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ABRIENDO TROCHA
Columna
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Contra México y el mundo

Para Trump los escenarios de confrontación van más allá de su vecino

Diego García-Sayan

Obsesivo con lo del muro fronterizo y blandiendo la amenaza de aumentar aranceles a los automóviles importados de México, para Trump los escenarios de confrontación, sin embargo, van mucho más allá de su vecino al sur del Río Grande. Cuando anuncia lo de los automóviles producidos en México está aludiendo, también, a los televisores coreanos o a los Ipads producidos en China.

El menú proteccionista/Trump ya se aplicó en el mundo; es la recurrente repetición de escenarios que ya se han sufrido y que condujeron a desastres como la segunda guerra mundial. Después de la primera guerra Europa sucumbió al proteccionismo en cadena para enfrentar la crisis de los 30. Eso no trajo bienestar sino más crisis, desempleo y recesión. Solo Alemania salió de ello en la segunda mitad de la década con una gigantesca industria armamentística que acabó usándose como ya sabemos.

La Europa de la entreguerra fue también espacio de enfervorizados nacionalismos étnicos y de un antisemitismo extendido. Tierra fértil, así, para que las tropas nazis ocuparan París sin disparar un solo tiro y el Gobierno títere de Petain en Vichy pudiera oficializar el antisemitismo y fanatismo que ya medraba en tierras galas. Hitler no inventó el antisemitismo; ya existía y estaba extendido.

El plan Trump no conduce inevitablemente a la tercera guerra, pero sí promoverá escenarios de tensión en los dos escenarios. Primero, el efecto dominó de un agresivo proteccionismo estadounidense precipitaría reacciones en ese terreno. Más aún, teniendo en cuenta el curso antieuropeísta que empieza a prevalecer en el viejo continente, que caería como anillo al dedo en una Unión Europea en serios problemas.

Una incógnita clave es la conducta que adoptaría China: ¿reaccionar al proteccionismo con su propio proteccionismo o afirmar el libre comercio y la liberalización comercial? Un atisbo de la segunda opción ya se vio en la reacción de China frente al anuncio de Trump de que EE UU abandonaría el tratado del TPP preparado sin China: anunciar con armar su propio acuerdo multilateral de libre comercio e inversión.

Segundo, la incentivación de tensiones étnicas y raciales. Eso de echarle la culpa de todos los problemas de empleo y de inseguridad a los mexicanos y a los musulmanes será, obviamente, parte del discurso oficial sostenido. Un mundo en el que ese fuese el discurso prevaleciente sería, obviamente, más inseguro e impredecible. Las cosas, sin embargo, no van inercialmente en una sola dirección.

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Así, dentro del propio campo de Trump, el próximo Fiscal General, Jeff Sessions, ha cambiado su discurso pronunciándose contra la restricción migratoria a musulmanes y contra el waterboarding que antes apoyó. ¿Algo de los famosos checks and balances en acción?

Además, siendo EE UU la principal potencia militar y económica, no está solo y hay contrapesos. Este dinámico siglo XXI ya es espectador, por ejemplo, de una China que es el primer exportador mundial y que gradualmente va afirmando su peso militar. Con la pluralidad de actores en el comercio internacional —China, Japón, Europa, etc.— juegan intereses que tendrían mucho que perder de imponerse el proteccionismo; algunos harán valer esos intereses. La Organización Mundial de Comercio (OMC) es vulnerable en muchos aspectos, pero es un poder concreto que contrapesaría dinámicas proteccionistas unilaterales. La apertura al exterior ha demostrado que genera crecimiento e inversión; eso cuenta.

De manera que si se llevan a cabo amenazas como la de poner 35% de arancel a los autos hechos en México, sería un error asumir que sería el único afectado. Hay más jugadores en la cancha por lo que cuando México presente su queja ante la OMC este no será un pleito de David contra Goliat.

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