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Los bombardeos alcanzan un hospital infantil en Alepo

Fuentes médicas aseguran que la ofensiva del régimen golpeó a dos centros sanitarios

Juan Carlos Sanz

Los ataques de la artillería, los cohetes de la aviación y los barriles bomba —artefectos explosivos improvisados— lanzados desde helicópteros siguieron cebándose este miércoles por segundo día consecutivo con la población civil en los barrios del este de Alepo controlados por los rebeldes sirios. Fuentes sanitarias y de la defensa civil aseguraron que bombardeos del régimen con apoyo ruso golpearon a un hospital infantil y a un banco de sangre, donde perdieron la vida dos niños y el conductor de una ambulancia.

Soldados sirios entre los escombros en el oeste de Alepo.
Soldados sirios entre los escombros en el oeste de Alepo.EFE
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Los informes del Observatorio Sirio para los Derechos Humanos se limitaron a constatar la muerte de 32 civiles —entre ellos cinco menores—, que se sumaron a las 11 víctimas mortales registradas el martes, cuando se reanudó la ofensiva contra la parte oriental de la ciudad después de tres semanas de tregua unilateral desde las filas gubernamentales.

La oposición acusa al régimen del presidente Bachar el Asad —que está apoyado por aliados chiíes iraníes y libaneses, y por la aviación rusa— de la ofensiva contra zonas residenciales. El Gobierno de Moscú, sin embargo, ha negado su implicación y asegura que mantiene la moratoria de operaciones militares en Alepo que aprobó el pasado 18 de octubre, y que sus cazabombardeos Su-33 solo están interviniendo contra milicias islamistas insurgentes en las provincias de Idlib y Homs.

El hospital infantil Bayan, situado en el distrito de Shaar, ya había sido atacado en anteriores ocasiones, según informaron a Efe fuentes de la Asociación Independiente de Médicos Sirios desde Turquía. El director del centro sanitario, el doctor Hatem, dijo a través de las redes sociales que los pacientes y el personal médico se habían refugiado en los sótanos del edificio, donde permanecían atrapados anoche ante la intensidad de los bombardeos en la ciudad, dividida desde 2012.

250.000 civiles sitiados

Hatem describió un escenario de graves daños en torno al hospital, que atiende unas 4.000 consultas al mes. La Asociación de Médicos precisó que otros cinco centros sanitarios sufrieron ataques ayer en todo el país. Más de 250.000 civiles se hallan cercados desde el pasado verano en los barrios del este por las fuerzas del régimen. Los responsables de las organizaciones humanitarias han alertado de la falta de alimentos y medicinas. Desde el 15 de julio no ha podido llegar a los distritos sitiados ningún convoy con ayuda internacional para la población.

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Los llamados cascos blancos, grupos de voluntarios que rescatan a las personas atrapadas entre los escombros y las evacuan hasta los centros sanitarios que siguen en funcionamiento, informaron a su vez de la muerte del conductor de una ambulancia en un ataque lanzado desde helicópteros. Fuentes de la defensa civil refirieron a Reuters que solo en el barrio de Shaar se habían registrado ayer más de 40 ataques desde el aire.

Los bombardeos golpearon también a las poblaciones rurales de la periferia controladas por fuerzas insurgentes. El banco de sangre atacado se encuentra a escasos metros del centro infantil. Era la única instalación de su especialidad que seguía abierta en la parte este de la ciudad.

La ofensiva del régimen y de sus aliados se ha redoblado tras las elecciones presidenciales en Estados Unidos. Rusia ha empezado a lanzar operaciones contra los rebeldes desde el portaaviones Almirante Kuznetsov, fondeado en el Mediterráneo oriental. En declaraciones efectuadas en Damasco a medios de comunicación portugueses, el presidente El Asad insinuó que Donald Trump puede convertirse en un “aliado natural, junto con Rusia, Irán y otros muchos países”, si decide “luchar contra el terrorismo”.

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Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

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