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SALVADOR DEL SOLAR | Ministro de Cultura de Perú

“La cultura es el mejor antídoto contra los prejuicios”

Actor, cineasta y deportista, el recién nombrado ministro de Cultura de Perú charla con EL PAÍS sobre los retos que enfrenta

A la derecha, Salvador Del Solar, nuevo ministro de Cultura de Perú, con el presidente Kuczynski.
A la derecha, Salvador Del Solar, nuevo ministro de Cultura de Perú, con el presidente Kuczynski.EFE

Brillante alumno de Derecho, jugador internacional de waterpolo, actor de teatro, galán de telenovelas, intérprete de cine, director premiado por Magallanes, su primer largometraje. La pista de Salvador del Solar (Lima, 1970) resultaba bastante intrincada, mucho antes de que el presidente Pedro Pablo Kuczynski lo nombrara ministro de Cultura de Perú. Para conocer los retos que hereda y su permanente evolución, EL PAÍS conversó con él.

Pregunta. ¿La política siempre estuvo entre sus vocaciones?

Respuesta. Siempre he sentido una inquietud por lo público, incluyendo lo político. Por eso estudié una maestría en Comunicación y Negociación Intercultural, dicté un curso de Comunicación Política, conduje un programa de entrevistas y mantuve una columna de opinión, todo mientras trabajaba como actor. Además, entiendo que el teatro y el cine sirven para explorar nuestro universo interior, pero también para cuestionar nuestro lugar en el espacio público.

P. El congresista fujimorista Héctor Becerril dijo: “Un actor debe estar en su función de actor”. ¿Es consciente de que sus anteriores ocupaciones harán que muchas más personas repitan este prejuicio, ahora que es ministro?

R. Soy consciente de que la cultura es el mejor antídoto contra los prejuicios.

P. Hay quienes afirman que con usted el Gobierno de Pedro Pablo Kuczynski abre las puertas a la izquierda. ¿Cómo se define ideológicamente?

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R. Las personas somos más complejas que las etiquetas. Yo creo en el respeto a la Constitución, con énfasis en las libertades fundamentales y los Derechos Humanos; en la libertad de las personas para definir su identidad y forma de vida; en el libre mercado y en los beneficios de la competencia entre los agentes privados. Pero también creo que es necesario suplir las imperfecciones del mercado en asuntos como el medio ambiente, así como ofrecer bienes y servicios esenciales al margen de la capacidad adquisitiva de las personas. Finalmente, creo en la necesidad de reconocer maneras ancestrales de entender el mundo y la vida, con el respeto a los derechos colectivos que correspondan. En suma, pienso que el bienestar individual no puede ser pleno sin el bienestar colectivo. Y viceversa.

P. ¿El Estado debe subvencionar al cine nacional? ¿Garantizarle una cuota de pantalla?

R. Pienso que sí a lo primero y no a lo segundo. Me parece indispensable que el Estado se preocupe por proveer bienes de contenido cultural que el mercado obvia, pero que aportan una visión de desarrollo que no se limita al crecimiento económico. Esto no se refiere únicamente al cine, por supuesto. Por otra parte, no estoy de acuerdo con afectar el esfuerzo privado de los exhibidores, forzándolos a sostener películas que no consiguen convocar al público.

P. Nunca ha dejado de sentar su posición sobre temas controvertidos. ¿El activista tendrá que moderarse, ahora que es ministro?

R. Mis principios no han cambiado, pero mi responsabilidad sí. Ahora soy parte de un Gobierno que busca el bienestar de todos sus ciudadanos, sin importar las opciones políticas. Desde este lugar, se debe convocar siempre al diálogo, comenzando por escuchar.

P. ¿Qué le pareció la ofensiva contra el ministro de Educación Jaime Saavedra [censurado esta semana por el Congreso de mayoría fujimorista]? ¿Qué enseñanzas pueden obtenerse de estas últimas semanas?

R. Suscribo lo dicho por el presidente en su reciente mensaje a la nación. El ministro Jaime Saavedra fue maltratado por la mayoría parlamentaria. Deberíamos estar en capacidad de reconocer lo obvio: ése no es el trato que merece un ministro, y menos uno con sus méritos. Tenemos que hacer un esfuerzo por rescatar el rol de referencia que todos los políticos debemos ofrecer a la ciudadanía. Ésa es una de nuestras mayores responsabilidades.

P. En un momento de tanta polarización política, ¿qué papel juega la cultura?

R. La cultura es convivencia, lugar de encuentro, espacio de escucha, de apertura, crecimiento y colaboración. Un lugar que, de hecho, parece estar derritiéndose a la misma velocidad que los glaciares. En el ámbito global, vivimos también un “cambio climático” en lo político y social. La cultura viene a ser una reserva que debemos proteger y fomentar. La situación económica puede variar. Lo que puede sostenernos, en las buenas y en las malas, es nuestro nivel cultural.

P. Magallanes, el primer largometraje que dirigió, ganó el Festival de Huelva, el premio Cine en Construcción del festival de San Sebastián y recibió cinco nominaciones a los Premios Platino. Ahí se cuenta la historia de un taxista que fue soldado en una de las zonas más golpeadas por la violencia política. ¿La memoria histórica estará presente en su gestión?

R. Tiene que estarlo. Es esencial que enfrentemos y procesemos lo que nos hemos hecho entre peruanos. Del mismo modo, hay que abrirnos a la idea de que nuestra memoria no se reduce solo a la violencia, aunque esta haya sido, desde los orígenes mismos de nuestra nación, una fuerza lamentablemente protagónica.

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