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La justicia española aprueba la extradición de uno de los porkys de Veracruz, acusado de pederastia

Diego Cruz ha suplicado en su declaración no regresar a México e insiste en que es inocente

Diego Cruz, uno de los Porkys de Veracruz.
Diego Cruz, uno de los Porkys de Veracruz. EFE
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Diego Cruz, uno de los Porkys de la Costa de Oro de Veracruz, acusados de violar en grupo a una menor de edad, cuenta los días en una cárcel de España. La justicia española ha aprobado su extradición a México para que sea juzgado por pederastia agravada, delito por el que este joven de 21 años enfrenta hasta 40 años de cárcel. El fallo todavía podría ser recurrido por el joven, que ha hecho lo imposible para retrasar su traslado.

Cruz es el segundo detenido de los de los cuatro implicados en el caso contra la menor Daphne Fernández. Los otros dos, siguen en libertad. Enrique Capitaine, el cabecilla del grupo, fue el primero en ser capturado en mayo de este año. Y Cruz, que cargaba con una orden de Interpol en su contra, porque había huido de México cuando el caso alcanzó altas cotas de indignación pública, fue detenido en Madrid en junio mientras salía de fiesta con unos amigos. El joven intentó engañar a la Policía sobre su identidad. Desde su captura insistió en su doble nacionalidad española y mexicana.

Él quería que se le juzgara en España por un delito que había cometido en México y que se tuviera en cuenta que él era también español. Sobre lo último, la Audiencia Nacional ha señalado: “Respecto a la nacionalidad española del reclamado como obstáculo para su entrega (...) la Sala considera que en manera alguna impide la extradición”. Entre lágrimas pedía este miércoles no regresar a México e insistía en que él era “cien por cien inocente”. Acusó de nuevo al padre de la víctima de extorsión y de amenazas de muerte.

El único que queda prófugo de la pandilla es Jorge Cotaita, quien junto con Cruz, está acusado también de pederastia agravada. El cuarto, Gerardo Rodríguez, que conducía el coche en el que abusaron de la joven, quedó desde el principio libre de cargos. Aunque Capitaine fue señalado por la joven como el que la violó y, según su declaración, los demás sólo abusaron de ella, Cruz y Cotaita se enfrentan, no obstante, al delito más grave al cometer el abuso en grupo.

Los hechos ocurrieron el 2 de enero de 2015, cuando los amigos salían de una discoteca del Puerto de Veracruz. Se subieron a un Mercedes negro recién estrenado, propiedad del padre de Capitaine, y según la víctima, la obligaron a ir con ellos. En la parte de atrás del coche Cruz y Cotaita abusaron de ella, según el testimonio de la víctima. Y al llegar a la casa de Capitaine, éste la violó. Esa noche todavía no se apodaban Los Porkys.

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Estos hijos de familias adineradas en Veracruz, que se paseaban exhibiendo su poderío por las zonas más exclusivas de la entidad como auténticos mirreyes, fueron bautizados con el mote por su parecido con aquellos Porkys de Xalapa que marcaron el imaginario colectivo de los veracruzanos en los años noventa y principios de los 2000. Todos juniors o mirreyes, chicos de familias poderosas e influyentes de la región, hijos de empresarios y políticos, fueron señalados por la comisión de un crimen y exonerados después de las consecuencias penales. Aquellos mataron a un joven a golpes y, como los actuales, pese a estar implicados en el caso, lograron sortear la Justicia y cruzar las fronteras.

Las protestas por la impunidad de los ricos alcanzaron el debate internacional. Después de un año del momento de los hechos, Los Porkys ni siquiera tenían una orden de aprehensión. El caso alcanzó su punto de ebullición cuando se dio a conocer la noticia de que al menos dos de ellos habían huido del país por la puerta grande. Al estallar el escándalo, la Fiscalía emitió rápido las órdenes de detención y las fichas rojas de la Interpol.

El paradero del tercer miembro del grupo, Jorge Cotaita, implicado además en el homicidio de un corredor en el Puerto de Veracruz, no se ha dado a conocer todavía. Con la extradición de Cruz a México, el Gobierno mexicano trata de cerrar un caso que sacudió este año a la sociedad mexicana.

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Sobre la firma

Elena Reina
Es redactora de la sección de Madrid. Antes trabajó ocho años en la redacción de EL PAÍS México, donde se especializó en temas de narcotráfico, migración y feminicidios. Es coautora del libro ‘Rabia: ocho crónicas contra el cinismo en América Latina’ (Anagrama, 2022) y Premio Gabriel García Márquez de Periodismo a la mejor cobertura en 2020

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