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Brasil, alejado del radar de las elecciones en Estados Unidos

Tanto Trump como Clinton defienden posiciones proteccionistas, por lo que se dificultará cualquier acuerdo de libre comercio

Obama y Rousseff, en Washington en junio de 2015.
Obama y Rousseff, en Washington en junio de 2015.

Brasil se encuentra fuera del radar de la política exterior de Estados Unidos. Al menos, esta es la opinión de los expertos. La relación entre los dos países no fue nunca un tema tratado durante la campaña y Brasil, en concreto, difícilmente sufrirá un impacto directo derivado del resultado de las elecciones.

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Entonces, ¿todo seguirá igual, gane quien gane? Más o menos. Hay consenso en que el resultado puede traer sorpresas, pero sorpresas globales, planetarias, en las que Brasil se encontraría inmerso. Desde este prunto de vista, estos mismos expertos aseguran que Hillary Clinton representa el continuismo mientras que Donald Trump encarna lo impredecible.

“Desde el punto de vista económico, tanto Trump como Clinton defienden posiciones proteccionistas, por lo que se dificultará cualquier acuerdo de libre comercio”, comenta el historiador Luiz Felipe de Alencastro. A pesar de ser republicano, un partido que tradicionalmente se ha alineado con el liberalismo, Trump, así como en todo lo demás, ha adoptado una postura particular y personal, la de un proteccionista férreo.

También Clinton, por su parte, en un intento de ganarse a los electores de Bernie Sanders, adoptó posturas más proteccionistas. La cuestión no es trivial para Brasil, que mantiene con los EE UU su segundo mayor flujo comercial (50.000 millones de dólares en 2015), solo detrás del volumen de intercambios comerciales con China.

El exembajador en Washington durante 1991 y 1993 Rubens Ricupero asegura que Brasil se verá afectado de forma secundaria, independientemente del resultado. “Las perspectivas más preocupantes en este momento son para países como México, que tiene una relación directa con los estadounidenses. Brasil tiene relaciones más distantes con los EE UU, y eso no es de hoy”, afirma.

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En la década de los 90, durante la presidencia de Fernando Henrique Cardoso, esa proximidad sí fue grande, debido a los préstamos que Brasil pidió al FMI. Tras esto, el país acumuló reservas internacionales y persiguió una política exterior más independiente, alejándose de la esfera de influencia de Estados Unidos. “Si todavía estuviésemos en los años de Lula y Clinton ganase, el escenario sería de fricción, ya que ella nunca vio con buenos ojos una diplomacia brasileña más activa, como en el caso de las negociaciones nucleares con Irán. Sin embargo, este no es el caso hoy”, comenta Ricupero.

Eso sí: aunque el Brasil de Temer, en confrontación abierta con Nicolás Maduro, ya no sea un mediador posible en el conflicto interno venezolano, hay indicios de que Washington seguirá consultando a Brasilia y Buenos Aires sobre esa cuestión. A pesar de la actual distancia y de la posición proteccionista que Donald Trump y Hillary Clinton han asumido, la política exterior de Brasil está a favor de la demócrata.

“Trump es imprevisible. Con su discurso de odio, representa un riesgo no solo para Brasil, sino para el mundo. Por su parte, de Hillary se espera continuidad”, añade. Por lo tanto, y por ahora, es probable que quede para más adelante –para bastante más adelante- la agenda más concreta de la relación bilateral, que incluye una vieja demanda popular: que se elimine la exigencia del visado de entrada para los brasileños en los Estados Unidos.

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