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Donald Trump lleva a la Casa Blanca a un agitador de la derecha radical

El presidente electo nombra en un puesto clave al exjefe de la web Breitbart, acusado de antisemitismo y racismo

Steve Bannon sale del ascensor de la Trump Tower en Nueva York.Foto: atlas
Marc Bassets

Le han definido como “el agente más peligroso de la política americana”. Un amigo lo comparó elogiosamente con Leni Riefenstahl, la cineasta que realizó los grandes documentales propagandísticos de Adolf Hitler. “Si en algún lugar hay una explosión o un fuego, probablemente se encuentre a Steve cerca con algunas cerillas”, dijo un colaborador suyo.

Steve Bannon era hasta hace unos meses uno de los agitadores de la derecha más extrema de Estados Unidos. Desde Breitbart News, el pequeño imperio online que dirigía, Bannon apuntaba su lanzallamas mediático contra musulmanes y feministas, contra demócratas y republicanos. Siempre con el deseo de provocar y escandalizar, Breitbart News era una versión más gamberra y juvenil de los altavoces tradicionales de la derecha. A su lado, Fox News parecía una hoja parroquial.

Desde la nueva derecha alternativa, la llamada alt right, donde cultivaba a un público que buscaba mensajes proscritos en la arena pública como el racismo blanco o el machismo agresivo, Bannon se trasladará en enero al núcleo decisorio de la primera potencia mundial. El magnate neoyorquino Donald Trump, elegido el 8 de noviembre presidente de Estados Unidos, lo designó consejero sénior y estratega jefe. En agosto le había nombrado jefe de campaña. Bannon consiguió que Trump domesticase su mensaje, hasta entonces disperso y errático, y apelase a la indignación de la obrera blanca en los estados industriales del Medio Oeste, que fueron decisivos para la victoria.

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El nombramiento de Bannon a uno de los dos cargos de más peso en la Casa Blanca —el otro es el de jefe de gabinete, que ocupará el político republicano Reince Priebus— significa que una modalidad de la derecha más extrema entrará con alfombras rojas a los salones del poder. Unas ideas —las de la derecha de la derecha, populista y estridente, peligrosamente cercanas a los precipicios de la xenofobia y el antisemitismo— reciben un sello de institucionalidad con la llegada del expresidente ejecutivo de Breitbart News al equipo que gobernará los destinos de EE UU en los próximos cuatro años.

Como la de Trump, la trayectoria de Bannon no hacía pensar que llegaría a convertirse en el consejero áulico del presidente de EE UU. Él se define como alguien de familia obrera de origen irlandés y demócrata que se convirtió en conservador con Ronald Reagan. Fue oficial de la Navy y banquero de inversiones. Trabajó en Hollywood produciendo documentales políticos. Ahí conoció a Andrew Breitbart, fallecido en 2012 a los 43 años, una figura influyente en la derecha mediática de los últimos años. Formado en el progresista Huffington Post, Breitbart quiso lanzar su versión conservadora. No eran la derecha tradicional: por su aspecto desaliñado, ambos parecían más hipsters de Brooklyn, o viejos hippies, que señores de la derecha de toda la vida. Con Bannon convirtieron Breitbart News en un órgano del Tea Party, el movimiento que capitaneó la oposición al demócrata Barack Obama durante los primeros años de la presidencia.

“Los anticonceptivos hacen que las mujeres no sean atractivas y locas”, dice un titular de Breitbart News. “¿Preferirías que tu hija tuviese feminismo o cáncer?”, dice otro. Y otro: “Levántala alta y con orgullo: la bandera confederada proclama una herencia gloriosa”. La bandera confederada es el símbolo de los estados esclavistas del sur de EE UU que lucharon en la Guerra Civil, y se asocia al racismo y la segregación racial.

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Breitbart News también ha usado estereotipos antisemitas, como el día que, en un titular, un columnista llamó “judío renegado” al neoconservador William Kristol, director de la revista Weekly Standard y, pese a ser republicano, muy crítico con Trump.

El antisemitismo es una de las acusaciones que pesan sobre Bannon. Su exmujer declaró en 2007 ante un juez que Bannon no quería que las hijas de ambos fuesen a una escuela donde había niños judíos. “Dijo que no le gustaban los judíos”, explica. En los años noventa denunció a Bannon por violencia domestica, pero el caso se cerró al no presentarse ella al juzgado

El autor de la columna contra Kristol se ha defendido diciendo que él mismo es judío, y el actual director de Breitbart News, Alex Marlow, sostiene que su publicación no es racista ni intolerante. “Somos una web abiertamente populista, nacionalista, antipolíticamente correcta”, dijo hace unos meses al Wall Street Journal. Entre sus planes se encuentra la expansión a Alemania y Francia. Marion Le Pen, sobrina de la candidata presidencial francesa Marine Le Pen, ha expresado su disposición a trabajar con Bannon.

Del mismo modo que Trump ha transformado al Partido Republicano, figuras como Bannon han introducido elementos muy antiguos en la derecha estadounidense pero que se movían en los márgenes del discurso aceptable. Todo esto deja hoy de ser marginal. En el nuevo Washington de Trump ocupará un lugar central.

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Sobre la firma

Marc Bassets
Es corresponsal de EL PAÍS en París y antes lo fue en Washington. Se incorporó a este diario en 2014 después de haber trabajado para 'La Vanguardia' en Bruselas, Berlín, Nueva York y Washington. Es autor del libro 'Otoño americano' (editorial Elba, 2017).

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