Megyn Kelly, la castigadora de Trump desde la derecha

Todo republicano que quiera dar su versión incontestada de los hechos o denunciar lo mal que lo hacen los demócratas acude a Fox News. La cadena de referencia del conservadurismo en Estados Unidos es un refugio seguro para casi cualquiera que clame contra el gobierno de Barack Obama, su aspirante a sucederlo, Hillary Clinton, o los liberales del Congreso.

Salvo de 9 a 10 de la noche. Esa es la hora de The Kelly File, el programa de Megyn Kelly, una exabogada reconvertida en periodista que se ha hecho famosa por no dejar pasar ni una a nadie. Ni a Donald Trump.

Un año antes de que se filtraran los comentarios vulgares y sexistas que más han dañado a su campaña, la pregunta de Kelly en el primer debate entre los aspirantes republicanos a hacerse con la nominación del partido a la Casa Blanca sobre los insultos que le ha dedicado a numerosas mujeres en el pasado ya destapó la misoginia del hoy candidato conservador. Trump se llevó la primera gran reprobación pública —y el ser desinvitado a un acto clave republicano— por decir que en el debate a Kelly “le brotaba sangre de los ojos, le brotaba sangre de cualquier parte” cuando le cuestionó por qué había llamado “cerdas gordas” o “perras”, entre otros epítetos, a mujeres que lo han cuestionado.

El enfrentamiento fue tal que Trump llegó a boicotear otro debate de la cadena Fox en plenas primarias. Nueve meses más tarde, ambos se reconciliaron con una entrevista exclusiva, pero ninguno cedió y Kelly confirmó su fama de inquebrantable. En EE UU ya se ha popularizado el término un “momento Megyn” para definir ese instante en el que la periodista descalifica el argumento de su invitado y lo vuelve incluso contra él, descomponiendo a menudo a quien no se esperaba que en la Fox se fuera a descalificar su postura. Con su estilo único, la presentadora, de 45 años, se ha hecho un hueco propio en una oferta saturada de canales y periodistas estrella.