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Un duro plan de austeridad sacude a la sociedad egipcia

La brusca devaluación de la moneda y los recortes en los subsidios exasperan a la población

El Gobierno egipcio del Abdelfatá al Sisi ha puesto en marcha un plan de austeridad que está golpeando con fuerza a la población y amenaza con provocar nuevas tensiones sociales. El Ejecutivo ha recortado los subsidios sobre la gasolina y la electricidad, lo que ha provocado subidas en los precios de estos bienes de casi el 50% en algunos casos. Asimismo ha introducido un IVA del 13% y ha dejado flotar libremente la libra, ante la imposibilidad de sostener artificialmente su valor. Los planes cuentan con el visto bueno del FMI.

Un hombre pasa delante de una casa de cambio en El Cairo
Un hombre pasa delante de una casa de cambio en El CairoMOHAMED ABD EL GHANY (REUTERS)

“En el barrio la gente está desesperada. No se habla de otra cosa. Los precios de los alimentos se encarecen cada día, a veces, incluso en cuestión de horas. Ya vivíamos al día antes de las nuevas medidas... Ahora, no sé cómo nos vamos a apañar”, comenta con un tono triste Alaa, un joven transportista cairota emigrado del sur profundo. Su barrio, el Bulaq, situado no muy lejos del centro de El Cairo, es un arrabal de calles sin asfaltar cubierto de basura.

Es en estos suburbios pobres de la capital donde las nuevas políticas macroeconómicas y de austeridad del régimen del mariscal Abdelfatá al Sisi provocan una mayor ansiedad y un duro impacto sobre la población.

La semana pasada, el Gobierno decidió dejar flotar libremente a la libra egipcia, después de varios años sosteniendo de forma artificial el valor de la moneda frente al dólar, con la consiguiente caída de reservas. En cuestión de pocos días, la libra perdió más de la mitad de su valor. “La caída de la inversión extranjera, y la escasez de ingresos provenientes del turismo y el canal de Suez han hecho de esta medida algo inevitable para combatir la escasez de dólares”, sostiene David Ampudia, un analista de la consultoría FocusEconomics. Durante los últimos meses, el Ejecutivo había impuesto estrictos controles de capitales que dificultaban a las empresas la importación de productos.

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Al día siguiente, sin apenas tiempo para encajar el golpe, los egipcios se despertaron con otra dolorosa noticia: la retirada de buena parte de los subsidios públicos a los combustibles, provocanto una subida de los precios de entre el 35% y el 47% de los diversos tipos de gasolina. La decisión se añade a otras de parecidas adoptadas a finales de verano, como el aumento de los precios de la electricidad entre un 25% y un 40%, y la introducción de un impuesto del IVA del 13%. El objetivo de las autoridades es reducir un déficit que desde hace un lustro no logra bajar del 10% del PIB.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) había exigido al Gobierno la adopción de este tipo de medidas de austeridad para garantizar el desembolso de un paquete de ayuda de más de 11.000 millones de euros.

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En un país que importa buena parte de los alimentos que consume, las políticas de flotación y de recortes amenazan con ahogar las clases populares de un país donde más del 40% de la población vive con menos de dos dólares al día.

La pérdida de poder adquisitivo se deja sentir en todas las capas sociales, como lo demuestra la reciente rebelión de los estudiantes de la exclusiva Universidad Americana de El Cairo a causa de la subida de las matrículas. “Mi salario es el mismo, pero mi poder adquisitivo se ha reducido a la mitad. Deberá buscar nuevas fuentes de ingresos o intentar salir del país”, explica Michael Hanna, un farmacéutico de 39 años de clase media.

Los analistas alertan de las tensiones sociales que pueda generar ahora apretarse el cinturón en un país donde ya hubo un fuerte “revuelta del pan” en 1977, bajo la presidencia de Anuar Sadat. Sin embargo, Alaa no la espera en el Bulaq. “La gente está cansada y tiene mucho miedo. El Ministerio del Interior es ahora más fuerte que antes. No creo que salgan a manifestarse”, afirma. En las redes sociales circuló una convocatoria de protestas masivas contra la política económica del Gobierno, que provocó un gran despliegue de Policía en la capital, pero solo fue secundada por los proscritos Hermanos Musulmanes.

Los próximos meses se prevén muy duros, pues se espera un repunte de la inflación por encima del 20%, desde el 15% del mes pasado. De momento, la devaluación ni tan siquiera se espera que mejore la competitividad de buena parte de las empresas egipcias, ya que procesan productos importados, por lo que no podrán abaratar sus precios.

Tampoco se las promete felices el sector turístico, donde los touroperadores ya habían reventado precios sin que sirviera para atraer de nuevo a los turistas occidentales, recelosos de la seguridad del país.

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