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El Congreso argentino, a un paso de imponer por ley la paridad de género

Las iniciativas a debate amplían hasta el 50% la representación femenina en las dos cámaras

Sesión en la Cámara de Diputados argentina este 'miércoles negro'.
Sesión en la Cámara de Diputados argentina este 'miércoles negro'.

Argentina fue pionera en América Latina al aprobar en 1991 un cupo femenino del 30% en el Congreso. Ahora, 25 años después, la Cámara de Diputados y el Senado debaten al unísono proyectos que amplían la representación femenina hasta el 50%. La discusión dentro del hemiciclo coincide con una movilización en las calles contra la violencia machista en un miércoles negro convocado tras el salvaje asesinato de Lucía Pérez, una adolescente de 16 años. Las legisladoras de todos los bloques políticos vistieron de negro, colgaron carteles de "Ni Una Menos" y muchas se sumaron a la huelga de una hora. El objetivo central de la marcha es frenar los asesinatos de mujeres, pero también exigir medidas que pongan fin a la disparidad que existe entre hombres y mujeres en todos los ámbitos de la sociedad argentina.

Para los defensores de la ley de paridad, la norma es un paso hacia adelante en este sentido, pone al Poder Legislativo a la cabeza de la lucha por la igualdad y ejerce presión sobre otros campos más rezagados. Sin ir más lejos, los otros poderes del Estado. En el Gobierno de Mauricio Macri, solo hay tres mujeres al frente de los 21 ministerios, un 14,2% del total. En la Corte Suprema de Justicia se repite la distribución desigual: una única mujer frente a cuatro varones. Los detractores argumentan que el proyecto antepone el sexo a la idoneidad y consideran que actualmente hombres y mujeres gozan de igualdad de oportunidades para obtener un escaño. Unos y otros coinciden, eso sí, en que la brecha de género es aún mucho más grande en el mundo empresarial y sindical.

"La ley tiene un efecto práctico, que es la ampliación del número de mujeres en las listas partidarias, y un impacto más profundo sobre modificación de pautas de comportamiento y valores para conseguir igualdad en todos los aspectos de la vida, como igual remuneración, iguales oportunidades de trabajo... Esto hay que ponerlo en la agenda pública y generar un debate", dice a EL PAÍS el senador bonaerense por el Frente Renovador (FR) Sergio Galmarini, autor de la ley que se aprobó en el Congreso provincial a principios de octubre.

Los proyectos que se discuten ahora a nivel nacional son similares al bonaerense. El del Senado es autónomo y ya logró la media sanción con 54 votos contra dos. El de la Cámara de Diputados, englobado dentro de una ley de reforma electoral, se aprobó con solo tres votos en contra. Las iniciativas obligan a los partidos a alternar un candidato de cada sexo en las listas con las que concurran a los comicios. Para convertirse en ley alguna de las dos debe ser aprobada por las dos cámaras.

"La Argentina sigue siendo un país machista. Hombres y mujeres no están ubicados en la misma línea de partida y creo que herramientas como la ley de paridad son positivas. Algunos las consideran de discriminación, otros las consideramos de integración", responde por teléfono la secretaria de Relaciones Parlamentarias, Paula Bertol. La exdiputada macrista cita a la escritora Silvina Ocampo para ilustrar la pelea actual: "No queremos ocupar el territorio de los hombres, sino recuperar el territorio de las mujeres invadido por ellos". La ley de cupos allanó el camino para que muchas mujeres ganaran protagonismo y surgieron liderazgos muy fuertes, como Cristina Fernández de Kirchner, Elisa Carrió, Margarita Stolbizer, Graciela Ocaña...", apunta la consultora política Mariana Russak.

Dentro de Cambiemos hay voces disidentes, como la del diputado Pablo Tonelli. "Me parece que hoy en día no hay inferioridad de condiciones para la mujer. Mujeres y hombres están perfectamente equiparados en la política, sí veo inequidad en otros sectores, como en el mundo del trabajo", afirma el legislador. Aunque anticipa que acatará la disciplina de voto, Tonelli considera suficiente la ley actual de cupo femenino y considera "un poco exagerado" aumentar por ley el porcentaje actual.

No así la senadora kirchnerista Graciela de la Torre: "Somos el 50% de la población y tenemos que tener una representatividad equitativa". De la Torre recuerda que en 1991 la participación femenina en la Cámara de Diputados argentina era del 5% y en el Senado del 3% y tras la aprobación de la ley de cupos subió al 30%. "Si no existiera el cupo del 30%, hoy no llegaríamos al 30% de la Cámara, porque las listas las siguen haciendo los hombres", advierte la diputada kirchnerista Cristina Álvarez Rodríguez.

Muchas mujeres que consideran que esa cuota mínima impuesta hace un cuarto de siglo se ha convertido en un "techo de cristal" que hay que martillar. Según los datos del Observatorio sobre Igualdad de Género del Cepal de 2015, la representación femenina en el Congreso argentino era inferior a la de países como Ecuador (41,6%), México (42,4%), Cuba (48,4%) y Bolivia (53,1%). Aún así, está muy por delante de países como Brasil (9,9%), Chile (15,8%) y Uruguay (16,2%) y también de la media regional, que roza el 29%.

Las críticas más duras contra la ley de paridad proceden de la izquierda. "En el Senado el 42% son mujeres y no se logró siquiera el derecho al aborto. Hace falta una lucha de fondo, no cupos demagógicos", subraya Gabriel Solano, referente del Partido Obrero.

Una gran brecha en el mundo empresarial

Fuera de los poderes institucionales, la brecha se amplía. "En la empresa a la mujer le cuesta mucho más acceder a ámbitos de decisión y está relegada también en términos económicos", afirma Russak.

La invisibilidad de las mujeres en el mundo empresarial quedó en evidencia durante el Foro de Inversión y Negocios organizado por el Gobierno el mes pasado. De los más de 170 ponentes invitados -sin contar moderadores-, solo 13 eran mujeres, es decir menos del 8%, un detalle que afeó la presidenta del Consejo de las Américas, Susan Segal, en la clausura del evento.

El último ránking del Monitor Empresarial de Reputación Corporativa (Merco) sobre los cien líderes empresariales mejor valorados incluye a 2 mujeres y 98 hombres. Las dos rara avis son Isela Costantini, ex CEO de General Motors y actual presidenta de Aerolíneas Argentinas, directora ejecutiva de Google Latinoamérica.

El consenso se limita a un único tema: el Congreso está muy por delante de aquellos ámbitos donde no existe ley de cupos. Después de ocho años con una mujer presidenta, Cristina Fernández, de los seis candidatos a reemplazarla en las elecciones de 2015 solo una era mujer, la socialista Margarita Stolbizer. Mauricio Macri se presentó con una fórmula equitativa que tenía a Gabriela Michetti como aspirante a la vicepresidencia, pero al llegar a la Casa Rosada su configuración de Gabinete no tuvo nada que ver. De los 21 ministerios solo 3 están encabezados por mujeres.

El Gobierno hizo también oídos sordos a los pedidos de organizaciones de mujeres y legisladoras para proponer a una jueza en una de las dos vacantes de la Corte Suprema de Justicia. Actualmente, el máximo tribunal argentino está compuesto por cuatro hombres y una mujer.

Las notables diferencias que existen entre aquellos espacios en los que se obliga por ley a garantizar la participación femenina y los que no lo hacen refuerzan los argumentos de las legisladoras a favor de la paridad. Arropadas por miles de mujeres en las calles, hoy confían en dar un paso más hacia la igualdad.

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