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Nigeria mata a más de 70 personas al bombardear por error un campo de refugiados

El presidente ha reconocido el ataque y asegura que el avión del Ejército confundió a los desplazados con miembros de Boko Haram

José Naranjo
Desplazados del campo de Rann (Nigeria), junto a tiendas destruidas por el ataque del Ejército, este martes.
Desplazados del campo de Rann (Nigeria), junto a tiendas destruidas por el ataque del Ejército, este martes.MSF (AFP)

Al menos 70 personas, población civil y trabajadores humanitarios, fallecieron este martes tras el bombardeo por error por parte de un avión de combate nigeriano de un campo de desplazados cerca de la localidad de Rann, en el noreste de Nigeria, según ha reconocido el propio Gobierno nigeriano. La organización Médicos sin Fronteras, que movilizó varios equipos al lugar de los hechos, aseguró en un primer balance provisional que había al menos 52 muertos y 120 heridos. La cifra de muertos ofrecida por la organización este miércoles ascendió hasta los 70. Entre los fallecidos hay seis trabajadores del Comité Internacional de la Cruz Roja, según ha confirmado esta organización.

El bombardeo tuvo lugar este martes por la mañana cuando un avión de combate de la Aviación nigeriana lanzó un ataque contra el campo de desplazados de Kala Balge, situado en el estado de Borno muy próximo a la frontera de Camerún, una zona muy golpeada por la violencia del grupo terrorista Boko Haram.

El general de división Lucky Irabor, comandante en jefe de la operación Lafiya Dole que se está desarrollando en contra de los rebeldes, admitió este martes en rueda de prensa el error cometido por su propia Aviación. “Esta mañana recibimos un informe sobre la reunión de terroristas de Boko Haram alrededor de Kala Balge. Coordiné y ordené que el componente aéreo de la operación debía ir y abordar el problema. El bombardeo se llevó a cabo pero desafortunadamente resultó que había civiles en la zona que se vieron afectados. Es inquietante, ha habido muertos y heridos”. El Comité Internacional de la Cruz Roja asegura que en esta zona hay unos 25.000 desplazados internos por la violencia de Boko Haram.

El propio presidente de Nigeria, Mahamadu Buhari, admitió en su cuenta de Twitter el bombardeo accidental de población civil cerca de Rann y mostró su solidaridad con los muertos y heridos. Por su parte, el doctor Jean-Clément Cabrol, director de operaciones de Médicos Sin Fronteras, aseguró que “este ataque a gran escala contra personas vulnerables que ya han huido de la violencia extrema es traumático e inadmisible. La seguridad de los civiles debe ser respetada. Hacemos un llamamiento urgente a todas las partes a que faciliten las evacuaciones de los supervivientes que necesitan ayuda médica de emergencia por aire o por carretera”.

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Desde que en 2014 el grupo terrorista Boko Haram alcanzara su máxima expansión haciéndose con el control de una vasta extensión de territorio en el noreste de Nigeria, el Ejército de este país africano puso en marcha una amplia ofensiva a la que se sumaron los países vecinos, Chad, Camerún y Níger en un intento de acabar con este grupo que ha provocado unos 20.000 muertos y 2,5 millones de desplazados internos y refugiados, así como una crisis humanitaria sin precedentes en esta región.

Debilitado, cada vez más acorralado en campamentos situados sobre todo en las montañas de la frontera con Camerún y en la zona del Lago Chad y sumido en divisiones internas, Boko Haram sigue mostrando sin embargo una enorme capacidad de golpear en ataques y atentados que cada vez tienen más como objetivo a los propios refugiados y en los que utilizan con frecuencia a terroristas suicidas, en muchas ocasiones niñas que camuflan artefactos explosivos debajo de la ropa.

En varias ocasiones organismos internacionales de Derechos Humanos, como Amnistía Internacional, han denunciado que el Ejército nigeriano ha llevado a cabo ejecuciones sumarias o la muerte en detención de cientos de personas acusadas de formar parte de Boko Haram. En 2015, el presidente nigeriano llegó a destituir a dos altos mandos militares acusados de encubrimiento en la muerte de civiles a manos del Ejército.

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Sobre la firma

José Naranjo
Colaborador de EL PAÍS en África occidental, reside en Senegal desde 2011. Ha cubierto la guerra de Malí, las epidemias de ébola en Guinea, Sierra Leona, Liberia y Congo, el terrorismo en el Sahel y las rutas migratorias africanas. Sus últimos libros son 'Los Invisibles de Kolda' (Península, 2009) y 'El río que desafía al desierto' (Azulia, 2019).

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