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La Eurocámara arremete contra el autoritarismo turco

Casi todo el hemiciclo prevé pedir que se congele el proceso de adhesión de Turquía a la UE

Lucía Abellán

La UE se dispone a enviar la condena diplomática más enérgica empleada hasta ahora hacia las autoridades turcas. El Parlamento Europeo votará este jueves una resolución que exige congelar el ya paralizado proceso de adhesión de Turquía al club comunitario. La Cámara prevé aprobarla por abrumadora mayoría. Aunque la decisión última corresponde a los países miembros —contrarios, de momento, a un gesto tan drástico—, la iniciativa parlamentaria, promovida por socialistas y populares europeos, acentuará la discordia entre Bruselas y Ankara.

Europa ha acordado un reparto de papeles entre instituciones que permita reprobar con claridad el autoritarismo en Turquía sin romper del todo los canales de negociación. Lo que los ministros de Exteriores rehusaron aprobar la semana pasada en Bruselas lo respaldarán este jueves en Estrasburgo los grupos políticos a los que pertenecen la mayoría de los Gobiernos. “Siempre estuvimos a favor de la entrada de Turquía en la UE, pero hay que congelar el proceso para enviar una señal política potente: den marcha atrás”, urgió el líder de los socialdemócratas en la Eurocámara, Gianni Pittella, en el debate del martes. “No podemos aceptar más lo que pasa allí”, añade la eurodiputada responsable de los asuntos turcos en la Eurocámara, la socialdemócrata Kati Piri.

La resolución alude a todas las irregularidades que se han registrado en Turquía desde el fallido golpe de Estado del pasado julio (arrestos indiscriminados, cierres de medios de comunicación, detención de líderes kurdos...) para justificar una pausa en el proceso. El texto, al que ha tenido acceso EL PAÍS, alega que el marco de adhesión permite suspender el diálogo “en caso de violación grave y persistente de los principios” de la UE, algo que los grupos políticos consideran que ya se ha producido.

“Las acciones del Gobierno alejan más a Turquía de su camino europeo”, constata la resolución, que concita el apoyo de casi todos los grupos políticos (además de populares y socialistas, también se espera que lo respalden los liberales, los verdes, la izquierda unitaria, así como los conservadores británicos). En cambio, los grupos en los que se integran el Frente Nacional de Marine Le Pen y el UKIP de Nigel Farage negarán su apoyo.

Línea roja: la pena de muerte

Más allá de amenazas, hay un elemento que suspendería automáticamente el proceso de adhesión de Turquía a la UE. Se trata de la reinstauración de la pena de muerte, con la que Erdogan ha amagado en varias ocasiones. La resolución del Parlamento “reitera que la reintroducción de la pena capital tendría que conducir a una suspensión formal del proceso de adhesión”. El líder de los liberales, Guy Verhofstadt, avisa: “Hay falta de coraje para ver lo que está haciendo Erdogan”.

Para no cerrar del todo la puerta —y para ganarse la adhesión de los eurodiputados más reacios a esta iniciativa—, el texto contempla revisar la situación si cambia el horizonte en Turquía e incluso ofrece asistencia judicial de la UE a las autoridades turcas en caso de que la soliciten. En el clima actual, la propuesta parece casi una ironía.

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Turquía aspira a integrar la UE desde 1999. Las negociaciones comenzaron en 2005 y nunca adquirieron un ritmo fluido. Desde 2013 están prácticamente paralizadas, aunque en junio se abrió un nuevo capítulo. El gesto formaba parte del acuerdo migratorio firmado con Ankara para que las autoridades turcas contuvieran los flujos de refugiados y migrantes hacia la UE. Pero no se han registrado avances.

Mensaje político

El Partido Popular Europeo, inicialmente más cercano al pragmatismo del Consejo Europeo sobre el mantenimiento del proceso, dejó claro en el debate que la situación ha cambiado. “No podemos seguir como si nada. Respaldaremos la congelación de la negociación para enviar el mensaje de que, en la situación actual, no podemos continuar hablando”, recalcó Manfred Weber, jefe de filas de esta formación en la Eurocámara.

Los populares introdujeron a última hora una enmienda que recoge la “grave inquietud” que genera el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, al cuestionar el Tratado de Lausana, que desde 1923 establece las fronteras entre Grecia y Turquía.

La Eurocámara pide a la Comisión Europea y al Consejo —los únicos que pueden parar el proceso desde Bruselas— que actúen. Pero la diplomacia teme que la iniciativa solo sirva para reforzar a Erdogan. “Si se cierra el proceso, todos perdemos. Y Europa pierde su influencia”, alegó la alta representante europea, Federica Mogherini.

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Sobre la firma

Lucía Abellán
La redactora jefa de Internacional de EL PAÍS ha desarrollado casi toda su carrera profesional en este diario. Comenzó en 1999 en la sección de Economía, donde se especializó en mercado laboral y fiscalidad. Entre 2012 y 2018 fue corresponsal en Bruselas y posteriormente corresponsal diplomática adscrita a la sección de España.

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