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La inesperada estrella de la cadena Fox

Megyn Kelly, la presentadora de más éxito de la televisión conservadora, no le perdona ni una a Trump

Megyn Kelly, en una foto de archivo durante el debate republicano de primarias en Des Moines, Iowa.Foto: reuters_live | Vídeo: Chris Carlson (AP)
Silvia Ayuso

“Usted está fascinada con el sexo y no le interesan las políticas públicas”, le espetó el asesor de Trump y exmiembro del Congreso, Newt Gingrich a la presentadora de Fox News Megyn Kelly. Ella le había preguntado por el pasado de acosador sexual de Donald Trump, y ante su respuesta no retrocedió: “No me fascina el sexo. Pero sí me fascina la protección de las mujeres y comprender qué es lo que me espera en el Despacho Oval”. Aunque visiblemente molesta, la rubia presentadora, una de las estrellas de la cadena de referencia de los conservadores estadounidenses, no perdió la compostura. Kelly cerró la sección —y de paso la boca del sí descompuesto Gingrich— con una última recomendación: “Espero que aprenda a controlar su ira”. Newt Gingrich había sufrido su momento Megyn.

Fue el diario The New York Times el que acuñó hace un año y medio el término momento Megyn que a lo largo de esta campaña se ha convertido en un latiguillo recurrente en Estados Unidos. Lo definió como “ese momento en que un invitado de la Fox defiende una línea argumental que parece perfectamente alineada con la visión del mundo de la cadena de televisión y, de pronto, Kelly califica parte de ese argumento como una tontería y quizás, incluso, lo vuelve en su contra”. Y advertía: “Uno nunca sabe cuándo, cómo, o si va a suceder ese momento Megyn (…), pero siempre hay que estar preparado”, aconsejaba el diario.

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Gingrich no ha sido el primer republicano que ignoró esta recomendación y acabó machacado por la periodista, exabogada de 45 años. Desde hace tres años ocupa con su programa, The Kelly File, una de las franjas horarias más codiciadas de la televisión. Pesos pesados del partido conservador como Karl Rove o Dick Cheney han sufrido su momento Kelly. Y, por supuesto, el propio Trump tampoco se ha librado.

El mes pasado se difundió la grabación de 2005 de un programa en el que Trump hablaba —pensando que a micrófono cerrado— del irrefrenable magnetismo que le llevaba a besar a las mujeres y agarrarlas de los genitales. Pero un año antes de que Trump quedara retratado como un acosador sexual, Kelly puso en evidencia la faceta más misógina del empresario. En agosto de 2015, durante el primer debate de las primarias que enfrentaban a los candidatos conservadores, la rubia, que moderaba la sesión, atacó: “Usted califica a las mujeres que no le gustan como cerdas gordas, perras desaliñadas y animales asquerosos. A una concursante de su reality show le dijo que le encantaría verla de rodillas. ¿Cree usted que este es el temperamento adecuado para un candidato a la presidencia de EE UU?”. Un día más tarde, Trump cargó contra Kelly diciendo que a la moderadora “le brotaba sangre de los ojos, le brotaba sangre de cualquier parte”, insinuando que ella había sido dura con él porque tenía el periodo. Se desencadenó entonces una guerra soterrada entre la estrella de la Fox y el candidato —por quien esa misma cadena apostó desde el principio— que terminó nueve meses después con una entrevista exclusiva de Kelly al magnate en la Torre Trump.

La periodista no duda en machacar a sus invitados aunque sus argumentos estén en línea con la cadena
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El hacha de guerra quedó oficialmente enterrada, pero Kelly no ha sido más complaciente con Trump y su equipo desde entonces. Otras estrellas de Fox, como Sean Hannity —quien asesora al magnate republicano—, la han acusado de favorecer a Hillary Clinton.

Pero la moderadora de intensa mirada azul —gélida, dicen algunos, de acero, coinciden muchos— no se descoloca fácilmente. “Soy independiente”, aseguró el año pasado en una entrevista a Variety, donde reveló que ha votado tanto a demócratas como a republicanos. “No apoyo a nadie. Soy una presentadora de Fox News y no he apostado por nadie en esta carrera, puedo ponérselo difícil a cualquiera”, agregó.

Y Kelly no iba en broma como ha podido comprobar su antiguo mentor, el fundador de Fox News, Roger Ailes. Cuando surgieron las acusaciones de acoso sexual contra el todopoderoso jefe de la cadena, sus defensores buscaron apoyos como locos. Pero Kelly guardó un clamoroso silencio, a pesar de que fue Ailes quien la contrató hace una década y no dejó de apostar por ella. Poco después trascendió que la presentadora había comentado a los investigadores que ella misma había sufrido insinuaciones sexuales por parte del director. Ailes, el hombre que convirtió a Fox News en el referente conservador, dejó la cadena. Pero el asunto no ha quedado enterrado. Esta semana se ha filtrado que en el libro de memorias de Kelly, Settle for More (algo así como Confórmate con más), cuya publicación esta prevista el 14 de noviembre, la periodista aporta un buen número de detalles sobre el acoso que sufrió hace una década por el gran jefe Ailes.

“Soy independiente”, dijo en una entrevista en la que confesó que ha votado a demócratas y republicanos

La actitud de Kelly le ha valido el respeto —y hasta el temor— tanto de la derecha como de la izquierda. También ha subido su caché profesional. Fox sabe que para mantener sus altas cuotas de audiencia tiene que abrir su espectro y atraer, como hace Kelly, a una franja más joven de televidentes. Su programa, The Kelly File, es seguido de media por 2,7 millones de telespectadores. El único programa de Fox News que le gana es The O’Reilly Factor, con 3,2 millones. El propio Rupert Murdoch, dueño de la cadena, dejó claro hace unos días que le gustaría que la periodista continuara en la Fox. Estas declaraciones suponen un gesto poco habitual, ya que se produjeron en plenas negociaciones para renovar el contrato de la presentadora. Se habla de que su salario subirá hasta los 20 millones de dólares anuales —cinco más de los que cobra ahora—, al nivel de megaestrellas de la cadena como ­Bill O’Reilly.

Kelly se hace querer. La periodista no descarta pasarse a la competencia. Quizás para probar qué tal se le dan otros medios y otros registros, el día después de las elecciones, el 9 de noviembre, participará en un programa de una cadena distinta: será la copresentadora invitada del magacín matutino de la periodista Kelly Ripa en Disney/ABC. Ocurra lo que ocurra el martes, Kelly es ya una de las ganadoras de esta campaña.

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Sobre la firma

Silvia Ayuso
Corresponsal en Bruselas, después de contar Francia durante un lustro desde París. Se incorporó al equipo de EL PAÍS en Washington en 2014. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, comenzó su carrera en la agencia Efe y continuó en la alemana Dpa, para la que fue corresponsal en Santiago de Chile, La Habana y Washington.

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