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Problemas mentales y armas: el cóctel mortal de Fort Lauderdale

Los indicios apuntan a que la tragedia del aeropuerto se debió a que el agresor estaba perturbado y pudo viajar armado

Pablo de Llano Neira
El tirador de Fort Lauderdale, Esteban Santiago, de 26 años.
El tirador de Fort Lauderdale, Esteban Santiago, de 26 años.AFP

El atentado del viernes en un aeropuerto de Florida, con cinco muertos y seis heridos, sigue en investigación, pero todo apunta a los supuestos problemas mentales del agresor, el exsoldado Esteban Santiago, de 26 años. El FBI, con todo, afirma que no descarta ninguna hipótesis, incluida el terrorismo. “Por ahora no hemos podido identificar el motivo”, dijo un portavoz del departamento de investigación, que añadió que Santiago había sido sometido a un largo interrogatorio en el que se mostró colaborativo y en el que quedó claro para los policías que el detenido planeó el ataque con antelación y eligió el aeropuerto de Fort Lauderdale.

Santiago, nacido en Estados Unidos y criado en Puerto Rico, fue soldado de la Guardia Nacional de Puerto Rico desde 2007 a 2010, cuando fue enviado a Irak durante un año en el que no entró en combate pero trabajó en un batallón dedicado a limpiar carreteras de explosivos y al mantenimiento de puentes. “Él no salió bien de aquello”, dijo una tía de Santiago el viernes a la prensa. Un hermano de él también ha declarado que padecía problemas mentales.

Al volver de la zona de conflicto se fue a vivir a Alaska y se incorporó a su Guardia Nacional. En agosto del año pasado fue expulsado por “rendimiento insatisfactorio”. En septiembre nació su primer hijo. Cuatro meses después, este viernes, voló desde Alaska hasta el aeropuerto de Florida con un arma de fuego semiautomática en su equipaje facturado, recogió el equipaje al llegar, entró en un baño, cargo el arma y salió a disparar contra la gente que esperaba en la zona de recogida de equipajes, tranquilo y sin decir palabra, según los testigos. En su fase como soldado recibió media docena de medallas, una por buena conducta.

La perturbación de Santiago venía de meses atrás. En noviembre se presentó en la oficina del FBI en Anchorage (Alaska) diciendo que el Gobierno estaba manipulando su mente obligándolo a ver vídeos del Estados Islámico. Fuentes de la investigación han afirmado a la prensa que se había comprobado que Santiago había visto vídeos de extremismo yihadista. Cuando fue al FBI, lo derivaron a las autoridades locales para que le hicieran un examen psiquiátrico.

De momento han trascendido datos de tres de las cinco víctimas mortales. Terry Andres, 62 años, salía de vacaciones con su esposa, que no resultó herida. Olga Woltering, 80, viajaba con su marido Ralph para irse de crucero con sus hijos por el 90 aniversario de él, también ileso. Michael Oheme, de más de 50 años, iba con su esposa Kari a hacer su crucero anual.

La tragedia del aeropuerto de Fort Lauderdale señala a la explosiva confluencia entre enfermedad mental y accesibilidad de las armas de fuego, un problema que brota con violenta frecuencia en Estados Unidos. Florida es uno de los estados más flexibles con las armas. No exige un permiso para comprarlas.

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