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Arnaud Montebourg, de exministro rebelde a candidato antiglobalización

El dirigente del ala izquierda PS francés acude a las primarias como principal rival de Valls

Carlos Yárnoz

Si en Francia hay dos izquierdas “irreconciliables” y una la representa el exprimer ministro Manuel Valls —que invocó el término—, la otra la encarna el exministro de Economía Arnaud Montebourg. “Soy un transformador de la izquierda”, asegura este. Rivales e incompatibles, ambos tienen grandes posibilidades de disputar la final en las actuales primarias de la dividida izquierda, cuyas primera y segunda vueltas se celebrarán el 22 y 29 de enero.

Arnaud Montebourg, candidato a las primarias de la izquierda francesa, en una conferencia el jueves en París.
Arnaud Montebourg, candidato a las primarias de la izquierda francesa, en una conferencia el jueves en París. AFP

Tiene 54 años y es el adalid del proteccionismo. En 2012 perdió la batalla para nacionalizar una acería de ArcelorMittal y lanzó la exitosa campaña del made in France. Ahora persigue salvar a la izquierda con un discurso antiglobalización, con un plan “de desmundialización”.

Sostiene que las políticas liberales de gobiernos de izquierdas están matando a los partidos socialistas en toda Europa: al Pasok griego, al PSOE, al PS francés, al italiano… Los culpables “son liberales, no socialdemócratas”, clama este socialista, que milita en el partido desde los 19 años, en una conversación con varios corresponsales en un café junto al museo del Louvre.

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Incluye en esa deriva liberal al Gobierno socialista, del que formó parte los dos primeros años de legislatura hasta su cese en 2014 tras criticar a Valls y al presidente, François Hollande. “Ahora intentamos recuperar lo que se ha cortado a pedazos”. Las clases medias y populares, que constituían “la base sociológica de la socialdemocracia”, reaccionan hoy dando sus votos “a extremistas y populistas antieuropeos”.

Hijo de un funcionario y de una profesora de español nacida en Oran (Argelia), Montebourg cuenta que sigue la actualidad de España —han “destruido” el estatuto de los trabajadores con la reforma laboral, afirma— y que de niño pasaba vacaciones en Huesca, donde conserva, dice, muchos amigos.

Como en España, en toda Europa se ha impuesto la austeridad, argumenta. En Francia, donde no han bajado los sueldos ni ha habido apenas recortes, esa austeridad se concretó en una gran subida de impuestos valorada en 65.000 millones de euros. Mientras, añade, los Estados han quedado desprotegidos ante el libre mercado, el deterioro de los modelos sociales y la imposición por Berlín y Bruselas de reglas dañinas para los intereses nacionales.

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Los aspirantes del ala crítica frente a Manuel Valls

C. YÁRNOZ

Son siete los aspirantes que compiten en las primarias abiertas de la izquierda, pero la atención se centra en los cuatro del Partido Socialista. Compiten no solo por ser el candidato de la izquierda al Elíseo, sino también por dirigir la necesaria reconstrucción de una formación minada por las luchas intestinas y abandonada en masa por los militantes (unos 85.000 frente a los 135.000 de hace cuatro años).

Manuel Valls. A sus 54 años, el ex primer ministro es el favorito para ganar. Es el candidato natural una vez que el presidente François Hollande tiró la toalla, pero su preeminente papel en esta criticada legislatura es una losa para él. Le apoya más de la mitad de los ministros actuales y los dirigentes parlamentarios. Tiene en contra a los críticos.

Arnaud Montebourg. El principal rival de Valls. De igual edad. Ya le superó en las primarias de 2011 (17% frente a 5%). Abogado, locuaz, emparejado con Aurélie Filipetti, otra exministra víctima de Hollande y Valls expulsada con él del Gobierno en 2014. Acusa a Valls de dividir a la izquierda. Le apoyan buena parte de los 40 diputados rebeldes.

Benoït Hamon. Fue el tercer ministro depurado en 2014 por crítico. A sus 49 años, este historiador del ala inconforme ha sido miembro activo de los diputados rebeldes que no han votado las más polémicas leyes de Hollande y Valls, como la reforma laboral. Propugna el salario social universal de 535 euros mensuales y el límite laboral de 32 horas semanales.

Vincent Peillon. Ministro de Educación hasta que Valls pasó a ser jefe del Gobierno, este eurodiputado de 56 años se alejó de la política y estos años ha dado clases de Filosofía en Suiza. Próximo a Hollande, se presentó cuando éste decidió no hacerlo y, con Montebourg y Hamon, forman un ariete anti-Valls. Los tres crearon la pasada década la corriente Nuevo Partido Socialista. Le apoya la alcaldesa de París, Anne Hidalgo.

Sylvia Pinel. La benjamina, de 39 años, y la única mujer candidata. Exministra de Vivienda. Lidera el Partido Radical de Izquierdas, formación aliada de los socialistas.

Jean-Luc Bennahmias. Exportavoz de los Verdes, exvicepresidente de los centristas, acude como candidato del Frente Demócrata, de centroizquierda, al margen del PS.

François de Rugy. Tras varias escisiones y guerras internas, se presenta en nombre de una facción de los verdes como líder de un pequeño y nuevo partido llamado Ecologistes! Diputado, tiene 43 años.

Para él, buena parte de la culpa de la crisis de la izquierda y de los graves problemas que atraviesan los países europeos se originan en Bruselas. “Europa se ha vuelto contra el pueblo. El Brexit ha sido la primera prueba”. Al imponer sus políticas restrictivas, la Comisión Europea aplica “reglas anacrónicas, absurdas y caducas”, empezando por la austeridad, porque no fomentan el crecimiento y el empleo. “Europa no es Alemania ni somos alumnos de [Wolfgang] Schäuble”, clama en alusión al ministro alemán de Finanzas. Por eso propone crear “un bloque reformador frente al conservador dirigido por Alemania”.

Es también la política europea, argumenta, la que ha dejado desprotegidos a los Estados y debilitado a los trabajadores. “¿Quién ha activado la absurda idea de poner en competencia a los viejos Estados industrializados con clases obreras con dos siglos de lucha frente a Estados esclavistas?” Ante esa competencia desleal —pone de ejemplo las importaciones de acero chino—, Montebourg propone repatriar puestos de trabajo deslocalizados y reindustrializar el país protegiendo sus productos.

Consecuente, el candidato antiglobalización aconseja a Italia que proteja a Mediaset frente a la francesa Vivendi, que ha comprado el 20% del gigante italiano. ¿Es un ejemplo de desmundialización? “¡Exactamente! Lo ha comprendido”.

“Yo no estoy por el libre cambio. Eso es autoritario. El liberalismo necesita autoritarismo para imponer al pueblo lo que este desaprueba. Eso es tiranía”. El mensaje es una carga de profundidad contra Valls, que ha aprobado por decreto las dos leyes más contestadas de la legislatura, incluida la reforma laboral. Ahora, el ex jefe del Gobierno propone acabar con esa prerrogativa del Ejecutivo. “¿A quién creer, al Manuel Valls que gobierna o al candidato?”

Los sondeos dan ventaja para la primera vuelta a Valls, apoyado por buena parte de ministros y dirigentes del Partido Socialista. Sin embargo, Montebourg contará probablemente en la segunda con el respaldo de los otros seis candidatos.

Sea quien sea el elegido en las primarias del próximo enero, la izquierda no tiene opciones de seguir en el Elíseo. Según los sondeos, se lo disputarán en primavera la derecha con François Fillon y la ultraderecha de Marine Le Pen, con el muy probable triunfo final de los conservadores.

Si así fuera, Montebourg ve imposible que nada de lo que propugna se ponga en marcha en Francia. Por eso, advierte: “Esta elección de 2017 es la última gasolinera antes del desierto. La última oportunidad para hacer políticas que frenen al Frente Nacional. Y si Francia vota en el futuro a Le Pen, se acabó Europa. ¡Ánimo!”

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Sobre la firma

Carlos Yárnoz
Llegó a EL PAÍS en 1983 y ha sido jefe de Política, subdirector, corresponsal en Bruselas y París y Defensor del lector entre 2019 y 2023. El periodismo y Europa son sus prioridades. Como es periodista, siempre ha defendido a los lectores.

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