. Tenemos que generar una confianza. Las FARC lo que quieren es dividirnos, pero si ellos se sientan a renegociar en base a ese acuerdo van a lograr lo mismo que el M-19: generarán credibilidad en el país.

P. Hasta ahora se ha hablado de temas para tratar. ¿Cuáles serían sus propuestas concretas?

R. Eso se lo digo al presidente. Todo en su momento. Del afán solo queda el cansancio. Mire lo que pasó al Gobierno. Con qué cara va ahora la canciller a Naciones Unidos. Aquí lo que hubo es un engaño a la comunidad internacional. Se les olvidó decir que esto era un acuerdo que se debía refrendar.

P. Pero eso genera incertidumbre entre la población, da la sensación de que no hay plan B, que no tienen propuestas concretas.

R. El que no tiene plan B es el Gobierno. En su momento todo llegará. Ellos llevan siete años negociando. Ahora lo importante es generar consensos.

P. ¿Qué es innegociable?

R. La Constitución y la ley. Hay que corregir ese tribunal exógeno. Es un golpe de Estado a la Justicia. ¿A quién se le puede ocurrir que un tribunal constituido por las FARC y el Gobierno va a juzgar a los colombianos? ¿Por qué la Corte de Justicia es buena para juzgar a un presidente y mala para juzgar a un guerrillero? La Jurisdicción Especial de la Paz es inconstitucional. La Constitución impide además que vengan jueces extranjeros.

P. ¿Para usted es condición indispensable que los líderes de las FARC con crímenes de lesa humanidad paguen cárcel entre rejas?

R. Vamos a buscar ese mecanismo para que paguen. La Corte Penal Internacional dice es que las FARC tienen que aceptar su responsabilidad y el pago efectivo de cárcel.

P. No, la Corte se refiere al pago efectivo de sanciones.

R. Bueno, pero eso es cárcel.

P. La Corte Penal no dice eso, y además, ha apoyado recientemente el proceso. ¿Por qué cree que lo ha hecho?

R. No estoy de acuerdo, no creo que lo respalde. Pero insisto, vamos a buscar alternativas y eso no es traer jueces internacionales. Yo confío en la justicia colombiana y vamos a aportar en ello.

P. Y en el tema del narcotráfico, ¿qué busca?

R. Yo no considero el narcotráfico como un delito conexo. ¿Dónde se dice en el acuerdo que tienen que decir cuáles son sus socios? Sabemos que son El Chapo y el Cartel de los Soles de Ecuador y Venezuela. ¿Dónde están las rutas? ¿Dónde están los laboratorios? ¿Dónde está el dinero? Son billones de dólares y no hay absolutamente nada.

P. ¿Usted estaría de acuerdo en ver a miembros del Secretariado de las FARC en el Congreso?

R. No. A miembros de las FARC, sí. Pero a los que cometieron delitos de lesa humanidad, no. Seguro que hay mucha gente joven de las FARC que quiere hacer política. Denle la oportunidad a ellos.

P. ¿Dónde cree que puede ceder?

R. Vamos a revisar los acuerdos. El cese al fuego es muy bueno, está bien hecho.

P. En su día lo criticaron.

R. Yo no.

P. El presidente Uribe, sí.

R. Es que Uribe es Uribe y Pastrana es Pastrana. En el ‘no’ no todos somos iguales. En el tema agrícola hay cosas buenas, por ejemplo.

P. Hay otro tema que levanta críticas entre los partidarios del ‘no’,  el tema de género. ¿Qué hay en el acuerdo que les moleste?

R. Hay tantas cosas que tenemos que revisar. Hay que mirar el acuerdo en su totalidad. Yo soy conservador, defensor de la familia, pero hay cosas que hay que mirar de una forma más moderna. Para mí ese no es un tema fundamental.

P. Si no se logra un consenso y se rompe todo, se volverá a la guerra. ¿Qué porcentaje de responsabilidad tendrían las FARC, el Gobierno y los partidarios del no?

R. Los del ‘no’, nada. Santos propuso un mal acuerdo, nosotros votamos y afortunadamente el país dijo ‘no’. Esa responsabilidad está hoy en manos de las FARC. Ellos han dicho que no volvían, hay que creerles. Si no, estaban engañando al país.

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